Khaled al Asad, el mártir de Palmira

Palmira, en el imaginario colectivo, evoca el esplendor de la reina Zenobia y la expansión de su reino por Egipto y Anatolia haciendo mucho daño al Imperio romano. Zenobia para su cometido contó con la ayuda del Imperio Persa Sasánida. Este periodo acabó con la reconquista de las regiones orientales del imperio por parte del emperador Aureliano con el apoyo de las tribus árabes del desierto.

Palmira representa la llegada de un gran poder árabe-arameo en la región, una especie de renacer de los antiguos imperios autóctonos en la zona y precede la llegada de los imperios árabe-islámicos; Palmira es una de las almas históricas de Siria y su principal herencia turística en materia de cultura.

Palmira es a Siria como Petra a Jordania, la Acrópolis a Grecia, las Pirámides a Egipto o el Coliseo a Italia, es algo más que un mero complejo arquitectónico más o menos antiguo, bonito o histórico, representa el pasado de la nación, su recuerdo arquetípico y un proyecto propio frente a potencias extranjeras.

Cuando el grupo terrorista Estado Islámico tomó Palmira y la ciudad de Tudmur en su primera ofensiva contra la ciudad miles de personas fueron capturadas, entre ellos Khaled al Asad. A pesar de su apellido no tiene nada que ver con el Presidente de Siria Bashar al Asad, de hecho pasará a la historia por su valentía fue legendaria.

La furia yihadista e iconoclasta de los terroristas no tenía límites, destruyeron miles de piezas históricas que eran patrimonio de la humanidad, lo cual es un crimen de guerra y contra la humanidad, en la forma de la destrucción de complejos arquitectónicos como las tumbas del Profeta Jonás, las colecciones del Museo de Mosul y sus piezas de era sumeria, acadia, asiria, babilónica etc…

La destrucción venía por varias razones; en el Islam se piensa que antes de Mahoma se vivía en el Yahiliya (era de la ignorancia) y que todo elemento de esa época es impuro, confunde, desvía la fe y debe ser destruido. Al mismo tiempo en el Islam no se tolera ninguna representación artística divina en la forma de pinturas ni de estatuas de dioses (existentes ahora o no).

Al mismo tiempo están en contra de la veneración de tumbas, no aceptan el peregrinaje o las visitas a estos complejos aunque sean turísticas, de ahí que las destruyeran pero, detrás, había un daño mayor, intentar destruir la memoria del pueblo sirio, desmoralizar y eliminar su historia a fin de imponer su visión delirante y fanática del hombre en el contexto islámico.

No todas las obras eran destruidas, se conoce de un mercado negro en el que Daesh colocaba estas piezas para financiarse. Durante la ofensiva Khaled al Asad junto con dos de sus hijos y uno de sus yernos escondieron más de cuarenta piezas arqueológicas de Siria para evitar la furia de los terroristas y sus ansias de destruir el patrimonio cultural y tradicional sirio, en el peor de los casos, o que fuera vendido en el mercado negro perdiéndose para siempre.

Khaled al Asad sin embargo no pudo ocultarse ni huir tras acabar su labor y fue capturado en junio de 2015 por los terroristas del Daesh que le torturaron hasta la muerte para que revelara el lugar donde había escondido esas obras de arte que querían destruir, no lo dijo y por eso tras ser brutalmente torturado a la edad de ochenta y dos años fue decapitado y su cuerpo, con la cabeza a sus pies, atado a una farola en Tudmur.

Sin embargo Khaled al Asad tiene detrás una labor encomiable en la defensa del patrimonio histórico de Siria y es uno de muchos héroes que han muerto defendiendo su patria, en este caso el alma de su patria.

Era antropólogo, historiador, arqueólogo y escritor; hablaba con fluidez arameo y escribió más de cuarenta obras sobre Siria en general y sobre Palmira en particular, de hecho fue el director del Museo y del Sitio Arqueológico de Palmira durante cuarenta años (1963-2003). Estaba afiliado al Baaz desde 1954.

Aparte de sus labores técnicas referidas al sitio de Palmira y al patrimonio arqueológico sirio por el cual participó activamente en diferentes campañas ministeriales, Khaled al Asad trabajó para potenciar el turismo cultural a Siria, ejerció como conferenciante en diferentes congresos alrededor del mundo y fue el principal defensor de la inclusión del complejo de Palmira en la Lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

La labor de Khaled al Asad es comparable a la de otro gran arqueólogo de Oriente Medio, el célebre arqueólogo egipcio Zahi Hawass.

En todo caso Khaled al Asaad, aparte de su contribución al desarrollo de la arqueología en Siria, a la defensa del patrimonio nacional y potenciar un turismo sostenible y cultural también realizó grandes descubrimientos como el de la Bella de Palmira, llevó a cabo programas de restauración del Templo de Bel o las columnas de Palmira, ahora seriamente dañadas por la brutalidad islamista.

Khaled al Asaad fue un héroe no sólo de Siria sino del mundo y gracias a él se salvó una gran parte del Patrimonio de la Humanidad aunque, por ello, fue brutalmente torturado y asesinado.

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