El G5 del Sahel es una organización internacional compuesta por Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger con sede central en Nuakchot y secretario general permanente de Níger (Najim Elhadj Mohamed). El objetivo de esta organización supranacional consiste en la lucha contra la criminalidad internacional en la zona, contra el cambio climático, la pobreza e inestabilidad y a favor del desarrollo de la región. Estos países podrían estar divididos en dos bloques: el árabe magrebí y el subsahariano.
Mauritania pertenece al G5 del Sahel desde su posición atlántica y árabe magrebí mientras que el resto de países participan desde sus posiciones en África negra y sus organizaciones internacionales para el desarrollo regional y la lucha antiterrorista de tal forma que, el G5 del Sahel, aglutina a estos países y sus esfuerzos por separado dentro de organizaciones regionales vecinas en una sola organización para coordinar mejor la lucha contra los retos que se presentan en la zona.

Países del G5 del Shael
Esta zona históricamente siempre se ha mostrado como una región inestable y tras el proceso de descolonización la inestabilidad ha ido en aumento hasta alcanzar altas cotas de conflictividad desde los años noventa hasta ahora. En los años noventa la guerra civil que asoló Argelia en el sur enfrentando al gobierno socialista contra los islamistas incendió la región.
Las inmensas fronteras, la falta de control de las mismas al ser enormes y estar trazadas en zonas inhóspitas se reducen a puestos de control en carreteras fácilmente atacables. La pobreza endémica en la zona y el ambiente rural hizo que el islamismo se reforzara en el sur de Argelia y afectara a las zonas del norte de Mali, Níger y Chad.
En Chad la zona norte del país se convirtió en un peligroso santuario tras las guerras contra Libia y toda la estructura de fortificaciones que permitió que los grupos yihadistas fueran penetrando.
Existe, a nivel de terrorismo, dos grandes hitos y una gran amenaza. El primero es la Guerra de Libia que significó la caída de Gadafi y la disolución del estado tras enfrascarse en una guerra civil que permitió la penetración de los grupos terroristas en el país saltando desde el Sahel hasta el Magreb y el Mediterráneo.
El segundo hito fue la Guerra de Azawad en el norte de Mali que implicó la creación de un estado islamista a costa de dos tercios del territorio maliense que obligó a Francia a intervenir y sostener el país. Sin la llegada de Francia hoy Mali no existiría y el Sahel ardería más de lo que arde.
Esta zona, un anillo que une el Atlántico desde Mauritania hasta el mar Rojo en Sudán, tiene una longitud de 5.400 km de largo y 3.053.200 km², una zona enorme sin control donde habitan y pugnan grupos como Boko Haram en Nigeria, que penetra en las fronteras del sur del G5 del Sahel, AQMI (Al Qaeda del Magreb Islámico) o la MUYAO (Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental) en el norte de estas fronteras.
En esta región las milicias pugnan contra los débiles estados pero también entre ellos al existir dos tendencias enfrentadas: Al Qaeda y Daesh. Para poder luchar contra ellos Francia solicitó al Consejo de Seguridad de la ONU autorización para el despliegue de una fuerza conjunta en la región (el FC-G5S) con un presupuesto de 400 millones de dólares de los cuales Francia aportaría 50 millones.
Estados Unidos y Reino Unido dudaron de las opciones financieras del grupo pero al final se logró el permiso para desplegar esta fuerza sin Mandato de la ONU y de acuerdo con la Unión Africana. La misma estaría compuesta por cinco batallones de 750 soldados (un batallón por país) pudiéndose llegar a 10.000 hombres por batallón con autorización para atravesar fronteras, de hecho la zona estratégica es el cruce de territorios: Mali, Níger y Burkina Faso.
Esta organización nace como la evolución en el plano social, económico y militar de la Operación Barkhane llevada a cabo por Francia (2014-presente) y permite a Francia coordinar sus fuerzas con las del G5 del Sahel a todos los niveles. A finales del mismo año de la creación de esta organización y de la Operación Barkhane se llevó a cabo la «Operación Mangosta» (20-27 de diciembre de 2014) en la cual G5 y tropas francesas de la Operación Barkhane llevaron a cabo operaciones conjuntas en la zona dirigidas desde el centro de mando conjunto de Madama por Seyni Garba, Brahim Mahamat Seid y Pierre de Villiers, jefes de Estado Mayor de Níger, Chad y Francia.
