La Guerra chino-vietnamita de 1979 es una de las guerras menos conocidas de Indochina. Curiosamente enfrentó a ambos estados, teóricamente aliados durante la guerra estadounidense del Vietnam. Desde la revolución cultural de 1965 China se había distanciado de las tesis soviéticas lo cual agregó tensión al bloque comunista que, en el sudeste asiático se desangraba con la Guerra de Vietnam y los Jemeres Rojos.
Visiones socialistas
Esta guerra fue un conflicto entre dos visiones del socialismo encarnadas en Vietnam, de corte socialista soviético, y la Camboya maoísta de los jemeres rojos. Ambas visiones y grupos militares y paramilitares habían estado unidos con la invasión de los Estados Unidos, de tal forma que el enemigo común fue capaz de unir estas dos visiones socialistas, la de Moscú y Pekín, y sus recursos humanos en la región.
El Vietcong recibió ayuda económica, armamentística y diplomática de la URSS y de la China de Mao, así como colaboración de grupos y milicias socialistas en Camboya, Laos y Vietnam del Sur.
Una vez acabada la guerra en 1975 y reunificado Vietnam, los jemeres rojos toman Phnom Penh y ponen fin a la dictadura pro estadounidense de Lon Nol. Tras eso el grupo de Pol Pot se hace con el poder y lleva a cabo una redistribución política basado en los postulados del maoísmo sólo que llevados al extremo más radical.
Geopolíticamente existía una región, Indochina, que se encontraba escindida, dividida entre la influencia maoísta y soviética que, en ese momento, estaba equilibrada debido a que ambas ideologías controlaban países potentes y fuertes, el problema vino por el comportamiento de los jemeres rojos.
Rápidamente los camboyanos, al hacerse con el poder, iniciaron toda una serie de maniobras de ingeniería social enfocadas a la «purificación» de la sociedad camboyana. El régimen había asumido de forma tan profunda la teoría del enemigo interno que, una vez que los camboyanos estaban bajo el yugo total del Angkar (el partido/estado) y se exterminaba a miles de ellos en los campos de la muerte. Camboya miraba cada vez más a Vietnam.
La cuestión era simple, para los jemeres rojos Vietnam era un estado enemigo que practicaba un modelo socialista equivocado y quería desestabilizar el país con sus aspiraciones imperialistas por lo que iniciaron una serie de campañas a lo largo de la frontera. Entre 1977 y 1978 causaron la muerte de miles de ciudadanos vietnamitas.
Los ataques obligaron a crear una zona desmilitarizada a instancia de los vietnamitas, que eran los que estaban sufriendo los constantes ataques camboyanos, pero Pol Pot siguió hostigando las fronteras por el miedo que tenían de que Vietnam fuera capaz de controlar a las demás milicias socialistas y se convirtiera en una potencia regional que proyectara el socialismo soviético en la región, lo cual les haría perder importancia e influencia y, además, podría llevarles al aislamiento.
China, asimismo, temía profundamente perder el control de su patio trasero y verse cercada por la URSS en el norte y por su aliado estratégico en la región de Indochina, por eso se volcaron con los radicales maoistas de Camboya, que se encontraban bajo el paraguas de Pekín.
Casus belli de la Guerra chino-vietnamita
Los jemeres rojos penetraron dos kilómetros en Vietnam y masacraron a más de 3.000 vietnamitas cuando estos se negaron a reconocer sus «aspiraciones imperialistas», que era la acusación que Pol Pot hacía contra la República Popular de Vietnam.
Este fue el casus belli que produjo la guerra. Vietnam invadió la Camboya de los jemeres rojos el 21 de diciembre de 1978, invasión que se tornó masiva el día 25 de diciembre de ese mismo año. La Comunidad Internacional respondió apoyando a los camboyanos y condenando a los vietnamitas por realizar una campaña militar contra un tercer país. El Derecho Internacional no permite las violaciones de la soberanía nacional. De hecho el depuesto príncipe de Camboya, Norodom Sihanouk, acusó a Vietnam de invadir su país, aunque se distanció de los jemeres rojos.

