La República de Turquía inaugurada de la mano de Mustafá Kemal Ataturk en 1923 tras la caída del Imperio Otomano vivió una transformación de un modelo califal que residía en los sultanes osmanlíes, cuyos titulares gobernaban un imperio islámico. De aquello se pasó a un modelo laico, nacionalista y moderno en el ámbito socioeconómico. Uno de los hitos de esta revolución llevada a cabo por Ataturk fue la emancipación total de la mujer, la homogeneización étnica del país y la expulsión de todo elemento islámico de la vida social y política.
Hoy en día, casi cien años después, Turquía ha cambiado mucho; tiene como meta convertirse en uno de los grandes referentes y en una superpotencia regional a todos los niveles. En primer lugar son conscientes de su singularidad…están entre Europa y el mundo árabe sin ser ellos ni europeos ni árabes, sabiendo que controlan la llave del Mar Negro que, ahora, es un lago ruso y turco…conscientes de la histórica importancia geoestratégica del lugar que ocupan no han dudado en sacar rédito de todos los conflictos contemporáneos para expandirse.
Lo cierto es que Turquía, ya en los tiempos finales del Imperio, tuvo la tentación de proclamarse como cabeza del mundo túrquico; de ahí que Enver Pashá, el líder de los Jóvenes Turcos que gobernaba en la época del sultán Murad V y ministro de Guerra durante la I Guerra Mundial. Enver Pashá no dudó en participar en las crisis balcánicas previas a la contienda mundial, en ordenar el desplazamiento forzoso y posterior genocidio triple (genocidio de los armenios, asirios y griegos del ponto). Tras la contienda huyó a Moscú donde se ofreció a los comunistas que le usaron para que convenciera a los pueblos túrquicos de la región de Asia central para que aceptaran el dominio comunista, ya que estos especialmente deseaban acabar con la revuelta basmachí.
Estos pueblos estaban divididos en emiratos, khanatos y facciones tribales que cambiaban constantemente de bando. Sin embargo nada más llegar a las regiones originales donde nacieron los pueblos túrquicos Enver Pashá, descubrió in situ el potencial de tremenda unión y decidió traicionar a los soviéticos para tratar de unir a todas las facciones turcas para crear un sólo estado independiente étnicamente turco cumpliendo sus sueños panturquistas. Esta tentación chocó de frente con los mismos pueblos que quería unir ya que las rivalidades históricas entre facciones y tribus no permitían una unión centralizada al modelo moderno de los Jóvenes Turcos. Con ello se encontraba también con la venganza de los comunistas por traicionar la causa por la que se ofreció en Moscú. Enver Pashá, rodeado de enemigos, no logró su sueño y acabó muriendo en el transcurso de una batalla contra los soviéticos en el moderno Tayikistán.
Tras este episodio poco conocido de Enver Pashá y del panturquismo la República siguió creciendo y continuó siendo espoleada por revueltas, el nacimiento de PKK kurdo, periódicos golpes de estado y creación de dictaduras militares de más o menos duración hasta la reinstauración del sistema democrático. En todo este maremagnum se da de nuevo una penetración dentro del marco del Panturquismo con la invasión turca del norte de Chipre para defender a la comunidad que habita la isla de los ataques de la comunidad griega, que también forma parte del país. En ese momento la isla se hallaba sumida en la guerra civil. Esto acabará con la «Operación Atila», la invasión de la isla y la posterior creación de la República Turca del Norte de Chipre, un estado de reconocimiento limitado en el Mediterráneo Oriental.
