¿Quién fue Ruhollah Musaví Jomeini?

Este 2019 se cumplen cuarenta años del triunfo de la revolución islámica de Irán que marcó el fin de la corta (y desastrosa) dinastía Pahleví acabando con décadas de injerencias externas, golpes de estado, contragolpes y un absolutismo que ahogaba a los iraníes.

No entendemos la revolución contra el Sha si no somos capaces de entender que desde el comienzo Mohamed Reza Pahlevi fue aupado al Trono del Pavo Real por los británicos cuando destronaron a su padre, Reza Shah, por las buenas relaciones que tenía la Persia imperial en esta época con la Alemania de Hitler, sin embargo entre los persas Mohamed Reza Pahlevi nunca tuvo un buen ascendente.

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Un servidor ante la tumba-santuario donde reposan los restos del Ayatollah Jomeini en Teherán (Irán), febrero de 2019

Incapaz de entender la idiosincrasia de su propio pueblo, Mohamed Reza Pahlevi se embarcó en aventuras que provocaron que surgiera una oposición de amplio espectro que llegaba desde la extrema izquierda (en las universidades plagadas de jóvenes) hasta el centro económico (cuyo eje es el bazar) y entre los conversadores islámicos cuyas mezquitas estaban plagadas, también, de jóvenes y opositores a un régimen que pretendía imponer un sistema ajeno a las propias creencias tradicionales.

El Shah se apoyó en una reforma agraria fracasada, en la creación de un partido (el partido del Shah) que daba una imagen de democracia y en la Savak, la policía política imperial, que se dedicó a asesinar, uno tras otro, a cualquier opositor que hubiera en el país, desde jóvenes comunistas hasta muchachos religiosos y ayatollahs.

Los ayatollahs fueron uno de los grandes apoyos de las intentonas de liberación política desde el propio sistema. El caso más llamativo es el del Ayatollah Mahmoud Telegani ya que fue un gran apoyo para Mohammad Mossadeq, el líder nacionalista iraní que nacionalizó la compañía de petroleo de Irán…y que le costó un golpe de estado auspiciado por la CIA y el MI6 con el beneplácido del Shah, que depuso al querido político y terminó por confirmar el desprecio del pueblo iraní por su rey. Uno de los de los teóricos de la revolución sería el genial (y muy poco conocido) Alí Shariatí.

En este contexto aparecerá el Imam Jomeini como un gigante de la historia y uno de los grandes dinamizadores de la región siendo, como es, uno de los personajes más importantes de Oriente Medio en el siglo XX marcando el inicio de una revolución que, cuarenta años después, sigue en pie.

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Jomeini con su hijo y sus nietos

Ruhollah Musaví Jomeni nació en la ciudad de Jomein el 25 de febrero de 1902, a 300 Km al sur de Teherán y era el menor de seis hermanos. Venía de familia religiosa, su padres se llamaban Jayed Mustafá Mussaví (asesinado cuando Ruhollah apenas tenía 5 meses de vida) y Hajar Saghafí. Aparte de ser fervientes creyentes y clérigos eran, al mismo tiempo, opositores a la dinastía Kayar (la dinastía que fue derrocada por los Pahlevi). Su familia descendía de Muhammad, profeta del Islam, a través del imam Musa al-Kazim razón por la cual siempre vistió un turbante negro. (Entre los chiitas, un seyyed es un descendiente de Muhammad y visten turbante negro, mientras que los ayatollahs e imames que no descienden de Muhammad visten turbante blanco).

Con este dato debemos entender que Jomeini nace en un ambiente muy influenciado por la religión musulmana en su rama chiita duodecimana y que, al mismo tiempo, su familia es activa políticamente. Fue criado por su madre y por una tía segunda hasta 1918. A la edad de seis años comenzó a estudiar el Corán y el Islam y a los siete comenzó a acudir a la escuela, en ese mismo año perdería a su madre y a su tía segunda.

Durante su infancia y juventud destacaría en el estudio religioso y en el secular, llevaba ambos en paralelo obteniendo buenos estudios y siendo asistido por sus familiares, su tía segunda y su madre (hasta el fallecimiento de ambas) durante la infancia y sus hermanos (especialmente Morteza Pasandideh) y su primo Jaafar marcarán su etapa de juventud.

