Bagram, la torturas de Estados Unidos en Afganistán

La intervención de los Estados Unidos en Afganistán fue una de las grandes pruebas de material militar previas a la gran Guerra de Irak de 2003. Los estadounidenses declararon una guerra contra el gobierno del Emirato Islámico de Afganistán (Talibanes) y contra la estructura de Al Qaeda en el país, infraestructura que ya fue atacada en 1998, tras los ataques del 11 de Septiembre de 2001.

La penetración en el territorio hizo que el gobierno rápidamente cayera y que los talibanes que se refugiaran en zonas montañosas y en áreas rurales pastunes en el centro-sur y norte del país así como en las regiones del Pastunistán de las zonas montañosas del noroeste de Pakistán.

La intervención de Estados Unidos, con mandato de la ONU y una coalición internacional, contaba con el apoyo de la Alianza del Norte, una organización formada por milicias de señores de la guerra tayikos, uzbekos y kirguises vinculados al tráfico de drogas y acérrimos enemigos de los talibanes.

Ellos, en las regiones del norte, se convirtieron en la fuerza militar más valorada por los Estados Unidos ya que les ayudaban en el terreno, las relaciones eran excelentes y, además, luchaban de forma muy dura contra Al Qaeda y los talibán. Una de las particularidades de estas milicias es que, en muchos casos, se convirtieron en grupos de escuadrones de la muerte que se dedicaban a secuestrar milicianos o sospechosos (junto con cazarecompensas pakistaníes) y los entregaban a los Estados Unidos a cambio de las sumas de dinero que pagaba Washington por lo que estas milicias se financiaban de forma extra con este trasiego.

Es legendaria la crueldad de los milicianos uzbekos de Abdul Rashid Dostum. Estos hombres capturados, muchas veces ni siquiera combatientes, fueron entregados a Estados Unidos que los encerró en la terrible cárcel de Bagram en el este del país. Bagram no es tanto una cárcel sui géneris sino una base militar norteamericana, la Bagram Airfield, donde existe un campo de detención.

En esta base se encuentra la Parwan Detention Facility, la mayor prisión militar del país que fue transferida al gobierno de Afganistán en el año 2013 pero donde se cometieron abusos, torturas y asesinatos que no tienen nada que envidiar a los de Abu Ghraib en Irak.

Dillawar

Foto de identificación de Dilawar cinco días antes de su asesinato

El caso Dilawar: torturas y escándalo

El caso Dilawar fue uno de los casos de tortura más famosos del centro de torturas de Afganistán, este hombre también llamado Dilawar de Yakubi era un taxista de etnia pastún que fue capturado por fuerzas afganas, transferido a los soldados de Estados Unidos el día 5 de diciembre de 2002 y llevado al Parwan Detention Facility de Bagram. Dilawar fue definido como una persona tranquila, ni violenta ni agresiva por parte de sus interpretes. Media 1,75 y pesaba 55 kilos.

El proceso de detención muestra la colaboración de Estados Unidos con las milicias afganas y pakistaníes y su creciente conversión en cazarecompensas para cobrar los jugosos precios que las tropas norteamericanas pagaban por yihadistas o talibanes.

Dilawar y los viajeros de su taxi fueron detenidos en un checkpoint habilitados en Yakubi (un pueblo de la provincia afgana de Jost) por milicias afganas y entregado ese mismo día a los Estados Unidos, tres de los pasajeros que sobrevivieron a las torturas (Parkhudin, Abdul Rahim and Zakim Shah) acabaron en la prisión estadounidense de torturas de Guantánamo Bay en Cuba.

Dilawar sufrió tales torturas que murió cinco días más tarde. La polémica ya estaba servida, un interno muerto por el transcurso de las investigaciones por motivos de las mismas (recordemos que la administración Bush renombró a las torturas como métodos de interrogatorio mejorados) pocos días del fallecimiento de otro (Habibullah) y del que hablaremos más tarde.