Debido a esto la organización es mucho más que un club que pretenda sostener a Mali o atacar por la fuerza militar a los yihadistas, su objetivo es acabar con el tráfico de armas pesadas y ligeras que se da en esta zona por el increíble excedente de armamento producido por guerras como la de Argelia, Sierra Leona, Costa de Marfil, Sudán o Libia. Este comercio beneficia económica y armamentísticamente a estas milicias.
Al mismo tiempo luchan contra el tráfico de drogas en la región. Tanto de drogas blandas como el comercio de marihuana o hachís de Marruecos y con el cual las estructuras yihadistas se funden con las estructuras del narcotráfico regional para obtener más beneficios como con el tráfico de cocaína que desde América Latina inunda el Sahel rumbo al Mediterráneo y al mercado europeo y que supone ganancias millonarias que les permite no sólo sostenerse militarmente sino socialmente a través de programas de ayudas sociales en zonas donde el estado, como tal, no existe ganándose el apoyo, respeto, ayuda y lealtad de regiones enteras sin tener que combatir.
La lucha contra la trata de esclavos es otra de las grandes luchas del G5 del Sahel. Esta industria genera pingües beneficios además de permitir infiltrar a yihadistas entre sus filas para establecer redes Stay Behind en Europa. Este comercio es de los más boyantes de esta industria ilegal y posee rutas seguras que se bifurcan en territorio libio y marroquí copando a las autoridades italianas y españoles así como provocando fuertes tensiones en la Unión Europea.
Aparte de la droga, el tráfico de personas o el terrorismo, el puntal básico de estas campañas implica la lucha contra el blanqueo de capitales, cosa que cada uno de los cinco países hace a su manera y dentro de otras organizaciones internacionales que el G5 del Sahel coordina en la región que ocupa:
- Malí, Níger y Burkina Faso son miembros de GIABA, Grupo Intergubernamental de Acción contra el Blanqueo de Dinero y financiación del terrorismo en África Occidental;
- Mauritania a través de la GAFIMOA /MENAFATF con países del Magreb y el mundo árabe;
- Chad a través de GABAC (dependiente del CEMOC).
Sin embargo las medidas económicas implica no sólo el establecimiento de medidas contra el terrorismo sino de desarrollo en la región a través de la promoción de infraestructuras y de la inversión social pidiendo apoyo a organizaciones como el Banco Mundial.
Sin embargo la estructura económica internacional del Banco Mundial no ha invertido suficiente en la región y es China, a través de acuerdos bilaterales, los que están invirtiendo grandes cantidades de dinero en la región, lo que implica infraestructuras. Las relaciones comerciales África-China superaron los 200.000 millones de dólares mientras que el comercio de la Unión Europea con África fue de 137.000 millones de dólares.
Además en G5 del Sahel, con sus proyectos estructurales, rivaliza con una organización vecina: el Comité de Estado Mayor Operacional Conjunto compuesto por Argelia, Malí, Mauritania y Níger en 2010 y cuyo líder es Argelia. El cuartel general está en Tamanrasset, al sur de Argelia y un centro de información en Argel, sin embargo hasta ahora ha realizado pocas operaciones y su efectividad se ve cuestionada por Francia.
Argelia usa el CEMOC con el mismo objetivo que el G5 del Sahel aunque, en el fondo, lo que intenta es controlar un bloque regional que sostenga a Argelia como líder en el Magreb, refuerza su posición con sus aliados Saharauis del Polisario y, de paso, aislar a Marruecos debido a la pugna que existe entre ambos estados.
Argelia mantiene a través del CEMOC, aparte de la pugna con Marruecos, una lucha contra Francia por su presencia en la región a través de la Operación Barkhane y del G5 del Sahel. Argel acusa a París de neocolonialismo y de usar la organización como elemento injerencista para reforzar su poder e intereses en la zona de ahí que Argelia se negara a formar parte del G5 del Sahel aduciendo dudas en cuanto a posibles injerencias franceses en los asuntos internos argelinos.
En todo caso el G5 del Sahel está auspiciado por Francia que posee grandes intereses en las regiones del occidente saheliano en materia económica (como el Franco CFA), de importaciones y geopolíticas siendo, además, estas latitudes una de las fronteras avanzadas de la Unión Europea. (Foto: Wikipedia)
Por Koldo Salazar López
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