El Festival Mundial de la Juventud en Sochi, (Parte 2): «por el buen trato que he visto siempre en mi viaje no sólo por parte del Festival, sino también por parte de los ciudadanos rusos, que sólo tengo palabras de agradecimiento»

Soy Garin Moreno Mazadiego, estudiante de historia en Madrid. A mis 23 años casi recién cumplidos me animé a visitar Rusia de la mano de la delegación española. Como resumen, puedo decir orgulloso que los veinte días que he estado en Rusia han supuesto para mí una experiencia única e inigualable. Una experiencia que comenzaba con el Festival Mundial de la Juventud en la primera semana y proseguía con el Programa Regional en Nizhny Novgorod. Desde el primer día, el trato, ya sea por parte de los voluntarios o de los organizadores, fue excepcional. Nos recibieron en el aeropuerto de la ciudad de Sochi a altas horas de la madrugada y lejos de ver a los voluntarios cansados o desinteresados, estaban totalmente alegres. Prueba de ello es que realizaron un baile coordinado, y fue algo que me sorprendió bastante porque no eran voluntarios mayores, sino que eran jóvenes. Los jóvenes, debido a la edad, quizá están más interesados en realizar otro tipo de actividades propias de su generación. Eso es lo que sucede, al menos, en mi país, España, en donde no hay un sentimiento de responsabilidad nacional generalizado por parte de la juventud. En cambio, en Rusia he visto que sucede todo lo contrario. Casi todos los voluntarios tenían mi edad y se lo estaban pasando genial. Ayudaron en toda la semana del Festival a todos los extranjeros y nos trataron como verdaderos amigos. Me sentí como en casa.

En el Festival nos dieron la ropa oficial y la Tarjeta SIM con la que podíamos conectarnos a internet de forma gratuita. Estaba todo preparado para disfrutar del ambiente y de todas las actividades del gran evento. Por mi parte pude asistir a charlas de emprendedores y diplomáticos de muchos países amigos de Rusia, pero el momento de mayor impacto fue cuando asistí a la charla del Vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, Dimitri Medvédev y el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov. Fue un día que nunca olvidaré. Supuso para mí un gran honor poder verlos en persona, pues ambos son referentes internacionales en sus respectivas labores. Y para sorpresa de todos, el Presidente Vladimir Putin nos visitó en la ceremonia de clausura. Fue un momento histórico y absolutamente incomparable. Jamás olvidaré el ambiente de admiración que había en las gradas. En el futuro, tendré el honor de decir que lo vi con mis propios ojos, en vivo y en directo.

En toda la semana pude conocer a gente muy agradable de todas partes del mundo. Además de estar en el Festival, hubo un día que fui a visitar Sochi con mis compañeros de la delegación española y fue otra gran experiencia. Visitamos la ciudad y entramos a varios edificios históricos. Comimos allí después de dar un paseo por la ciudad. Vimos también el puerto y el paseo marítimo, y algo me sorprendió en nuestra visita. Vi a muchas parejas jóvenes rusas, algunas con uno o dos hijos. No encontrábamos a gente que no fuera rusa y eso me transmitía mucha seguridad. En Europa esto no pasa. Estamos acostumbrados a convivir con la delincuencia y el desorden social perpetrado por agentes externos. Pero en Rusia es algo totalmente diferente. El orden natural de las cosas se mantiene y no hay inseguridad. Gracias a la labor constante de los cuerpos y fuerzas de seguridad de Rusia, a los que les agradezco su honorable labor, yo no tuve miedo en ningún momento, y es algo que se agradece mucho. En Europa, debido a las políticas de inmigración que han llevado a cabo los gobiernos, estás más preocupado por vigilar con quien te cruzas que en disfrutar con tus amigos o familia de un paseo. Por ello, creo que Rusia es un ejemplo a seguir. No hay caos porque sus políticas son fuertes y no hay fallos en el sistema. Ojalá poder gozar de este sistema en España algún día.

Además de esto, vi que los comercios, así como restaurantes, tiendas u otros locales, estaban gestionados y dirigidos por rusos. Y encima por rusos jóvenes, lo cual, en la línea de lo que decía antes sobre la responsabilidad nacional, es envidiable para mí

En España los jóvenes quieren ser directivos y jefes de empresas o departamentos una vez que acaban la carrera en la universidad. Muchos no trabajan hasta los 22 o 23 años, y no aman ni defienden a su país cuando se dan situaciones de injusticia o deslealtad hacia la patria (ya sea por parte de gente de fuera o de los propios españoles). Hay un sentimiento de egoísmo muy grande en mi país, y eso se puede comprobar en la universidad. En Rusia, nuevamente, esto no es así. Por lo que sé, muchos rusos comienzan a trabajar desde los 16 años y es algo que ellos aman. Creo que es necesario para que los jóvenes asienten su cabeza, tengan responsabilidad y sepan lo que cuesta ganarse las cosas. Además, con el beneficio de tu trabajo puedes comprarte tus propias cosas y no depender de tus padres o la familia como ocurre en Europa.

