La situación de los chiitas en Irak ha sido siempre muy compleja, tanto como la de los kurdos. A pesar de que la cuestión chií en Irak ha sido siempre una cuestión de índole religiosa y no étnica, como en el caso kurdo o asirio. En el caso de los chiitas, tan árabes como sus hermanos sunitas, la cuestión se plantea de forma diferente. Los sunitas son una minoría del centro – oeste del país que se han convertido en la élite política desde hace siglos. La definición sunita ha sido producto de su herencia abasida y otomana.
Frente a ellos los chiitas iraquíes, nacidos tan atrás en el tiempo que su escuela jurídica, la yafarí, es la primera del mundo islámica, es la mayoritaria en el chiismo y surgió en Irak. El chiismo estaba tan definido que en época de Hussein Mansur Hallaj, el poeta del siglo IX, por sus críticas fue acusado de Chií y el martirologio de esta rama del islam tiene a casi todos sus imames asesinados en tierras de Mesopotamia.
Asimismo, los chiitas han sido siempre la mayoría de la población de Irak, concentrados en el centro y sur desde Bagdad, abarcando las ciudades sagradas de Nayaf y Kerbala y llegando hasta Basora y el golfo. Son, en embargo, históricamente la comunidad más pobre y rural de la zona. Los desposeídos. En la era del Baaz iraquí, de corte árabe, laico y socialista, que fue mutando durante los ochenta en una suerte de régimen laico identitario sunita los chiitas fueron uno de sus grandes enemigos ¿por qué?, por el celo religioso de esta comunidad, el miedo a la exportación de la Revolución Islámica, incompatible con Sadam Hussein, y la pronta inspiración iraní de los revolucionarios religiosos chiitas en el país de los dos ríos.
Para ello el gobierno de Irán comenzó a trabajar en fundaciones sociales y políticas cuyo fin consistía en reivindicar la soberanía de los chiitas en Oriente Próximo y usarlos para desestabilizar a Sadam Hussein durante la Guerra Irán – Irak. Aunque los chiitas no se revolvieron de forma masiva sí crearon organizaciones sociales y caritativas que iban fidelizando tanto a la oposición chií identitaria y tradicional como a los abiertamente religiosos a la par que desde Teherán y se organizaban los grupos políticos bajo el control de la Guardia Revolucionaria Iraní. Estos grupos lucharon en las marismas del sur de Irak contra los baazistas de Sadam.
Los partidos y movimientos islámicos huyeron a Irán: el Partido Dawa o la Organización Acción Islámica, que consideraron crear el Consejo Supremo Islámico. El primer grupo islámico contenía a estos dos partidos además del Movimiento Muyaheden iraquí y Hezbollah del Kurdistán. El Consejo Supremo Islámico, compuesto por estos grupos crearon la 9º División Badr comandada por Hadi al Amiri. Elegido presidente en los ochenta y sigue ostentando el liderazgo de este grupo desde entonces.
La Organización Badr es el brazo militar del Consejo Supremo Islámico y es una copia iraquí del Sepah Pasdarán de Irán, grupo del que recibió entrenamiento y armas. La Organización Badr otorgó profundidad, ya en 1982 (año de su fundación) debido a que obtenían informes de inteligencia política y militar y servían como redes de captación, reclutamiento y entrenamiento de milicianos en etas etapas tan tempranas. Sin embargo, el Consejo Supremo Islámico se desarrollaría a los más altos niveles políticos y chocaría con Muqtada al Sadr. De hecho, el Consejo Supremo Islámico y el Partido Dawa de Nuri al Maliki son los dos partidos que más representan el sentir religioso de los iraquíes. No por nada es el de más largo recorrido político (desde 1957). Los dos grandes líderes que siempre chocarían serían Al Sadr y Ali al Sistani.
Hay que dejar claro que la vocación política del eje de la resistencia se plasma en que, dentro de Irak, a pesar de todas las milicias y partidos políticos, en el último caso son dos las coaliciones que representan los intereses de los iraquíes alineados con Teherán: La Coalición del Estado de Derecho dinamizada por el partido Dawa de Nuri al Maliki y compuesta por diversos partidos y que en las elecciones del año 2021 quedó en cuarto lugar con 502,188 votos (5.67% de los votos). De este grupo se escindió también La Alianza de la Victoria de Haider Al Abadi con posiciones no sectarias, moderada y de democracia islámica.
Alianza Fatah, la otra coalición iraquí alineada con Teherán y cuyo dinamizador es la Organización Badr obtuvo el quinto puesto 462,800 votos (5.23% de los votos).