NeoPanturquismo
El panturquismo tiene dos momentos clave que se dan en dos décadas diferenciadas. La primera es la Guerra de Chipre. En ella, tras la salida del Reino Unido de la isla en 1960, comenzó a aumentar la tensión entre los dos grupos en el nuevo país: griegos, grecoparlantes (de la variable chipriota), cristianos ortodoxos y de cultura griega que deseaban la independencia total de la isla, la instauración de una República griega en la isla o, en otros casos, la enosis (unión con Grecia) a imagen y semejanza a lo ocurrido tras la independencia y unión de Creta a Grecia a finales del siglo XIX;
Por otro lado nos encontramos con los turcos de la isla (minoría) son musulmanes, cultural y lingüísticamente turcos. Temían quedar encerrados dentro de un país cuyas élites griegas fueran hostiles a ellos por lo que pedían la partición del país para la constitución de una república turca en las regiones donde fueran mayoría o, en su defecto, la unión de las zonas turcas a Turquía. El líder de la isla, el Obispo Macario, se negó a conceder poder a los turcos pero, al mismo tiempo, desechó la idea de la unión con Grecia, mientras esto ocurría Ankara vigilaba de cerca los movimientos en Chipre, los británicos también ya que con los acuerdos de Zurich que daban la independencia a la isla se habían asegurado, en virtud de esos acuerdos, la presencia militar de Reino Unido en Chipre, con lo que mantenían una posición de fuerza en el Mediterráneo oriental.
Factores geopolíticos de la región ayudaron a enconar el asunto tras la presencia de Al Fatah y Septiembre Negro en la isla y es que la comunidad turca había acogido de buena gana a las fuerzas de Arafat y de Ali Hassan Salameh. Al estallido de la guerra, que condujo a masacres, genocidio y desplazamiento de población se unión Turquía en 1974 con la invasión de la Isla en la llamada «Operación Atila». En una campaña veloz expulsó a los griegos de las regiones turcas, aunque no pudo penetrar las defensas de las zonas habitadas por griegos, y ocupó el norte desde 1974 hasta 1983 (en contra de los dictados de la ONU). Para evitar la escalada de tensión, la invasión total de Chipre y, por ende, el genocidio total de los chipriotas la ONU estableció una línea verde y una zona desmilitarizada controlada por tropas la UNFICYP (Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre), tras esto los turcos se retiraron dejando en el 38% de la Chipre conquistada un estado de reconocimiento limitado denominado «República Turca del Norte de Chipre» que no forma parte de ninguna organización internacional salvo la Organización Internacional de la Cultura Túrquica y la Organización de la Conferencia Islámica aunque hay representantes turcochipriotas en organizaciones internacionales como miembros observadores.
Otro elemento que preveía el primer Panturquismo es el del conflicto de Nagorno Karabaj entre tropas armenias y tropas azeríes postsoviéticas por el control de esta región de mayoría armenia pero situada dentro de la República de Azerbaiyán y que desembocó en una guerra ganada por los armenios con la constitución de la República de Nagorno-Karabaj que más que un estado de facto no reconocido por la comunidad internacional es un exclave armenio insertado en el territorio azerí, del que formó parte hasta la victoria en la guerra. En este contexto Turquía llegó a amenazar a los armenios con invadir su territorio, a pesar del esfuerzo y ayuda dada por Turquía a Azerbaiyán el momento geopolítico no permitió al gobierno de Ankara implicarse más.
Sin embargo durante casi todo el siglo XX mundo túrquico estaba bajo control de una ideología excluyente y dictatorial que no permitía la penetración de elementos foráneos y mucho menos ideologías nacionalistas hasta la caída de la URSS. Esto le abrió a Turquía el camino del Centro de Asia y el Cáucaso sin embargo la falta de preparación ideológica para formar un bloque hizo que el panturquismo pasara por dos fases.
Este primer panturquismo recorrerá los años noventa hasta el primer lustro del 2000. Aquí se establece que el mundo túrquico es un ente propio diferenciado del resto de esferas culturales, religiosas, lingüísticas y étnicas…de la misma forma que existe un mundo eslavo, iranio, mediterráneo o anglosajón existe un mundo turco. En la primera etapa de esta ideología se veía a Turquía como el elemento más fuerte y capaz de liderar ese mundo de tal forma que el gobierno turco se declaró como el elemento moderno que debía unir al mundo túrquico producto de esta primera fase nace la Organización Internacional de la Cultura Túrquica en 1993 como elemento base para consolidar la primera fase pantúrquica y preparar el segundo paso (Uluslararası Türk Kültürü Teşkilatı – TÜRKSOY) el papel de los presidentes Turgut Özal y Süleyman Demirel será clave en la construcción de este modelo internacional.