A Dilawar le colgaron del techo durante los cuatro días que duraron los interrogatorios provocando que sus hombros fueran dislocados y sufriendo lesiones muy graves en el tronco y abdomen, fue repetidamente golpeado a lo que respondía ¡oh, Allah! (Oh, Dios mío) de manera sufriente lo que para el personal destinado en la base le resultó gracioso y agrediéndole con más saña durante días sólo para oírle gritar. También se ensañaron con sus piernas hasta destrozarle los músculos y los huesos. Si Dilawar hubiera sobrevivido se le hubieran tenido que amputar las piernas por los severos daños. La doctora Elizabeth Rouse, la forense de Dilawar, dijo que había visto un daño similar a un hombre cuyas piernas habían sido atropelladas por un autobús.

La revista Time reportó las torturas de la siguiente manera:

El día de su muerte, Dilawar había sido encadenado por las muñecas a la parte superior de su celda durante gran parte de los cuatro días anteriores.

Un guardia intentó obligar al joven a arrodillarse pero sus piernas, que habían sido golpeadas por los guardias durante varios días, ya no podían doblarse. Un interrogador le dijo al Sr. Dilawar que podía ver a un médico después de que terminaran con él. Sin embargo, cuando finalmente lo enviaron a su celda, los guardias recibieron instrucciones de encadenar al prisionero de vuelta al techo.

«Déjelo», dijo uno de los guardias al Especialista Claus. Pasaron varias horas antes de que un médico de la sala de emergencias finalmente viera al Sr. Dilawar. Para entonces estaba muerto, su cuerpo comenzaba a endurecerse.

Pasarían muchos meses antes de que los investigadores del Ejército supieran un detalle final horrible: la mayoría de los interrogadores creían que el Sr. Dilawar era un hombre inocente que simplemente pasó su taxi por la base estadounidense en el momento equivocado. (revista Time 20 de mayor 2005). 

Sobre la detención de Dilawar se sabe que fue capturado por la milicia de Jan Baz Khan, un señor de la guerra que vigilaba la base de Camp Salerno de los Estados Unidos. La mañana en la que Dilawar fue capturado la base fue atacada por lo que la milicia organizó un grupo de búsqueda y seguridad para dar con los atacantes y capturaron a Dilawar y sus clientes.

Se supo después que el ataque fue organizado por el propio Jan Baz Khan para que Estados Unidos le ordenara buscar a los atacantes. Su estrategia sería que él capturaría al primer grupo de personas que encontrara y los entregaría como los autores del ataque ganándose el respeto y la admiración de los norteamericanos. Le salió mal ya que, a pesar de provocar el asesinato de Dilawar y el encarcelamiento de sus clientes en Guantánamo, Jan Baz Khan fue descubierto, detenido y encarcelado.

Dilawar dejó una viuda y una pequeña hija, Bibi Rashida.

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Dibujo de como eran torturados

Caso Habibullah

El Mullah (líder islámico) Habibullah era el hermano de un líder talibán local pero no estaba implicado en la guerra, su muerte acaeció un día antes de la captura de Dilawar, es decir, el día cuatro de diciembre de 2002. El caso fue destapado por Carlotta Gall, reportera del The New York Times en Afganistán en el año 2003 (un año después de los hechos).

Según se detalla en el reportaje y en el posterior certificado de defunción, La Capitana Carolyn Wood, comandante de la Compañía Alpha del 519º Batallón de Inteligencia Militar, y el Capitán Christopher Beiring, comandante de la 377ª Compañía de la Policía Militar llevaron a los prisioneros a Bagram para que fuera esposados con los brazos sobre la cabeza para ser privados de sueño (un método de tortura clásico) así como encadenados al techo (método usado con Dilawar).

El teniente general Daniel K. McNeill negó estas acusaciones y respondió que sus tropas sólo arrodillaban a sus prisioneros y los sentaban sobre sus propios muslos pero la realidad era bien distinta ya que ciertos soldados testificaron ellos daban «golpes de cumplimiento en las piernas» que, según ellos dijeron, se les dijo que esos golpes eran legales.

Sin embargo la autopsia de Habibullah revelaba algo bien distinto. En primer lugar la operación llevada a cabo por los forenses se dio dos días después de su muerte y fue clasificada como homicidio. El deceso se produjo por una embolia pulmonar resultado de fuertes y continuados golpes en las piernas, los ya mencionados e «inocuos» golpes de cumplimiento.

