En el antiguo testamento (Tanaj hebreo) existe un personaje llamado Sansón, uno de los «jueces» o líderes tribales del pueblo de los israelitas (hoy son los modernos palestinos). Este líder, según cuentan en el texto religioso, murió matando a más de tres mil filisteos cuando fue encadenado a los pilares que sostenían el techo de un templo durante una celebración.
La opción Sansón de Israel no está muy desencaminada con la historia bíblica. David Ben Gurión, primer Presidente del Estado de Israel, dejó claro que una sola batalla perdida podía significar el fin del estado. Para poder sobrevivir llevaron a cabo la creación de un ejercito potente, Israel es un estado militarizado, un servicio secreto con un gran hincapié en los asesinatos, no solo de palestinos sino de opositores alrededor del mundo, un programa de destrucción de Oriente Medio llevado a cabo mediante estudios sociológicos para encontrar la mejor forma de destruir las naciones de la región de Oriente Medio que no sean sus aliados, como ha ocurrido con Siria, o en el peor de los casos trabajar para que Estados Unidos destruya países netamente antisionistas como Iraq, mismo trabajo que está haciendo Arabia Saudí en Yemen.
Junto a esto nos encontramos con que, aparte, Israel es un estado nuclear. Gracias al técnico israelí de origen marroquí Mordejai Vanunu, que filtró a la prensa la realidad del programa nuclear israelí en Dimona, se confirmaron las sospechas de la nuclearización de Israel, lo cual convierte al país con más resoluciones condenatorias de la ONU (el palmarés de la vergüenza), violador de los Derechos Humanos y del derecho internacional, que se dedica a destruir países mediante la financiación y ayuda a grupos terroristas y mercenarios en una potencia nuclear que, también, se ha dedicado al asesinato de civiles en Irán, civiles que eran físicos que trabajaban para el programa nuclear iraní, ya finiquitado.
La opción Sansón es una opción nuclear de disuasión pero no es para tomarlo a broma. No es la disuasión de USA-URSS con la destrucción mutua asegurada y el juego geopolítico y el mantenimiento de la tensión para el normal devenir político, no. Hablamos de una opción perfectamente planificada y preparada que consiste en que en caso de conflicto militar y ante la perdida de la guerra y posterior ocupación por una potencia externa o frente a su eventual desaparición Israel se inmolaría, como ya hace con sus soldados mediante el «Protocolo Hannibal«, lanzando ataques nucleares contra el/los estados agresores y contra todos los países opositores a Israel, otras fuentes hablan de que el ataque implicaría también, de forma eventual, a sus propios aliados.
Sin embargo esto no es sólo una opción de última instancia sino que es una opción para desarmar a los enemigos frente a ataques israelíes. Louis René Beres, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Purdue, en un artículo de 2004 declaró que la Opción Sansón debía de ser contemplada desde el punto de vista de la seguridad, ya que la protección de Israel sería más fácil si esta queda en manos de armas nucleares en lugar de armamento convencional y que eso podía servir para evitar respuestas de otros países frente a ataques preventivos y sorpresivos contra otros países (como quería hacer con Irán).
La opción nuclear no es una cuestión de seguridad sino una cuestión de superioridad de Israel frente a las naciones árabes cuyo destino en este contexto es la de ser cómplices felices como Arabia Saudí o enemigos exterminados como Palestina, donde se está produciendo un genocidio, o Siria e Iraq (entre otros) donde la situación real es que Siria es un estado destruido e Iraq es un estado fallido e Irán es un estado nuclearmente desarmado y a merced de Israel.
Otra cosa es que Israel no forma parte del tratado de no proliferación de armas nucleares. En todo caso hay que luchar contra la opción de que Israel tenga armamento nuclear, un estado que propugna el apartheid, el racismo y el supremacismo y que está exterminando a los palestinos e induciendo guerras en Oriente Medio para destruir cualquier oposición a sus planes expansionistas y que colabora con regímenes terribles como Arabia Saudi (a la que quiere nuclearizar) no se puede permitir, la ONU debe de examinar sus instalaciones y arsenales de armas de destrucción masiva y obligarles a destruirlas, no sólo a ellos sino a todas las naciones que las tengan. (Pixabay)
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