El Festival Mundial de la Juventud, (parte 4): «Mi deseo de participar en el festival surge por mi interés en la historia reciente de Rusia»

Seguimos trabajando sobre el proyecto multipolar ruso y sus implicaciones con España, en este caso continuamos recopilando los valiosos testimonios de esos españoles que han acudido al Festival Mundial de la Juventud en Sochi, Rusia. En este momento contamos con la experiencia de David que nos deleitará con sus vivencias allí.

Me llamo David, tengo 26 años, soy de Madrid y trabajo en el sector ferroviario.

Mi participación en el Festival Mundial de la Juventud comenzó con su descubrimiento, a través de una publicación en el perfil de Instagram de la Embajada de la Federación de Rusia en España.

Mi deseo de participar en el festival surge por mi interés en la historia reciente de Rusia, tiempo durante el cual defendió un modelo económico y de sociedad alternativo ante la oposición de otros países y de poderosos grupos económicos. Aunque ese modelo en concreto, el soviético, ha desaparecido, Rusia sigue planteando una alternativa al Orden Mundial actual.  Asimismo, Rusia me supone un lugar muy exótico y llamativo, tanto a nivel lingüístico, como a nivel cultural y arquitectónico.

Participar en este festival suponía conocer de primera mano, a través de sus jóvenes, estudiantes y trabajadores de diferentes disciplinas, como es el día a día en Rusia, sus actitudes ante diferentes temas y sus intereses. Es impensable, en España, el poder interactuar, con miles de jóvenes rusos, en un entorno tan amigable y abierto. Y no solo rusos, sino personas de los lugares más inaccesibles del mundo, al menos para los europeos. Desde Irán hasta Palestina; de Abjasia, de Siria o de Vietnam. La oportunidad de formar parte de un evento así es increíble.

Uno de los aspectos que más me sorprendió es el asombroso recibimiento por parte tanto de los voluntarios como de los otros participantes. En concreto hablando de los rusos, tenía la duda respecto a cómo reaccionarían ante la presencia de europeos, dado el clima incendiario que se propaga en noticias y redes sociales. Si temía encontrar un clima frío o distante, lo que me encontré es un recibimiento cálido y afectuoso, donde con interés y sinceridad se nos preguntaba sobre nuestras regiones o ciudades, o intercambiábamos regalos. Incluso a nivel profesional, desde los Ferrocarriles Rusos, se nos invitó a participar en una conferencia junto al resto de ferroviarios rusos. No puedo describir la gran bienvenida que se me dió donde fuera que estuviera.

Sobre los rusos, me encantó descubrir la amplia diversidad cultural que existía entre sus participantes, provenientes de todos los lugares de la federación. Cada delegación rusa enarbolaba con orgullo, símbolos tanto de Rusia como de sus respectivas regiones, y me resultó fascinante conocer detalles sobre la vida en esos lugares. Algunos, como la república de Baskortostán, o Kaluga, de los cuales no conocía su existencia, y otros como Kursk, o Lugansk, donde la situación es muy delicada. Tener contacto directo con personas de todos esos lugares ha sido muy enriquecedor, y deseo poder volver a encontrarme con muchos de ellos en el futuro próximo.

Mi experiencia en el festival ha sido más positiva de lo que creía que podría ser, y sin ninguna duda ha superado mis expectativas. Animo a cualquiera que se plantee participar en eventos similares en el futuro a hacerlo sin prejuicios y con la mente abierta, y sea el motivo que sea por el que se sienta atraído por la cultura rusa, seguro que saldrá satisfecho de una experiencia así.

Muchas gracias a todos los voluntarios y organizadores del festival, y a Victoria Samoylova por facilitarnos tanto todo a los participantes españoles.

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