A parte de estar en Adler y Sochi pude disfrutar, después, del Programa Regional. Tanto en Moscú como en Nizhny Novgorod había muchas parejas jóvenes, y volví a comprobar que el sentimiento de amor hacia la familia y los valores tradicionales son muy importantes en Rusia. En Moscú, después de un largo y muy satisfactorio viaje en tren desde Adler, vimos los lugares más importantes: la Plaza Roja, el Kremlin y un mirador desde el que se ve toda la ciudad y que se encuentra al lado de una universidad. La ciudad entera respiraba historia, modernidad y muy buen ambiente. De todas las ciudades en las que he estado, Moscú ha sido la más bonita. Lo que más me ha sorprendido es la limpieza de sus calles. No vi ni un solo papel o colilla en el suelo. Tampoco vi ni rastro de basura en Sochi, Adler o Nizhny Novgorod. En Rusia se nota que la gente se toma más en serio la limpieza y el orden público que en Madrid y tantas otras ciudades europeas que he visitado, como Londres, París, Roma u Oporto.

El último día, lo dedicamos a ver una exposición de todas las regiones de Rusia. Fue una oportunidad fantástica para conocer a fondo todos los territorios del país, lleno de etnias variadas y tradiciones diferentes. Sentí que el mundo se me hacía muy grande, pues nunca imaginé que tal variedad pudiera estar dentro de un solo país. Esa es la magia de Rusia. La exposición también recalcaba los proyectos presentes y futuros de Rusia, como sus misiones en el Ártico o la implantación de nueva tecnología en el sector aeroespacial, por ejemplo.

Después de estar en Moscú, fuimos a Nizhny Novgorod, en donde nos dividieron en grupos. Allí visitamos todos los lugares famosos, como el Kremlin de la ciudad, y conocimos en profundidad la cultura rusa participando en talleres creativos y asistiendo a exposiciones históricas, universidades y museos. En cuanto a las universidades, cabe decir que nos expusieron unas ofertas y becas muy atractivas y baratas, lo cual no sucede en Europa, en donde hay que desembolsar grandes cantidades de dinero por vivir y estudiar en la universidad. También tuvimos la oportunidad de visitar la gran fábrica de automóviles, en donde nos explicaron a fondo su historia. El último día fue el más emocionante, pues vimos un concierto de tenores y sopranos en el Auditorio Pakgauzy. Allí todos disfrutamos de una de las grandes escuelas de arte ruso, la de canto. Fuimos testigos de grandes emociones gracias a la profesionalidad de los cantantes. También, he de decir que en nuestro viaje a esta ciudad, la actitud de todas y todos los voluntarios fue increíble y muy amistosa. Yo mismo hacía bromas constantemente con las voluntarias de mi grupo, con las que mantengo y mantendré por siempre un recuerdo único. Gracias a ellas me divertí mucho y lo pasamos genial en los viajes en autocar. Sin ellas, como les dije en persona, no hubiera sido lo mismo. Representan una calidad humana muy difícil de encontrar en mi continente. A la vuelta me sentí muy triste de dejarlas. Ya forman parte de mi recuerdo en Rusia y siempre lo harán. Tienen, al igual que todo el pueblo ruso, un hueco en mi corazón.

Es por ello, y por el buen trato que he visto siempre en mi viaje no sólo por parte del Festival, sino también por parte de los ciudadanos rusos, que sólo tengo palabras de agradecimiento. Espero poder volver en un futuro no muy lejano. La unión de España, Europa y Rusia es clave para el buen devenir de los acontecimientos. Representamos los mismos valores europeos y compartimos la misma historia. Europa ha sido clave en el desarrollo de Rusia y Rusia ha sido clave para el devenir de Europa, y es por ello por lo que debemos volver a la línea de la concordia, la solidaridad y la cooperación que hemos tenido desde el fin de los totalitarismos. Solo así podremos preparar un futuro de garantía para las generaciones futuras. La defensa de la paz, el respeto y la amistad entre naciones es el proyecto que personalmente defiendo yo. Y creo firmemente que podemos defenderlo entre todos. Muchas gracias Rusia por todo lo que me has dado. Gracias de corazón.

Deja un comentario