El esfuerzo iraní tendría su recompensa ya que la primera tanda de reclutados fueron desertores iraquíes chiitas, opositores a Sadam y miembros de sus servicios de seguridad e inteligencia que huyeron de Irak o cambiaron de bando en la guerra. Entre los que cambiaron de bando estaban desde prisioneros de guerra chiitas (los arrepentidos a los que se refería Jomeini en los ochenta y que entraron a formar parte del Basij en la Guerra de Irak) como desertores iraquíes que, en activo, cambiaban de bando.
Estos quedaron encuadrados dentro del Basij o de la Organización Badr, una Red Stay Behind en Irak donde se fueron infiltrando en el tejido social iraquí en los ochenta y en los noventa, cuando entre el gobierno iraní e iraquí comenzaron a intercambiar prisioneros de guerra, ni que decir tiene que Badr participó en el alzamiento de las marismas del sur de Irak. La última gran entrada de miembros de Badr en Irak se produjo en 2002 cuando fueron infiltrándose en Irak para preparar la respuesta chiita a la invasión y caída de Sadam.
La ideología de Badr se basa en la creencia de la Velayat al Faquih, el poder supervisor islámico para un gobierno de corte secular con separación de funciones administrativas (que no separación de poderes real debido a que todo confluye hacia el sistema de ulemas que supervisan).
Esto pudo concretarse con la caída de Sadam Hussein y la partición del poder de forma sectaria en un presidente del Parlamento kurdo, un Primer Ministro con todos los poderes del Estado chií y un Presidente simbólico y casi sin funciones suní.
De Badr, como organización política, social y militar con un servicio de inteligencia activo y poderoso respaldado por el nuevo gobierno democrático iraquí, surgieron nuevos grupos militares y políticos. La organización escaló hacia el poder de la mano de otros partidos religiosos, algunos aliados y otros enemigos. Uno de los mayores enemigos de estos grupos es Muqtada al Sadr y su milicia chií Ejército del Mahdi por su oposición a la influencia iraní. La tesis de Al Sadr, religiosa y chiita se encuadra mejor en el identitarismo religioso árabe iraquí frente a la influencia y sostén iraní.
Por otro lado, La Organización Badr (con un poder comparable a Hezbollah en el Líbano) ha conseguido dinamizar grupos políticos y milicias paralelas y encuadrarlas dentro de las “Fuerzas de Movilización Popular” (fundada en 2014). Hay que tener en cuenta que el proceso de influencia iraní en Irak abarca tres periodos:
Años ochenta: Guerra Irán-Irak;
Años 2002-11: era de la preparación y desarrollo de la “Guerra de Irak de 2003” hasta la primera retirada de USA de Mesopotamia;
Año 2014-presente: lucha contra el DAESH, dinamización del Eje de la Resistencia, influencia y protección de fronteras de Irán frente a las tropas de USA en Irak, la inestabilidad en el Kurdistán y refuerzo de la influencia iraní en Irak.
La ristra de grupos y milicias chiitas, nacidas de los grupos como Badr o de los sadristas descontentos con Muqtada al Sadr, eran milicias semiindependientes ya que todas estaban interrelacionadas, respondían a los mismos intereses de autodefensas, tenían matriz y estructura política y social y estaban totalmente coordinados, hasta tal punto que se han dado casos de doble pertenencia a diferentes por parte de milicianos y colaboradores siendo que en el vértice de cada grupo se coexistía con otros líderes, casi de forma colegiada, que estaban asistidos y controlados por el Sepah o la Fuerza Quds.
Para organizar todos estos grupos, no todos musulmanes, se organizó una serie de organizaciones paraguas, la más importante las “Fuerzas de Movilización Popular”(en 2014). Las FMP organiza a todos los movimientos político-militares afines a Irán y logran blindar las posiciones del Primer Ministro, ante quién responden y son leales, de una manera similar al Sepah Pasdarán frente a Jamenei. De hecho, la FMP tiene entre sus milicias a grupos armados yazidíes (como la Sinjar Resistance Units que forman parte también de la Alianza Sinjar), sunitas, turcomanos y cristianos como la Brigada Babilonia que, sin embargo, posee muchos lazos con la organización Badr y muchos de sus miembros son chiitas por lo que se duda del carácter cristiano de esta milicia.
