El terrorismo yihadista en Europa

Ayer los terroristas golpearon España y ríos de tinta están corriendo sobre el tema pero la cuestión es mucho más compleja.

En primer lugar, como he señalado en otros artículos, nos encontramos con un terrorismo low cost, concepto que no se afirma exclusivamente sobre el coste de los materiales sino sobre el modus operandi, muy sencillo y al alcance de todos, la falta de un especial adiestramiento previo en armas o explosivos, incluso en tácticas de combate urbano y, lo peor de todo, la ausencia de estructura interna ayuda a crear un terrorista de bajo coste pero de alto valor añadido.

En el terrorismo clásico nos encontrábamos con diferentes fases: la fase de simpatía ideológica; la fase de reclutamiento; la fase de iniciación; la fase de aprendizaje y adiestramiento y, por último, la fase operativa.

Hoy en día todo el espectro entre la fase de simpatía ideológica y la fase operativa ha desaparecido porque, como decíamos, no existe estructura material sino vinculación ideológica. El ataque terrorista lo realiza un agente cuya vinculación con la estructura terrorista (que dista cientos o miles de kilómetros de él) es ideológica ergo la planificación y ejecución es independiente y autónoma pero la atribución por parte del grupo es directa.

En conversaciones con expertos criminólogos me dijeron que el tiempo de radicalización y ataque de un yihadista es de cuatro meses. Muy corto comparado con otras organizaciones terroristas previas ¿por qué?; en primer lugar nos encontramos con un poso religioso-cultural (la religión islámica) aplicada a un contexto socio político (las fracasadas revueltas de la «Primavera Árabe» y el auge de la segunda ola de yihadismo).

Este contexto socio político ha generado toda una campaña en medios de comunicación y en internet que ha llevado la guerra y la ideología terrorista a cada PC, Laptop y smartphone de cada usuario de internet que pueda simpatizar con esta ideología por lo que se ha economizado el flujo de información ideológica que antes sólo estaba disponible en círculos cerrados en mezquitas, organizaciones o grupos.

La información fluye por la red hasta que encuentra un sujeto sensible a esta realidad, normalmente la lógica del yihadista es simple y nace del complejo de víctima, el terrorista necesita victimizarse al mismo tiempo que carece de autocrítica para reflexionar sobre la razón de los problemas sociales, políticos y religiosos que azotan el mundo islámico por lo que esa incapacidad de poder llegar al fondo real de los problemas de estas regiones del mundo.

Al fin y al cabo la cultura de los musulmanes en Europa, una población injertada que está fuertemente vinculada a su herencia histórica, sublima la crisis de la Ummah islámica culpando a Occidente, que ha llevado una política nefasta en el mundo islámico desde la intervención de la URSS en Afganistán y las intervenciones de Estados Unidos y otros países en Oriente Medio o África.

Cierto es que el vacío administrativo e institucional dejado por la descolonización no pudo ser sustituido por administraciones propias y, después de un tiempo, las mezquitas fueron inclinando la balanza hacia su campo.

Al mismo tiempo de este factor psicológico e histórico en la ummah y la presencia de las comunidades islámicas en Europa, debemos centrarnos en el apoyo de las naciones europeas a regímenes abiertamente yihadistas como Arabia Saudí, Qatar, Kuwait, Emirtaos Arabes Unidos y, más recientemente, Turquía. Países que han promocionado, para ganar peso geopolítico en Europa (centro financiero y económico mundial ya que aquí hay países como Suiza, Luxemburgo, Liechtenstein o la City de Londres junto con La Défense de París donde se depositan los petrodólares). Se ha promocionado una ideología que ha radicalizado a una gran parte de la sociedad, ya que, tradicionalmente, nos hemos encontrados tres tipos de musulmanes:

