El Eje de la Resistencia Iraní se ha configurado como una de las coaliciones más influyentes en el Medio Oriente, compuesta por diversos grupos que abogan por la ideología de la resistencia contra las potencias occidentales y sus aliados en la región. Sin embargo, el contexto geopolítico ha cambiado drásticamente en los últimos años. Este análisis profundiza en el Eje de la Resistencia, haciendo hincapié en los escenarios actuales en Siria, Líbano y otros países, y examina el papel de milicias específicas y la influencia iraní en regiones como Pakistán y Nigeria.
Hezbollah ha sido históricamente una de las principales fuerzas del Eje de la Resistencia, pero en los últimos años su influencia ha comenzado a declinar. Con el cambio político en Líbano, que ha traído consigo un aumento en las protestas populares contra la corrupción y la ineficacia del gobierno, el grupo se ha visto presionado a responder a una población desencantada. A eso hay que unir la guerra con Israel que se ha saldado con muchos milicianos muertos, con el alto mando militar asesinado en septiembre, como el célebre Hassan Nasrallah, también muerto en septiembre así como su sucesor. dejando exhausta su antaño fuerte infraestructura militar. Más vulnerable que nunca, Hezbollah se ha enfrentado a la caída de Bashar al Asad y la invasión desde el sur por parte de Israel, que también ha invadido Siria para flanquear desde ahí y embolsar a Hezbollah aislándolo de cualquier remanente proiraní en Siria.
La caída de Bashar al Asad en Siria ha dejado a Irán fuera de juego en el oeste del Éufrtaes, donde ya no tiene nada: Hamás y Gaza asoladas y Hezbollah aislada sin recursos militares ni económicos que le lleguen desde Teherán, la debilidad del grupo ha hecho que la política libanesa se alce contra ellos e intenten copar la influencia de la decadente Hezbollah.
En Siria, sin embargo la situación es peor, ahora en manos de Turquía, que controla tanto al gobierno de Damasco de forma indirecta como amplias zonas del norte, que están invadidas por Turquía y ante un desfile de diplomáticos occidentales y árabes, Irán ha dado por finalizada, al menos temporalmente, su media luna chiita que la conectaba con el mar.
La presencia de grupos como las Liwa Fatemiyoun y Zainebiyoun, compuestos por combatientes afganos y paquistaníes, reflejó la necesidad de Irán de desplegar fuerzas externas para mantener su influencia en Siria, que ha acabado por retirarlas a Irak.
En Irak, las milicias chiitas, aunque fundamentales en la lucha contra el Estado Islámico, enfrentan creciente presión popular y política. El descontento generalizado por el papel que han jugado en la corrupción y el deterioro de la estabilidad ha minado su control. Grupos como Asa’ib Ahl al-Haq se enfrentan a críticas tanto de manifestantes como de líderes políticos, lo que indica una posible erosión de la autoridad de estas milicias y el tandem Primer Ministro – Sistani se agrieta por las presiones del otro gran líder chiita (y antiraní) Muqtada al Sadr.
Mientras tanto, en Yemen, la severa crisis humanitaria ha cuestionado la influencia iraní a través de Ansarullah, quienes están gestionando un territorio con una población desencantada, afectada por años de conflicto y bloqueo a todos los niveles mientras se han embarcado en la Guerra contra Israel con actos de piratería. Yemen es estratégica por la cercanía con el Cuerno de África y su proyección al continente que Irán puede ejercer desde las latitudes yemenitas y, al mismo tiempo, contra Arabia Saudí lo cual redunda en el hecho de que Riad y Addis Abeba estén aliados en la lucha contra los Huthies.
La influencia iraní también se está manifestando de manera más sutil en regiones como Pakistán y Nigeria. En Pakistán, Irán ha buscado establecer un respaldo estratégico a través de conexiones con grupos chiitas y sus respectivas milicias, pero el aumento de grupos radicales suníes ha creado un entorno peligroso para la comunidad chiita. En Nigeria, el líder chiita nigeriano Sheik Ibrahim Zakzaky ha sido fundamental en la propagación de la ideología iraní, generando protestas masivas debido a su encarcelamiento en 2015. Sin embargo, su impacto sigue siendo limitado, enfrentando una severa represión por parte del gobierno nigeriano.