En el campo de exterminio S21 los jemeres rojos hicieron un mapa de Camboya con cráneos humanos (Wikimedia Commons)
China ayudó abiertamente a los jemeres rojos, así como Tailandia y Estados Unidos, que veía en los radicales camboyanos la forma de vengarse de los vietnamitas y de desestabilizarles.
Mientras los vietnamitas iban avanzando mostraban al mundo los horrores de la administración de Pol Pot y su horrible utopía. El siete de enero de 1979 terminó la guerra y se constituyó la República Popular de Kampuchea, la sociedad camboyana vio a los vietnamitas como libertadores, sobre todo cuando se inició la salida de los campos y el retorno a las ciudades. En este momento los jemeres rojos huyeron a la selva y se convirtieron en guerrilla, a la que debería enfrentarse Heng Samrin.
Al ganar Vietnam en Camboya, ocupar el país e instalar un gobierno afín, el sovietismo socialista había ganado, lo cual generó la incomodidad de Tailandia y China:
Tailandia veía con miedo la victoria vietnamita sobre Estados Unidos, la potencia política del nuevo país y su influencia en Indochina podía poner en peligro las aspiraciones de Bangkok. Para el gobierno tailandés los jemeres rojos eran un mal menor, no tenían capacidad militar para enfrentarse al ejercito ni para tener influencia en la región, además los jemeres rojos eran el tapón perfecto que impedía que el sistema vietnamita llegara hasta sus fronteras.
De hecho, hasta la retirada de Vietnam en 1991, Tailandia gestionó la cuestión vietnamita en Camboya como un conflicto fronterizo más que regional.
Visión de China: GUERRA
Duró veintisiete días y enfrentó a la China de Deng Xiaoping con la Vietnam de Le Duan, sucesor del mítico Ho Chin Minh. El día diecisiete de febrero las tropas chinas cruzaron la frontera de Vietnam en una operación de castigo por el ataque y derrocamiento de su estrecho aliado en la zona.
El objetivo de los chinos consistía en derrocar al partido comunista vietnamita y ocupar el país, pero la situación se complicó para Pekín, el ejercito vietnamita utilizó la misma estrategia de guerra de guerrillas que usaron con los estadounidenses, lo que significó una auténtica debacle para las tropas invasoras, y eso que las tropas mejor formadas de los vietnamitas estaban en la vecina Camboya.
La estrategia de ataques furtivos y rápidos, la penetración en las espesas selvas y el uso de la red de túneles hizo que los chinos se replantearan la situación. La estrategia consistía en el envío masivo de contingentes que ya utilizó en la Guerra de Corea, cosa que les sirvió en las zonas fronterizas cuando tomaron Lang Son, pero las bajas, más de veinte mil en veintisiete días y con una penetración y ocupación muy leve en territorio vietnamita les hizo abandonar la contienda, excusándose en que estaban realizando una operación restringida cuando, en realidad, lo que temía el gobierno de Pekín era quedar empantanado en una guerra interminable y sufrir una sangría, como ya le pasó a los Estados Unidos.
Los conflictos fronterizos entre ambos países continúan a día de hoy, pero fueron mucho más virulentos en la década de los ochenta. Camboya tendría un gobierno socialista propio tutelado por la ocupación vietnamita, que fue bastante suave, hasta el año 1991.
Geopolíticamente con la caída de los jemeres rojos China perdió influencia en Indochina, que caería bajo la influencia soviética a través de su aliado regional interpuesto, Vietnam. (Foto: Wikimedia Commons)
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Un gran artículo, muchas gracias por tu trabajo, me ha sido de gran ayuda.
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Muchas gracias Sara, me alegro que sea así.
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