  • Musulmán literalista: Musulmán que aplica de manera estricta el Corán y la Sunna, son un porcentaje medio. No todos los musulmanes literalistas son yihadistas-terroristas pero sí son los más susceptibles a los mensajes de odio, no se integran ni aceptan las normas de los países occidentales y tienden a aislarse. En este tipo caben los tablig, salafistas y wahabistas;
  • Musulmán moderado: No sigue el Islam desde un punto de vista radical, cumple con las normas básicas de la religión y puede estar relativamente occidentalizado y aceptar algunas normas de occidente, aunque no todas, puede llegar a simpatizar con grupos radicales pero sin unirse a ellos o apoyarlos totalmente (a no ser que se radicalice), suelen vivir en la periferia de la comunidad islámica, entre el núcleo radical y la sociedad occidental;
  • Musulmán agnóstico: No es creyente ni acepta el Islam como religión o mensaje teológico, pero sí como herencia cultural, de hecho en las comunidades europeas el Islam como elemento cultural es su vinculación con su herencia histórica. Suelen vivir fuera de las comunidades islámicas y estar muy occidentalizados pero no son ajenos a caer en el radicalismo ya que desde su aceptación del Islam como elemento cultural pueden entroncar con la teología islámica y, desde allí, caer en el wahabismo o el salafismo.

Iraqi_insurgents_with_guns,_2006

El trabajo de los países que han radicalizado a los musulmanes de Europa ha consistido en potenciar a los literalistas infiltrando movimientos wahabistas o salafistas y, al mismo tiempo, realizando campañas informativas en televisión y en internet para lograr la adhesión de los moderados (que son la gran mayoría de los musulmanes en el mundo) y de los agnósticos (la gran minoría).

Esta estrategia se ha realizado también en naciones islámicas como Egipto o Marruecos donde, en el pasado reciente, la sociedad estaba fuertemente occidentalizada y la mayoría de los musulmanes se movían entre la moderación y el agnosticismo (siempre oculto) y se veía al Islam como un elemento cultural e histórico importante, pero nada más. Sin embargo la ofensiva desde Arabia Saudí ha logrado doblegar a estos musulmanes radicalizándolos o condenándolos a la clandestinidad o al exilio mientras aniquilan las singularidades culturales del mundo islámico debido a que el radicalismo wahabista/salafista es un elemento supremacista árabe al mismo tiempo que desculturizador.

En Europa se ha vivido este mismo proceso pero dentro de las comunidades islámicas, de forma semi oculta y muy rápido, en apenas unos pocos años. Los servicios de seguridad no pueden controlar este terrorismo casi invisible más allá de la mera observación ya que la radicalización no viene exclusivamente de fuentes ilegales como páginas de grupos terroristas.

Además el modelo que buscan es parecido al de la revuelta. No buscan ataques espectaculares, precisos y elaborados ya que eso aumenta el riesgo de ser detectados y detenidos sino que buscan la acción directa, sencilla, fácil y poca espectacularidad pero que sea constante en el tiempo y con un flujo de muertos periódico, aunque sea pocas muertes en número.

Al mismo tiempo los grupos políticos, asociaciones y organizaciones no actúan bajo el conocimiento real de la situación o, si conocen la situación y al enemigo que se ha instalado en Europa, están ciegos actuando bajo el paraguas de la ideología y no de la efectividad. En primer lugar Europa debe revisar todos sus acuerdos con los países que promuevan o hayan promovido grupos armados terroristas sin importar el contexto o el tamaño del mismo y someter a estos países a sanciones constantes y duras.

A los grupos políticos y asociaciones que utilicen el terrorismo para justificar su ideología también se les debe sancionar. No es lógico que el grupo político CUP declare que: «Rechaza el terrorismo fascista fruto del capitalismo«.

En primer lugar este atentado no tiene nada que ver con el fascismo ni con el capitalismo (que, aparte son conceptos mutuamente excluyentes). Afirmar esto es un alarde de falta de sensibilidad, conocimiento, cultura y una terrible muestra de conveniencia política. El atentado ha sido fruto del yihadismo terrorista financiado por Arabia Saudí y países afines y tolerado (por los acuerdos financieros con estos mismos países) por occidente y que tiene en las comunidades islámicas europeas todo un vivero de personas a las que radicalizar, como ya se ha visto en Francia, Bélgica, Alemania, Reino Unido y, por desgracia, ahora en España

Jugar ideológicamente con este atentando sólo muestra el calado moral de estos grupos políticos y asociaciones y, por ello, deberían ser sancionados. (Foto: Wikimedia Commons)


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