Murtaja Qureiris es un niño de Arabia Saudí que ha tenido la mala suerte de ser chiíta en un país donde el apartheid religioso condena a los chiítas a duras penas de cárcel y a la muerte por la más mínima falta. Murtaja fue detenido hace cuatro años cuando contaba con trece, apenas un niño, mientras participaba en protestas dentro del país.
Las protestas que se produjeron hace cuatro años y que fueron comandadas por el ayatollah Nimr al Nimr, condenado a muerte por decapitación y ejecutado, sólo pedían igualdad de derechos en un país donde, incluso, la inversión económica en las regiones chiítas (en el este del país) es mucho menor que en las regiones wahabistas del oeste, donde está el centro financiero del país.
Los delitos de los que se le acusan son:
- Participar en protestas cuando tenía 10 años;
- Participar con 11 años en una manifestación que se produjo tras el entierro de su hermano mayor durante las protestas de la primavera árabe saudí (que provocó decenas de ejecuciones);
- En 2013 fue detenido y acusado nuevamente de protestar cuando acudió a una manifestación en bicicleta.
Los cargos se resumen en
- Unirse a grupo terrorista
- Sedición
Sentencia
- Pena de muerte por crucifixión
Los chiítas pedían poder tener derecho a formar parte del estado, del ejército, a practicar sus ritos de forma libre sin que se les persiguiera por ello, poder estudiar y escalar dentro del sistema educativo y social o que los crímenes de los sunitas-wahabistas contra ellos fueran condenados y no quedaran impunes. El imperio de la ley no existe para proteger a los chiítas o castigar los delitos contra ellos. A principios de año un niño llamado Zakariya Bader al Jayir, de seis años de edad, fue decapitado delante de su madre por un taxista wahabista saudí porque el radical descubrió que tanto la mujer como su hijo eran chiitas, no sólo nadie intervino sino que el taxista asesino no fue ni detenido.
Arabia Saudí es un país que abandera la defensa de los derechos religiosos de los musulmanes en Occidente y gasta ingentes cantidades de dinero en levantar mezquitas pero que no permite ni una iglesia en su territorio, es más…Arabia Saudí no tolera mezquitas u oratorios de otra corriente islámica que no sea el sunismo y cuanto más radical, mejor.
Arabia Saudí, de hecho, es un estado terrorista que ha financiado desde los años setenta muchos grupos yihadistas; los más famosos Al Qaeda y el Daesh.
Murtaja Qureiris se enfrenta a su propia ejecución en breve, ejecución que consta de elementos de tortura brutales e innecesarios ya que va a ser crucificado, lo que generará una muerte lenta y agónica. Ni que decir tiene que el juicio fue sumario, sin garantías legales y en los que concurrieron torturas, vejaciones y amenazas siendo encerrado a la espera de su ejecución en las prisiones de Dar al Mulahaza y la prisión para mayores de edad de Al Dammam.
El reino genocida (por sus crímenes en Yemen) compuesto por asesinos como los que mataron a Jamal Khashoggi en Estambul o a Nimr al Nimr en Arabia pero que también tienen encarcelado y torturado a latigazos a Raif Badawi va a crucificar a un joven de 18 años recién cumplidos. ¿Por qué inventarse noticias falsas sobre Irán, Rusia o Corea del Norte cuando sólo deben buscar noticias sobre Arabia Saudí que son reales?…por política, la misma que pasará por alto esta ejecución y seguirá negociando, relacionándose y haciéndose fotos sonrientes en despachos y salas de audiencias al más alto nivel.
Sin embargo en el proceso modernizador del gobierno de Arabia Saudí han decidido, con la nueva ley del menor, que toda persona menor de edad en el momento de la comisión del delito no puede ser condenada a muerte por lo que Murtaja Qureiris, al ser menor a la hora de haber cometido el delito según la sentencia, no va a ser crucificado pero deberá pasar doce años en la cárcel.
Por Koldo Salazar López