Sin embargo, Badr es, dentro de la FMP, el grupo con mayor recorrido. Ha creado Kataeb Hezbollah en 2003, Asaib Ahl al Haq en 2006 tras separarse en 2004 del Ejército del Mahdi de Muqtada al Sadr tras firmar un alto al fuego con las fuerzas de Estados Unidos, Qais al Khazali, su líder siguió luchando y en 2005 se reconcilió. Asaib Ahl al Haq operó como una fuerza especial e independiente del Ejército del Mahdi hasta el fin de este grupo en 2008 con el alzamiento chií. El “AAH” luchó con Hezbollah en Líbano contra Israel en 2006, dinamizó operaciones de forma totalmente independiente hasta ahora y decidió no volver a unirse a la nueva milicia de Al Sadr, erosionando su posición.
En 2013 apareció, como escisión de AAH el Harakat Hezbollah al Nujaba, en 2013. Fundado por uno de los fundadores de AAH, Akram al Kaabi, para luchar en Siria apoyando a Bashar al Asad. En paralelo, también en 2013, nació Kataeb Sayin al Shuhada para preservar los lugares sagrados del chiismo de los ataques wahabistas y defender la integridad territorial de Irak con fuertes lazos con la Organización Badr.
Todos estos grupos aquí mencionados, con sus correspondientes grupos políticos están divididos. Mientras que ciertos grupos están porque Irán les ofrece unas garantías que Estados Unidos u otros países no les dan y la Guardia Revolucionaria Iraní es una buena fuente de financiación, entrenamiento y proveedor de armas debido a las sanciones que sufren, otros grupos están mucho más ideologizados lo cual provoca choques entre los partidarios de Al Sistani y Al Sadr así como con otros grupos. De ahí que dentro del “Eje de la Resistencia” en Irak el puzle sea mucho más complejo y aglutine a partidos y coaliciones políticas con la misma facilidad con la que las alianzas militares se superponen unas a otra en un laberinto de Ligas militares muy compleja porque si Las Fuerzas de Movilización Popular son importantes, apuntalan el poder del Primer Ministro y refuerzan, sosteniendo, la integridad territorial de Irak y la influencia de Irán no son los únicos. La Resistencia Islámica de Irak (fundada en 2020) que contiene a Kataeb Hezbollah, Harakat Hezbollah al-Nujaba, Asaib Ahl al Haq, Kataib Sayyid al Shujada es miembro del eje de la resistencia y, por tanto, aliado de la Fuerzas de Movilización Popular, aunque, en este caso, el componente es netamente chií. Aunque ambos grupos, las FMP y la Resistencia Islámica de Irak sean dos organizaciones diferentes, los miembros del grupo más pequeño, la RI, forman parte también, en una doble pertenencia a las FMP.
Junto a ellos y clamando ser un grupo independiente sin contacto con el FMP ni la Rsistencia Islámica de Irak está Ashab al-Khaf que fundado desde 2019 aumentó sus actividades tras el asesinato de Abu Mahdi al Mohandas y Qassem Soleimani en 2020. Desde entonces el grupo ha lanzado una guerra por su cuenta contra las bases y la embajada de Estados Unidos en Irak, la base turca en Mosul en 2023, acusó al primer ministro iraquí Mustafá al Kadimi de ser agente de la CIA y solicitó información previo pago de 20.000 y 50.000 dólares a todo aquel que entregase información sobre movimientos económicos y de inversores estadounidenses, británicos, saudíes y qataríes en Irak.
Este grupo, enmarcado como un grupo armado chii bajo el paraguas de Irán está fuera de las organizaciones citadas pero dentro del eje de la resistencia y sus ataques y amenazas son contundentes como cuando amenazaron con atacar intereses suecos tras la quema del Corán en este país.
Para Irán controlar Irak es de vital importancia ya que protege sus fronteras directas, aleja a los enemigos, adelante la defensa y puede expandir no sólo su influencia política y social sostenida por las labores militares (como vemos de amplio espectro y diversificadas) sino que es una fuente de obtención de riqueza en forma de negocios y expansión económica y financiera por la gigantesca e imparable influencia política de la que Teherán goza, poder que les permite no sólo hostigar a las tropas de la coalición internacional y de Estados Unidos en Irak sino también usar el país de los dos ríos para lanzar ataques a Israel como parte del Eje de la Resistencia por la Guerra de Gaza.
En definitiva, el eje de la resistencia en Irak es, junto con Líbano, la más antigua, estable y poderosa estructura de la política exterior revolucionaria en Oriente Próximo. No hay que olvidar que las Fuerzas de Movilización Popular forman parte de las Fuerzas Armadas Iraquíes, aunque sosteniendo sus propios rangos y unidades independientes. (Foto: Flickr)