La segunda fase, que es una superación de la primera, será articulada por Erdogan y su equipo por la cual se mantiene la unidad etnocultural y religiosa del mundo túrquico pero cede liderazgo directo de Turquía en pos de organizaciones internacionales en el cual el papel de Azerbaiyán, el segundo país líder del mundo turco, aumenta considerablemente. Producto de esto nace el Consejo de Cooperación de los Estados de Habla Túrquica (Türk Keneşi), Erodgan será la pieza clave de este exitoso movimiento.
El control de las regiones turcas permite una serie de relaciones multilaterales entre estos países de forma directa o a través de las organizaciones internacionales establecidas para tal caso que permite un amplio poder de proyección de la República de Turquía en regiones a las que culturalmente está vinculado y que ofrece una multitud de oportunidades a nivel geopolítico, económico, financiero y comercial así como cultural en la región. Sin embargo la penetración en las regiones Asia Central-Cáucaso provoca conflictos con Rusia, que siempre sintió que tenía poder y legitimidad sobre estas regiones. Irán también logró penetrar en la región, especialmente en Tayikistán, un estado persa en el Centro de Asia, de tal forma que las identidades turcas e iraníes se solapan en esta región mientras que China o Rusia no tiene penetración en estas áreas por incompatibilidades históricas, étnicas, religiosas, lingüisticas etc…Por ejemplo, Erdogan ha llegado a financiar carreteras en Mongolia, especialmente en el valle del Orjón, región donde nacieron los primeros clanes que darían lugar a los modernos turcos.
Los acuerdos y acercamiento entre Teherán-Ankara y Moscú preconizan una región centroasiática segura y estable.
Neotomanismo
Si bien el Panturquismo es la ideología que ha permitido penetrar a Turquía en Asia Central y Cáucaso ¿cómo ha logrado penetrar Turquía en las regiones no turcas como los Balcanes?. En estas latitudes existen enclaves de turcos pero no superan una masa crítica como para aplicar aquí la ideología pantúrquica sin embargo los balcanes han sido, tal vez, la región del imperio otomano donde mejor se llegó a implantar el modelo otomano, particularmente entre albaneses y bosniacos.
Los albaneses y bosniacos, a través del Devshirme y de la presencia otomana en la región, fueron convirtiéndose al Islam y adoptando los modos, formas, costumbres y tradiciones otomanas, para ello las tariqas sufíes como los bektashíes o los naqshbandíes fueron muy importante así como el bogomilismo, una forma de cristianismo gnóstico cuya concepción de Jesús era muy cercana a la islámica y que tras sufrir el acoso de croatas (católicos) y serbios (ortodoxos) acabaron convirtiéndose al Islam pasando de ser víctimas de persecuciones a la mano ejecutora del imperio en los balcanes. Sin embargo en estas zonas, de la misma forma que la filia hacia Turquía entre bosniacos y albaneses es total, la fobia de serbios, búlgaros, griegos o croatas es, también, proverbial ya que la experiencia de estas naciones pasan por el amor o el odio y la resistencia a los sultanes de Estambul.
En esta región de los Balcanes Turquía tampoco pudo maniobrar durante décadas al encontrarse las regiones bosniacas dentro de la República de Yugoslavia, un estado dictatorial socialista y los albaneses dentro de la República Popular de Albania, gobernada durante años por Enver Hoxha, un duro dictador comunista. Tras la caída del modelo comunista en Albania y el fin del socialismo científico en Yugoslavia, con la posterior guerra y desmantelamiento del país en elementos estatales más o menos homogéneos en el plano étnico-religioso nos encontramos con un resurgimiento otomanista. Alija Izetbegović, un islamista bosniaco que había realizado actividades anticomunistas desde mediado de los años cuarenta, trabajará para dar a los bosniacos una identidad propia, postotomana, islámica y nacionalista. Esto cuajará durante la Guerra de los Balcanes cuando lidere a las fuerzas bosniacas en la guerra de Bosnia contra serbios y croatas y, al mismo tiempo, apoye a los albaneses del UÇK en Kosovo.
