La revolución de Saur, el inicio del mundo moderno

Afganistán tiene una particularidad y es que la debilidad de sus modelos de estado contrasta con la fuerza de su población y la capacidad de resistencia de sus grupos armados. En este caso, como hemos ido viendo sobre Afganistán, los setenta fueron la década irania. Mientras el Shah Mohamed Reza Pahlevi intentaba evitar lo inevitable que acabó sucediendo en 1979. En Afganistán, marcada por el Gran Juego del siglo XIX entre rusos y británicos, el Shah de la dinastía mohamadzai caía en 1973 dando paso a una efímera república nacionalista con el presidente Daud (primo del Shah) que terminó en 1978.

La revolución de Saur es una consecuencia de la revolución de Daud. Por un lado la influencia soviética era importante en Afganistán por la provisión de material e instrucción militar al gobierno de Kabul, que se beneficiaba de buenas relaciones con Washington y del recelo de Pakistán.

Sin embargo, el proceso revolucionario de Daud implicó varios fracasos importantes, en primer lugar una serie de reformas en el campo le puso en contra de los terratenientes y las clases altas rurales en un país poco urbanizado, eminentemente rural y analfabeto. Esto puso en contra de Daud a la derecha y a los tradicionalistas afganos, que ya comenzarán a responder bajo un germen yihadista, de hecho, Gulbudin Hekmatyar comenzará su andadura yihadista en esta etapa.

Por otro lado, desde la izquierda, la citada reforma no se aplicó pero, al mismo tiempo, Daud se apoyó en el PDPA comunista de Afganistán, que también tenía muchos lazos con el KGB y de forma indirecta con la élite intelectual y militar afgana producto de varios hechos: el primero los cursos de formación militar soviéticos y por otro el ascenso, durante la revolución de Daud de 1973, de cientos de suboficiales comunistas o simpatizantes al rango de oficiales militares y de la policía.

El PDPA, fundado en 1965 y con dos alas: una radical marxista (Jalq) y una moderada (Parcham), comenzó a ser incómoda para el gobierno de Daud que tomó una decisión: destruir el partido.

Nur Muhamad Taraki, líder del Presidium desde 1965, era su principal cabeza, pero Daud no pudo capturarle. El plan de Daud consistió en encerrar y asesinar a un conocido e importante activista: Mir Akbar Khaybar y durante el duelo público capturar a los líderes del PDPA y acabar con ellos aplastando toda la amenaza, pero con lo que no contaba es que el PDPA había creado su contraélite y estaba en el campo diplomático, militar y político lo que provocó que cuando se detuvo a Nur Muhamad Taraki y a Babrak Karmal estallara una insurrección que extendió por todo el país en horas provocando una serie de protestas que aceleró un plan golpista.

Mientras la gente protestaba en las calles, a pesar de las advertencias para que se quedaran en casa salieron a la calle al mismo tiempo que se daba un golpe de Estado que acababa con la vida de Daud y elevaba al PDPA al poder. Todo había ocurrido desde el 17 de abril, fecha del asesinato de Mir Akbar Khaybar y el 27 de abril con la caída del gobierno de Daud y la muerte del mismo.

Rápidamente Abdul Qadir, un coronel, tomó las riendas del país y el día 30 de abril lo cedió voluntariamente a Nur Muhamad Taraki que proclamará la República Democrática de Afganistán y nombrará a Hafizullah Amin como Primer Ministro el 27 de marzo de 1979.

Nur Muhamad Taraki puso en marcha una serie de reformas con el objetivo de modernizar el país, emancipó a las mujeres, una reforma agraria y lanzó una campaña de alfabetización masiva que puso en contra a todos los islamistas y conservadores del país. Curiosamente en este periodo de consolidación socialista el apoyo de la URSS fue básico en materia de planificación económica, militar y de comunicaciones e industria. Dentro del país se apoyó por parte de las clases bajas y rurales las reformas hasta que el régimen se declaró ateo.

En ese momento la pequeña resistencia islamista a los regímenes del Shah de Afganistán y de Daud salieron del país y se instalaron en Pakistán entre mayo y junio de 1978 siendo el ISI pakistaní quién organizaría en los territorios tribales las milicias sobre la base de la solidaridad tribal e islámica a través de mezquitas y madrasas aunque aún no habían aparecido las gigantescas estructuras de la Red Haqqani, Hezbi Islami de Gulbuddin Hekmatyar, los señores de la guerra como Ahmad Sha Masud o Abdul Rachid Dostum.