Caso Abdul Wahid

Este caso denota una estructura de secuestros, pago de rescates y sobornos por parte de las autoridades afganas cuyo modus operandi según John Sifton, de Human Rights Watch, y que relató a Associated Press, se basaba en el secuestro de civiles y la posterior amenaza de ser entregados a las fuerzas estadounidenses en Bagram pudiendo ser liberados a cambio de pagar sobornos o rescates.

El Caso de Abdul Wahid sigue este camino ya que fue capturado por soldados afganos junto con su primo Abdul Haleem que también declaró haber sido torturado el día 3 de noviembre de 2003. Abdul Haleem y el padre de Abdul Wahid declararon que los culpables eran los soldados afganos pero que los soldados de Estados Unidos conocían estos hechos y no actuaron.

En todo caso la autopsia de Abdul Wahid se llevó a cabo en la base de Bagram y la patóloga del ejército, la coronel Kathleen Ingwersen, concluyó que su muerte fue un homicidio causado por «Múltiples lesiones de fuerza contundente complicadas por probable rabdomiólisis [lesiones por aplastamiento extensivo de los músculos]«.

El cuerpo fue devuelto a su familia dos meses después con una nota de disculpa del ejército de los Estados Unidos en el cual declaraban que la víctima había muerto antes de ser transferida a las fuerzas de la coalición norteamericana.

La historia de Parkhudin

Parkhudin era uno de los afganos que iba en el taxi de Dilawar y que fue capturado por Jan Baz Khan, sobrevivió a las torturas y pasó de Bagram en Afganistán a Guantanamo Bay en Cuba. Parkhudin contó en 2005 a Tim Golden, del The New York Times, que al ser capturado fue colgado del techo en posición de estrés (como ya vimos antes), con una capucha y golpeado con saña junto con sus otros cuatro compañeros.

Dilawar murió a los cinco días pero él, Abdul Rahim y Zakim Shah pasaron a Guantánamo el 7 de febrero de 2003. Sin embargo un mes antes de su traslado (en enero de 2003) tanto la CIA como el ejército estadounidense en Afganistán sabían que eran inocentes. Fueron liberados en 2004 sin cargos y volvieron a Afganistán. Parkhudin dijo al reportero Tim Golden que cuando se reunieron con la familia de Dilawar fueron incapaces de relatar las torturas ni el sufrimiento que pasó el joven inocente hasta su muerte.

VÍDEO CON IMÁGENES DURAS, SI ES SENSIBLE NO LAS VEA

Testimonios

Mohammed Sulaymon Barre: Barre era un refugiado somalí que trabajaba en Afganistán para una empresa de transferencia de fondos y que fue capturado por soldados de Estados Unidos y encerrado en Bagram. Relata que fue arrojado a una cámara fría donde se mantuvo varias semanas a bajas temperaturas, recibía pequeñas raciones de comida si no firmaba acusaciones falsas sobre él que justificara y judicializara su cautiverio. La situación fue tan grave que las manos y los pies se le hincharon por el maltrato y no podía andar, fue liberado.

Zalmay Shah: este caso fue un escándalo y fue relatado en el the New Republic. Además generó una gran desconfianza entre los colaboradores autóctonos de las tropas de Estados Unidos ya que Zalmay Shah ayudaba al ejército norteamericano a buscar combatientes y yihadistas hasta que él mismo fue capturado, encapuchado, encadenado y desnudado, se le negó comida y se le torturó obligándole a mascar tabaco que luego se le obligaba a tragar ya que le tapaban la boca para que no lo escupiera.

Tras recordar a los interrogadores su amistad con «Tony» un agente de seguridad estadounidense en Afganistán en varias ocasiones, acabó siendo liberado. Fue contactado para más ayuda pero declinó trabajar para Estados Unidos desde entonces.

