Normalmente siempre se habla, o se pone el foco, en la precaria situación de la mujer africana o árabe (con razón), pero eso también nos desvía de poner el foco en otros lugares y en otras culturas donde a la mujer no se la trata precisamente bien.
Vamos a hablar de las mujeres «sobrantes», ¿sobrantes por qué? pues son sobrantes debido a que han pasado de los 25-27 años y son, aún, solteras. Teniendo en cuenta que en China el número de hombres es muy superior al de mujeres estas se ven abocadas, si no consiguen un marido pronto, al ostracismo social en un país ultramodernizado en lo tecnológico pero muy tradicional en lo social y es que no casarse es visto como una afrenta imperdonable hacia la familia.
Al mismo tiempo que esto ocurre las mujeres, ya casadas, temen que otras destruyan su matrimonio y se lleven a sus maridos por lo que se han creado agencias que, al contrario que en Occidente, espían a los hombres para detectar si tienen aventuras; ¿la finalidad? poder reaccionar antes de tiempo y, con ayuda de la agencia de detectives, retener al marido en la familia.
Otros casos son las parejas abiertas, como ha sucedido en varias ciudades chinas, en las cuales un hombre tiene varias novias. Ellas son conscientes de que no son las únicas, a veces compiten y otras veces incluso son amigas. Se turnan al chico a fin de no quedar solas.
La culpa de todo esto va más allá de la cultura. A la llegada de los Comunistas a China se comenzó con la política del hijo de único, derogada en el año 2015, pero que aún sacude los cimientos del país. La cuestión es muy sencilla, los varones son más preciados que las mujeres de ahí que se realizaran abortos selectivos dependiendo del sexo o que se realizaran infanticidios de bebés niña, casos de abandono o de entrega a programas de adopción internacional. El caso es que esta práctica destruyó el equilibrio de la pirámide social desequilibrando y aumentando de manera desproporcionada la población masculina frente a la femenina, en un país increíblemente machista y misógino.
De ahí que, frente a la desesperación por lograr una vida estable y cumplir con el pacto social de esta cultura, en Shángai se ha creado un mercado de matrimonios. En este lugar las personas publican sus perfiles personales, fotos y datos para buscar esposo. Luego los hombres que lo desean seleccionan y contactan con su futura esposa.
El problema es también generacional. Mientras que las familias son bastante tradicionales y los padres desean que sus hijos se casen, estos, por el contrario, prefieren no hacerlos debido a que consideran que les coarta la libertad personal y les frena a la hora de lograr el ascenso social. Por lo que entre mujeres que desean casarse como sea y hombres que no quieren desposarse existen en china un grave problema.
Cuando la mujer se acerca a la treintena y no está casada se convierte en un problema social y el gobierno Chino decidió intervenir creando el concepto de las «Shengnu» para realizar una campaña de presión social a fin de equilibrar de nuevo el espectro demográfico de China y, al mismo tiempo, ocupar a amplias capas de sociedad y evitar así una desetabilización.
La revolución sexual, al mismo tiempo, está llegando a una China comunista solo en el nombre y con graves tensiones internas en el Tibet o en Xinjiang y con una población joven y conectada a las redes sociales que desea una apertura política. El temor de que se repitan las protestas de Hong Kong en otros lugares de China, como ya ocurrió en Tiananmen en 1989.
Debido a estas presiones sociales, familiares y políticas. Las mujeres «Shengnu» decidieron combatir este cliché con un vídeo en el que se revelan contra el orden social que las obliga a casarse. ¿El futuro de estas mujeres? no se sabe, probablemente acaban engrosando la terrible lista y sambenito social de ser una «mujer sobrante». (Foto: Wikimedia Commons)
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