El deterioro del Eje de la Resistencia tiene amplias implicaciones geopolíticas. Con la desaparición de la influencia iraní en Siria y el declive severo de Hezbollah en el Líbano, otros actores como Turquía y Arabia Saudita han comenzado a intensificar sus intervenciones en la región, aprovechando el vacío de poder que ha dejado Irán. Esto está dando lugar a un panorama político cada vez más volátil, con el riesgo de nuevos conflictos sectarios que podrían aumentar la violencia intercomunitaria.
La creciente presión internacional sobre Irán y sus aliados está provocando reacciones en la comunidad global, con Estados Unidos y sus aliados buscando debilitar aún más la influencia iraní a través de sanciones. Estos esfuerzos han comenzado a afectar las capacidades financieras de los grupos en el Eje de la Resistencia, complicando su sostenibilidad a largo plazo. A medida que la influencia de Irán disminuye, el riesgo de una mayor fragmentación social y política podría intensificarse, llevando a una escalada de la violencia en varios países clave.
El Eje de la Resistencia Iraní, que alguna vez fue un actor dominante en la geopolítica del Medio Oriente, se encuentra en un momento de vulnerabilidad y cambio. La caída de Bashar al-Asad, las presiones sobre Hezbollah son indicativos de un entorno en rápida evolución que desafía las narrativas tradicionales de poder en la región. A medida que Irán busca mantener su relevancia a través de la movilización de fuerzas externas y la promoción de sus ideologías en contextos como Pakistán y Nigeria, el desafío para Teherán radica en encontrar un equilibrio entre la expansión de su influencia regional y la estabilización interna. El futuro del Eje de la Resistencia pende de un hilo, y su capacidad para adaptarse a las dinámicas cambiantes del Medio Oriente será crucial para su supervivencia.
Las implicaciones de estos cambios no solo afectan a los países involucrados, sino que también resonarán en la comunidad internacional. Potencias como Estados Unidos y las naciones europeas continúan reevaluando sus enfoques hacia un Medio Oriente cada vez más complicado. La rivalidad y las tensiones intergubernamentales en la región, unidas al resurgimiento de movimientos de resistencia local, sugieren que el conflicto en el Medio Oriente podría intensificarse en los próximos años.
Por lo tanto, mientras el Eje de la Resistencia lucha por mantener su relevancia, la posibilidad de una mayor fragmentación en los países de influencia iraní también aumenta. A medida que los actores regionales y externos interactúan en este complejo escenario, la forma en que se desarrollen los acontecimientos determinará en gran medida la trayectoria futura del Eje de la Resistencia y su impacto en la estabilidad del Medio Oriente.
Para comprender los posibles desenlaces, es fundamental tener una visión amplia y crítica de los desarrollos en el Eje de la Resistencia. La combinación de factores internos, como el descontento en las comunidades locales, y factores externos, como la presión internacional y la rivalidad regional, será clave para definir el futuro de la geopolítica en un Medio Oriente que cambia rápidamente. La adaptabilidad, la utilización de nuevas estrategias y la interacción con la creciente resistencia popular serán determinantes en el camino que seguirá esta compleja coalición en los años venideros.
En conclusión, el Eje de la Resistencia Iraní, aunque debilitado, sigue siendo un componente crítico de la complejidad geopolítica en la región. La interconexión de conflictos, alianzas y rivalidades hace que el análisis continuo y el monitoreo de su evolución sean vitales para entender el futuro del Medio Oriente. Sin duda, la historia del Eje de la Resistencia continuará desarrollándose, con nuevas sorpresas y desafíos en el camino.
Fuentes:
- Moshaver, A. (2021). «The Role of Hezbollah in Lebanese Politics: Challenges and Opportunities.» Middle Eastern Studies Journal.
- Wehrey, F. (2018). «The Burning Shores: Iraqi Political Landscape in the Aftermath of the War on ISIS.» Carnegie Endowment for International Peace.
- Hamid, S. & Karasik, T. (2020). «Iran’s Strategy in the Syrian Civil War: Protecting the Assad Regime.» The Washington Institute for Near East Policy.
- Al-Ahsan, A. (2019). «Yemen and the Geopolitics of the Crisis: A Study of the Houthi Movement.» Journal of Arabian Affairs.
- Friedman, G. (2020). «The New Middle East: The Reshaping of Power and Influence.» Geopolitical Futures.
- U.S. Department of State. (2022). «Iran’s Malign Influence in the Middle East.» Official Report.