Mientras que se acerca el fin del grupo terrorista internacional Estado Islámico en sus posesiones territoriales en Siria e Iraq, la mancha de la segunda ola del yihadismo internacional continúa agrandándose. Su presencia en África es real: Somalia, Libia, Mali y Argelia o Nigeria son sus principales bases, en Asia: Filipinas, Pakistán o Afganistán son sendos lugares perfectos para establecer bases permanentes.
Las ramas locales del Estado Islámico están creciendo de una forma muy preocupante. El Presidente Trump en sus mensajes no ha nombrado la situación que se está dando en Afganistán, pero los miembros de inteligencia y militares en el país han solicitado formalmente el envío de refuerzos.
El nicho de poder que ha dejado Al Qaeda, con menos recursos y más pobre que el Estado Islámico, ha hecho que el grupo fundado por Bin Laden haya ido sufriendo una lenta agonía que lo está convirtiendo en una formación cadavérica, frente a esto el ISIS está ocupando la vacante. Los talibanes son otra cosa, siempre han sido poderosos en Afganistán porque representan, también, un grupo localista formado mayoritariamente por pastunes de Afganistán y Pakistán.
La alianza entre el grupo Talibán y el Estado Islámico es una realidad, de hecho ya han muerto cabecillas del ISIS en ataques en ambos países, y ahora han provocado un brutal atentado en Kabul que ha dejado 38 muertos y 70 heridos.
Este atentado significa que las fuerzas afganas dependientes del gobierno de Ashraf Ghani Ahmadzai son incapaces de controlar la capital.
Desde el fin de la Guerra de Afganistán de 2001 los talibanes, poco a poco, desde sus santuarios en Pakistán (su gran patrocinador junto con Arabia Saudí) fueron reconquistando lentamente el territorio infiltrándose en áreas rurales, Estados Unidos no pudo contenerles, de tal forma que sólo ciertos núcleos urbanos estaban bajo el control del Gobierno de Kabul y ahora la capital tampoco es segura.
Las fuentes de información dejan muy claro que fuerzas talibán y del Estado Islámico tienen grandes facilidades a la hora de entrar y salir de la ciudad, de tal forma que estaríamos ante una situación mucho más grave de lo que se nos demuestra.
En Pakistán la situación continúa tranquila, pero la tensión en Peshawar, Karachi u la zona del noroeste nos hace pensar en que la alianza táctica entre talibanes y Estado Islámico está reforzando a ambos grupos en ambos lados de la frontera, pero la lección aprendida en Siria e Iraq de no abrir dos frentes a la vez está llevando a que esta terrorífica alianza esté inmersa en una campaña en territorio afgano, y Kabul ha sido su objetivo.
El Estado Islámico en la Provincia de Jorasán, rama local de este grupo terrorista, posee su centro en el tribal y conflictivo Afganistán, esta célula está activa en el país, pero también afecta a Irán, Turkmenistán, Tayikistán y Uzbekistán, de modo que es un peligro real en el centro de Asia. (Foto: Wikimedia Commons)
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