Escándalo y condena

El periodo de muerte y torturas de 2001 hasta 2004 provocó que el ejército de los Estados Unidos a través de la U.S. Army Criminal Investigation Command investigara el tema a fondo y habilitó toda una serie de cargos que iban desde el incumplimiento del deber hasta la tortura, mutilación y asesinato. Quince soldados fueron citados como investigados por el asesinato de Habibullah siendo nueve de ellos condenados.

Según The New York Times otros veintiocho estaban en investigación. Muchos soldados eran reservistas de la 377ª Compañía de la Policía Militar bajo el mando del Capitán Christopher M. Beiring. El resto estaba en el 519º Batallón de Inteligencia Militar bajo el mando de la Capitana Carolyn A. Wood que, como hemos visto, estaban directamente implicados en el caso Habibullah.

El caso de Bagram fue el primero en el que se realizó una investigación sobre torturas y maltrato a prisioneros en el siglo XXI por parte del tropas del propio ejército de los Estados Unidos; de hecho muchos de los investigadores de este episodio fueron transferidos poco después a investigar las torturas de Abu Ghraib en Irak.

La editorial de mayo de 2005 en el The New York Times relata lo siguiente:

«Lo que sucedió en Abu Ghraib no fue una aberración, sino parte de un patrón generalizado. Mostró el trágico impacto de la decisión inicial del Sr. Bush y sus principales asesores de que no iban a seguir las Convenciones de Ginebra o, de hecho, la ley estadounidense para los prisioneros tomados en operaciones antiterroristas. El archivo de investigación sobre Bagram, obtenido por The Times, mostró que el maltrato a los prisioneros era rutinario:

  • Encadenarlos al techo de sus celdas;
  • Privarlos de dormir;
  • Patearlos y golpearlos;
  • Humillarlos sexualmente;
  • Amenazarlos con perros guardianes.

El mismo comportamiento se repitió más tarde en Iraq».

Acusados que fueron condenados

De la 377ª Compañía de la Policía Militar

Sgt. James P. Boland: acusado en 2004 de asalto, maltrato e incumplimiento del deber en sus actuaciones el 10 de diciembre de 2002 (Caso Dilawar); y de incumplimiento del deber en la muerte de Habibullah. Se retiraron sus cargos y se le envió una carta de reprimenda, abandonó el ejército;

Spc. Brian Cammack: declaró que golpeó a Habibullah porque este le había escupido, fue declarado culpable de un cargo de asalto y dos cargos de declaración falsa, fue condenado a tres meses de prisión y degradado a soldado raso;

Pfc. Willie V. Brand: condenado en agosto de 2005 por asalto, maltrato, hacer una declaración jurada falsa y mutilación (en el caso de Dilawar), absuelto del caso Habibullah, fue degradado a soldado raso;

Sgt. Anthony Morden: declarado culpable de asalto, maltrato y hacer una declaración oficial falsa a 75 días de reclusión y degradado a soldado raso

Capt. Christopher M. Beiring: recibió una carta de reprimenda por su acción ya que sus cargos (incumplimiento del deber y de hacer una declaración oficial falsa) fueron retirados en 2006;

Spc. Glendale C. Walls: condenado a dos meses de prisión por uso de técnicas de interrogatorio abusivas en el caso Dilawar admitiendo ante el tribunal haber abusado de él durante las sesiones de tortura.

Del 519º Batallón de Inteligencia Militar

Sgt. Selena M. Salcedo: recibió una sentencia de una reducción de rango de un grado, una multa de $ 1000 y una amonestación escrita por su trato a Dilawar que consistió en pisar el pie descalzo de Dilawar, agarrarle la barba, patearlo y luego ordenarle al detenido que permanezca encadenado al techo;

Sgt. Joshua Claus: Se declaró culpable de los cargos de asalto, maltrato y declaración falsa y, recibió una sentencia de prisión de cinco meses en 2005;

Pfc. Damien M. Corsetti: fue investigado por sus actos en Bagram, de los que fue absuelto en 2006 pero por sus actos en Abu Ghraib (donde también estuvo desplegado) fue multado y degradado por supuestamente obligar a una mujer iraquí a desnudarse durante un interrogatorio. Fue dado de baja honorablemente en 2006. (Foto: screenshot)

Por Koldo Salazar López

 

 

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