Izetbegović es un precursor de Erdogan en tanto en cuanto desarrolla una oposición tradicionalista sobre un sistema nuevo: socialista el primero, nacionalista laico el segundo. En caso Kosovar existe exactamente el mismo caso, elementos islámicos y tradicionalistas pretendieron construir un estado albanés en los territorios serbios de Kosovo y vieron en Turquía un referente histórico. A pesar de que Estados Unidos se volcó con los musulmanes en Bosnia o en Kosovo, lo cierto es que para estas poblaciones el apoyo estadounidense fue bien recibido pero no se transformó en lealtad histórica como ocurrió con Turquía cuando Erdogan decidió iniciar su ofensiva diplomática en la zona.
En la era Erdogan el Neotomanismo ha crecido en los balcanes a la par que el islamismo y el nacionalismo de postguerra de tal forma que la penetración ha sido constante y total por parte del gobierno de Ankara al dar apoyo financiero, económico, diplomático, cultural y espiritual a esas regiones, así como la defensa de los musulmanes en estas regiones y la denuncia de los crímenes ocurridos contra ellos en los conflictos balcánicos de los años 90. Esto se traduce en un resurgir del tradicionalismo (que también ha afectado a croatas y serbios) y unas relaciones estrechas en las que Turquía ha ido copando todas las esferas de poder en la zona. De ahí las periódicas visitas de Erdogan a Sarajevo.
De hecho una de los últimos movimientos realizados por Erdogan ha sido el Libia al proyectarse en el espacio norafricano postotomano, con una fuerte oposición de Egipto (rival de Turquía y Líbia) así como de Chipre, Grecia o Israel. La proyección se basa en la firma de acuerdos entre el gobierno turco y el gobierno libio de Acuerdo Nacional auspiciado por la ONU en 2015. El acuerdo firmado y aprobado por el Parlamento de Turquía y el Presidente libio Fayed al Sarraj consta del envío de tropas turcas al país norafricano así como la transferencia de milicianos turcomanos de Siria a Libia, lo cual reforzaría al gobierno y le permitiría recuperar el control del gobierno y salir de la esfera de influencia occidental para caer en la esfera de Ankara.
Al mismo tiempo, en paralelo, Turquía reclamó las aguas entre Libia y Turquía como aguas territoriales de Ankara lo cual frena en seco el proyecto EastMed por el cual Israel, Grecia y Chipre construirían un oleoducto que explotaría las bolsas de petroleo y gas de las costas de Israel y Chipre (saqueando las riquezas de las costas palestinas ocupadas) la función es ofrecer a Europa otro flujo de petróleo independiente de Rusia, Irán o Argelia. Turquía vio en eso una gran amenaza ya que Israel es uno de sus rivales en Oriente Medio, en Chipre existe un conflicto entre los grecochipriotas y los turcochipriotas y esta medida podría afectar a la estabilidad de la isla y de la República Turca del Norte de Chipre así como reforzar a Grecia, su tradicional enemigo.
De hecho su poder sobre los balcanes y en las regiones del este de Europa es uno de los grandes poderes de Turquía. El poder turco en esa región es económico, comercial, social y geopolítico ya que no es solamente la salida o entrada al Mar Negro o Mar Mediterráneo sino que es la llave de la inmigración, usada como moneda de cambio para obtener réditos políticos tanto por Erdogan como por Mohamed VI de Marruecos.
La actual crisis derivada del conflicto en Idlib, que debemos situarlo en el neotomanismo de Oriente Medio, empalma directamente con el neotomanismo balcánico, reforzando a los aliados turcos y perjudicando a los enemigos, específicamente al bloque ortodoxo-eslavo capitaneados por Rusia y que tiene en Grecia y Serbia a sus dos grandes aliados regionales. Las costas greco-turcas y más específicamente el Mar Egeo es una gigantesca línea de fractura que separa Occidente de Oriente y al mundo Occidental, por un lado, al mundo eslavo-ortodoxo, por otro, y al mundo turco-islámico como tercer actor relevante. Es un peligro y una tensión en la creación de un nuevo modelo turco que podríamos denominar como el fin del estado-nación al inicio del estado postimperial. (Foto: Kremlin.ru)
Por Koldo Salazar López