De hecho, Estados Unidos, molestos por el asesinato del embajador de Estados Unidos en Kabul el 14 de febrero de 1979 con la consecuente ruptura de contratos, acuerdos y tratados, así como el giro y el desequilibrio que suponía un régimen comunista ortodoxo en Afganistán se guardaba un AS en la manga. El vecindario pakistaní e iraní estaba molesto. En Irán, en los estertores del régimen Pahlevi un estado comunista en su frontera oriental era como un clavo en el ataúd a pesar de la prácticamente desaparición del Tudeh, y los ayatollah victoriosos de la Revolución de 1979 tampoco veían con buenos ojos la influencia de la URSS en el empobrecido y dividido vecino.

Los norteamericanos, que comenzaron a preocuparse con la revolución afgana y estudiaban con la OTAN acciones y estrategias a tomar, formaron a estos muyahidines en Pakistán con la ayuda de Egipto y Arabia Saudí e instalaron emisoras de radio disidentes negociando con Hafizullah Amin, a través de la CIA, un golpe de estado contra Taraki, que también fue advertido por sus seguidores y el KGB en una parada en Moscú cuando viajaba a Cuba para una Conferencia del Movimiento de Países no Alineados. Ambos planearon las ejecuciones del otro a pesar de que Hafizullah Amin había sido el máximo impulsor del culto a la personalidad de Taraki. Amin, hombre fuerte del régimen y que era el Primer Ministro desde el 27 de marzo de 1979 asesinó a líderes leales a Taraki y comenzó la preparación del golpe.

Sin embargo, Amin, que negoció con la OTAN la salida de la URSS y la instauración de bases en el país dio el golpe de estado contra Taraki tras comenzar a reemplazar oficiales militares sin la autorización del Presidente y Comandante en Jefe siendo este incapaz de movilizar a sus leales debido a que las tropas eran leales a Amin. El 14 de septiembre decidieron negociar y Taraki fue asesinado y reemplazado por Hafizullah Amin, que se convirtió en el líder del Presidium y Secretario General del Comité Central del Partido Democrático Popular de Afganistán el día 16 de septiembre.

En el periodo de gobierno de Hafizullah Amin este se dedicó a desmontar el modelo marxista asesinando a miles de opositores tanto religiosos como seguidores de Taraki. La represión, asesinatos, destrucción y encarcelamientos masivos provocó el terror, de hecho, Hafizullah Amin sufrió varios atentados contra su vida. Sin embargo, a pesar de las buenas relaciones con Estados Unidos y tras defenestrar el modelo socialista del anterior presidente, se produjo la gota que colmaba el vaso: entregar Afganistán a los muyahidines de Hezbi Islami siendo Gulbuddin Hekmatyar su Primer Ministro y Hafizullah Amin el Presidente.

El día 27 de diciembre Hafizullah Amin sufrió un envenenamiento de su comida, producto de una operación del KGB, pero médicos soviéticos desconocedores del plan le salvaron la vida por lo que una unidad de Spetsnaz asaltó el palacio y asesinó a tiros a Amin, enterrando su cuerpo en un lugar oculto, convirtiéndose Babrak Karmal en el Presidente del Presidium del Consejo Revolucionario ese mismo día mientras las tropas soviéticas penetraban en el territorio del país, del que se irían en 1988. Karmal sería nombrado Secretario General del Partido Democrático Popular de Afganistán el 30 de diciembre.

Los dos hombres de Estados Unidos en Afganistán: Hafizullah Amin estaba muerto y Gulbuddin Hekmatyar (que aún vive) estaba anulado. Carter había firmado el 3 de julio de 1979 la autorización para que la CIA ayudara a los muyahidines contra Afganistán y el 27 de diciembre la URSS irrumpe en el país provocando la Primera Guerra Afganistán que se confirma como el asesino de imperios y se convierte en el escenario donde nace la yihad contemporánea que se hará presente en Occidente de forma contundente el 11 de septiembre de 2001. (Foto: Wikimedia)

Más sobre la década de 1970 en Afganistán:

LOS SETENTA: LA CONVULSIÓN AFGANA, DEL IMPERIO A LA REVOLUCIÓN DE DAUD

LA REPÚBLICA AFGANA DE DAUD (1973-78) DEL IMPERIO AL SOCIALISMO

Deja un comentario