Que el dominio global estadounidense establecido en los años noventa y desarrollado en la primera década del 2000 ha terminado no es ningún secreto.
El auge de Rusia y China así como de otras potencias regionales en América Latina y Oriente Medio han ido contrayendo la influencia de Estados Unidos alrededor del mundo. El multilateralismo genera toda una serie de nuevos socios comerciales y políticos a los diferentes estados del mundo no teniendo que estar, constantemente, bajo la esfera de influencia directa de Estados Unidos.
China es uno de los países con mayor poder económico, lo cual significa que puede influir en el mercado y en la política a nivel global para lograr expandirse; y el gobierno del gigante asiático se ha propuesto ser la cabeza del mundo en el siglo XXI.
En Asia China está proyectándose en las naciones del centro del continente. Durante los primeros años del siglo XXI se firmaron grandes acuerdos de colaboración en materia de seguridad y justicia, a fin de luchar contra el terrorismo uigur, para ello China tuvo grandes acuerdos con Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán; acuerdos que se reforzaron con la colaboración en materia económica.
En el mar del sur de China existe una gran presencia militar agravada con disputas por aguas territoriales con Filipinas y Vietnam. En Filipinas Estados Unidos tiene una gran influencia y bases militares ya que, durante años, El gobierno de Manila fue un gran transmisor de la influencia y proyección estadounidense en el sudeste asiático, tenía el mismo nivel que Tailandia frente a Washington.
Vietnam y China llevan disputándose una serie de aguas territoriales durante años. A pesar de que ambos países son socialistas las visiones de esta ideología, soviética Vietnam y maoísta China, desembocó en presiones diplomáticas y en sabotajes regionales a través de los Jemeres Rojos, de hecho ambos países tuvieron la Guerra chino-vietnamita en los setenta.
El aumento de poder chino, su modernización financiera y social así como su inversión en el campo militar y su progresiva agresividad en la región con el aumento de tropas y el uso de una diplomacia cada vez más dura amenazan tormentas para Washington.
En el Pacífico Oriental nos encontramos con la disputa entre China y Japón por la soberanía de las islas Senkaku, ambas naciones aseguran que les pertenece. Estados Unidos ocupó estas islas en 1945 hasta 1972. Estas islas forman parte del Tratado de Seguridad Estados Unidos-Japón; lo cual significa que, aunque Washington no haya hecho una declaración expresa sobre el apoyo a su soberanía, sí queda claro que tácitamente otorga la soberanía a Japón.

Soldado chino en la plaza de Tiananmen (Wikimedia Commons)
Por otro lado este tratado involucra directamente a los Estados Unidos en la defensa de este pequeño archipiélago en caso de ataque por una tercera potencia. En el año 2012 el gobierno japonés compró tres islas a un propietario privado lo cual generó protestas diplomáticas a gran escala por parte de China y elevaron la tensión hasta tal punto que tres patrulleras chinas entraron en territorio de estas islas, parte integral de Japón según el gobierno de Tokio, la situación se resolvió diplomáticamente y no hubo más conflictos, pero la disputa continúa ahí.
El aumento del poder de China en América Latina con la entrada económica y los lazos financieros con países como Ecuador, con el que alcanzó acuerdos de venta de petróleo, asegurando una base geoestratégica que le ha permitido proyectarse hacia la América del sudoeste. Otro gran avance ha sido el establecimiento del Canal de Nicaragua, esta obra de ingeniería beneficiará al país centroamericano en las increíbles cantidades de dinero que ingresará por el uso de este canal pero, también, dará a China la opción de explotar una nueva ruta comercial con el Caribe, la costa este americana y Europa, más rápida, barata y cómoda y, al mismo tiempo, permite la proyección china en centroamérica.
En África, China ha venido trabajando varios años y su objetivo era asegurar las fuentes de suministros y establecer bases logísticas y financieras con las cuales proyectarse y lo ha logrado, lo más importante ha sido la creación de la base militar en Djibouti, cerca de Oriente Medio. Esto permitiría controlar la ruta del Índico-mar Rojo-mar Mediterráneo, asegurar su presencia militar en la lucha contra la piratería en el estrecho de Adén y el auge de los yihadistas en la zona y, al mismo tiempo, le servirá para ganar influencia en la zona este de África, la zona de influencia necesaria para China, ya que el objeto del gobierno de Pekín es acercar las bases de suministros lo máximo posible a sus fronteras.