Tras la Primera Guerra Mundial se traslada a estudiar a la ciudad de Arak, donde estaría un año antes de trasladarse con su maestro a Qom. Allí bajo la dirección de Abdul Karin Haeri Yazdi se introducirá en la lectura del Corán y aprendería sobre Sharía y Fiq pero también poesía, filosofía y mística. Siendo un gran experto en las obras de Mullah Sadra e Ibn Arabi. Teniendo una profunda formación espiritual, histórica y humanista con un fuerte componente místico y metafísico que manifestaba en sus obras poéticas, profundas y sensibles.

Al mismo tiempo que ascendía en el orden clerical chiita en Irán y era nombrado Ayatollah en los años cincuenta creía su influencia y oposición hacia las políticas del régimen de Mohamed Reza Pahlevi. Tras sufrir persecución se retiró a Irak en 1964 donde estaría hasta 1978, año en el que huye del país por las presiones de un joven Sadam Hussein que teme a Jomeini y a los chiitas de Irak y se refugia en Francia, concretamente en Neaufle-le-Château desde donde, a través de cassettes y vídeos que graba y se envían de contrabando a Irán, organiza la revolución.

Al mismo tiempo que el Shah vivía en suntuosos palacios prometiendo un desarrollo y una riqueza que no llegaba el pueblo iraní sufría cada vez más la presión de la Savak, que aplastó a la oposición comunista y el Tudeh se fue al exilio por lo que muchos jóvenes indecisos se unieron a la cada vez más poderosa, y peligrosa, oposición islámica de Jomeini. Curiosamente uno de los puntos de apoyo más importantes de la revolución fueron las mujeres, que dieron su apoyo casi completo a la causa de Jomeini.

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Jomeini rezando

El siete de enero de 1978 marcaría el fin de la dinastía Pahlevi cuando comenzó la revolución. Las fuerzas del estado; asistidos por Estados Unidos y Reino Unido, intentaron contener el estallido creyendo que era simplemente una muestra de furia, pero no fue así. Zbigniew Brzezinski, Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Carter, apostaba por apoyar al Shah hasta el último momento.

A pesar de las demostraciones de fuerza del gobierno imperial los intentos in extremis de democratizar el país fue en vano. La petición venía desde Washington, que ofrecía ayudas a la hora de constituir un gobierno liberal, propuestas que fueron cayendo una tras otra hasta que el 16 de enero de 1979 el Shah Mohamed Reza Pahlevi abandonó Irán para no volver.

El 11 de febrero de ese mismo año 1979 Ruhollah Jomeini volvía, con 76 años, después de 15 años de exilio para tomar el poder y proclamar la República Islámica de Irán. Sus primeros actos consistirán en eliminar la influencia occidental en al sociedad, la cultura y la economía poniendo fin a la tutela occidental e inaugurando un nuevo modelo nacional, soberano e independiente.

La primera gran crisis vendrá en noviembre de 1979 cuando jóvenes revolucionarios asaltan la embajada de Estados Unidos en Teherán para poner fin a las injerencias de Washington en el país, crisis que duraría 444 días y que hundiría la presidencia de Carter, de hecho el conflicto se solucionó durante la era Reagan. El 4 de febrero de 1980, en el caos postrevolucionario, Jomeini termina de sancionar la voluntad de crear una República estable nombrando a Abolhassan Banisadr como primer Presidente de la República Islámica de Irán, quedando él como líder supremo que sería sucedido por Seyyed Alí Jamenei.

Dentro de las operaciones para desestabilizar a la recién creada República Islámica se provocó el estallido, el 20 de agosto de 1988, de la Guerra Irak-Irán que duraría ocho años y se transformaría en una larga guerra de desgaste que al final acabó en tablas tras largas deliberaciones internacionales. Durante su gobierno (que duró desde 1979 hasta 1989) se enfrentó a la crisis de los rehenes, la guerra contra Irak y la titánica tarea de organizar un nuevo modelo de estado radicalmente opuesto al modelo previo pero, lo peor, sería batallar contra los enemigos internos que continuaban dentro del país, uno de sus grandes enemigos sería el grupo terrorista MKO.

Uno de los elementos que más se usaron desde occidente para atacar su figura fue la de la fatwa en contra de Salman Rushdie por su libro: Los versos satánicos que, al final, no causaron su asesinato ya que el escritor continúa con vida.

Sin embargo, muy poco se sabe sobre la fatwa que emitió en 1984 y que permitía las operaciones de cambio de sexo en Irán.

Ruhollah Musaví Jomeini, que gobernaría Irán desde una humilde casa en Qom, moriría el 3 de junio de 1989 víctima de cáncer de estómago. Fue enterrado en Teherán donde, desde 2009, descansa también su esposa Khadije Saqafi. (Foto: Wikipedia)


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