En materia de ciberseguridad Estados Unidos debe protegerse frente a la increíble inversión en material y hackers que ya han logrado atacar grandes empresas transnacionales estratégicas, bancos y administraciones públicas, sobre todo vinculadas a la economía, el área militar y de la comunidad de inteligencia así como el robo de datos personales. La ciberseguridad de Estados Unidos frente a los métodos de Rusia y China son ineficaces para la contención efectiva de estos ataques.
En materia económica China es el gran socio comercial de Estados Unidos, aunque desde el año 2016 el gobierno de Pekín decidiera deshacerse poco a poco de la deuda externa de Washington (poseía 1.12 billones de dólares), ahora el mayor tenedor de deuda estadounidense es Japón con 1.13. La compra de deuda de Estados Unidos significó una gran influencia de Pekín sobre Washington, pero también que el tipo de interés del Estados Unidos se mantuviera bajo y China pudiera comerciar de una forma más competitiva.
Ahora China está vendiendo la deuda estadounidense y comprando yuanes (su propia moneda) a fin de reforzarse económicamente. El problema es que la economía de Estados Unidos depende más de China que China de Estados Unidos lo cual significa que si la economía del gigante asiático empieza a contraerse, Washignton será el primer afectado. El problema es que la economía china, después de varios años de creciemiento rápido y constante ya no se expande tan rápidamente y está empezando a desacelerarse lo cual traerá graves problemas para Estados Unidos ya que si China entra en una crisis, aunque sea leve, el Imperio Norteamericano podría caer irremisiblemente y, con él, todos sus socios europeos, latinoamericanos y orientales. (Foto: Wikimedia Commons)
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VAMOS CHINA, CON TODO MI CORAZÓN,COMO ME ALEGRA LA GRAN ALIANZA ESTRATÉGICA DE CHINA Y RUSIA SE VIENE LA RUTA DE LA SEDA DE LA CHINA IMPERIAL, COLABORANDO Y SI ES NECESARIO LUCHAR JUNTAS NO HABRÁ LIMITES INCLUSO PODRÁN VIAJAR AL ESPACIO Y COLONIZAR NUEVOS PLANETAS, HABRÁ UNA NUEVA ERA DE PAZ Y PROGRESO DE LA ESPECIE HUMANA NUNCA ANTES VISTA
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PERO ANTES TANTO CHINA COMO RUSIA TIENEN UN FEROZ ENEMIGO QUE HAY QUE REDUCIR A POLVO, EE.UU QUE DURANTE DÉCADAS HAN DOMINADO EL PLANETA CON SU SUPERIORIDAD AÉREA CUALITATIVA Y CUANTITATIVA Y SU FORMIDABLE FUERZA NUCLEAR DISUASIVA DE SUS SUBMARINOS NUCLEARES, SI ESE PODER ESE PODER SE NEUTRALIZA CON UNA NUEVA GENERACIÓN DE ARMAS, LO QUE QUEDA ES DESARROLLAR PODEROSOS ROBOTS Y DRONES QUE LOS IDENTIFIQUEN E INCINEREN EN EL CAMPO DE BATALLA, PERO EL GOLPE FINAL LO HARÁN LOS HUMANOS SUS PODEROSAS, BIEN ENTRENADAS Y EQUIPADAS FUERZAS TERRESTRES PARA DECAPITARLOS SIN PIEDAD
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algo es cierto y es que la moneda dolar que tiene China en abundancia, le permite comprar de todo en Europa, y hacer todo tipo de inversiones en Latinoamerica, amen de Africa y Centroamerica, y el objetivo es deshacerse paulatinamente de esa moneda, que con el tiempo se ira a pique y perdera su valor, ya que solo es un papel verde, y no tiene respaldo de oro, que es la base de sustento de las diferentes monedas
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