Hay nombres de grandes héroes que resuenan en nuestros oídos por sus actos de valor frente a la tiranía, Nasser Zefzafi, sin embargo y a pesar de su trabajo político pacífico y su activismo, no es uno de ellos. La protesta del Rif, con Alhuceimas como su sede central, no tiene nada de nuevo y no representa un hecho puntual sino décadas de desprecio y recelos del poder marroquí frente a los rifeños, los habitantes autóctonos de esta región.
Durante años el Rif fue abandonado deliberadamente por Marruecos debido a la increíble tendencia libertaria de los pueblos del Rif que resistieron la presencia francesa y española de forma aguerrida y valiente hasta caer derrotados, sin embargo ese sentimiento de libertad se mantuvo debido a la necesidad de salvar su cultura y lengua tradicional que con el eventual dominio marroquí se vería gravemente dañado.
El papel de España en la descolonización del Rif ya dejaba entrever lo que pasaría veinte años después con el Sáhara Occidental…en lugar de abandonar la región, descolonizar la zona y transferir las instituciones a un gobierno autóctono (rifeño en este caso y saharaui en los setenta) se optó por dar el territorio y las instituciones al gobierno de Marruecos cuyo núcleo central es árabe y con una influencia histórica cuestionable sobre los territorios del desierto del sur y de las montañas del norte.
Asimismo el eje central de Marruecos, un país artificial, es como decía: árabe y producto de la descolonización francesa que fue engullendo Rif y el Sáhara convirtiéndolo en un estado que a Francia le venía bien para contrarrestar a su gran problema regional: Argelia.
Marruecos, que debería haber sido un país heredado de la descolonización del territorio francés, así como el Rif y el Sáhara deberían de ser países independientes tras la salida de España en base a los principios del «utis possidetis iuris» (prohibición de modificación de las fronteras heredadas de la descolonización). La violación de este principio abortó la independencia del Rif y dejó tocada la independencia saharaui.
El resultado fue el desprecio del eje central de la monarquía absoluta hacia los rifeños, considerados como «hijos de españoles» y cuya cultura, lengua y tradiciones se vieron criminalizadas durante décadas dejando el territorio yermo no sólo a nivel cultural sino económico también ya que todos los recursos financieros y económicos del país se enfocaban en el mantenimiento y desarrollo de la región árabe, núcleo central del estado leal a la monarquía y su brazo armado: el majzén.
En paralelo muchos de esos recursos se desviaron al Sáhara Occidental ocupado para dinamizar la colonización y el desplazamiento de la población autóctona en un claro ejercicio de limpieza étnica por desplazamiento de población saharaui al desierto de las regiones libres o a los campamentos de refugiados de Argelia.
Mientras tanto ciudades como Nador, Alhuceimas, Tetuán, Castillejos, Tánger o Larache se degradaban rápidamente por la falta de recursos e interés deliberado que, en la época de Hassan II, se podría definir como un castigo colectivo a la población rifeña, sin contar con la militarización de la región y la implantación del terrible majzén (el Servicio Secreto Marroquí) que en este contexto actuaba como policía política que detuvo, encarceló, torturó y ejecutó a miles de opositores rifeños y a muchos otros que, sin actividad política, eran perseguidos por ser amazigh.
De hecho el ser amazigh durante el reinado de Mohamed V y Hassan II era sinónimo de ser un criminal por lo que en paralelo a la infiltración de marroquíes en el territorio rifeño ocupado se vivió un proceso en dos direcciones: unos se arabizaron y otros se reafirmaron en sus tradiciones.
La época de Mohamed VI, casado con una amazigh, la princesa Lalla Salma (de la cual está divorciado), vivió un espejismo: ciudades como Tanger y Tetuán fueron adecentadas mientras que se impulsó el turismo a Xaouen y Alhuceimas, Castillejos y Nador vivió una serie de mejoras (aunque insuficientes) en sus infraestructuras, se usó el idioma amazigh como cooficial con el árabe y una reforma constitucional que no ha surtido efecto.
Mohamed VI envolvió la presencia militar, de inteligencia y su policía política entre ecos de desarrollo y mejoras que no terminaron de llegar y que estalló en el año 2016 con la tortura y asesinato del vendedor ambulante de pescado Mohcine Fikri cuya muerte provocó una reacción en cadena que organizó El Hirak (Movimiento Popular del Rif) y encumbró a Nasser Zefzafi como líder de las protestas.
Los viernes se convocaban las manifestaciones que cada vez eran más masivas lo cual provocó el recelo de Rabat y del terrible rey de Marruecos, Mohamed VI. El discurso de Zefzafi no tenía ideología en sí mismo ni era un discurso de crítica política profunda (consciente de las consecuencias que podría traer), no criticó al rey ni a la cúpula marroquí y, mucho menos activó elementos separatistas…simplemente criticó la política de corrupción institucionalizada y generalizada en el territorio. Pidió reformas y atención para el desarrollo de la región ya que es la zona, con diferencia, más pobre del país.
De hecho la lista de reivindicaciones era elocuente, social y transversal (razón por la cual atrajo a gente de las capas populares y a políticos de diferentes partidos y movimientos que se integraron el El Hirak bajo el control de Zefzafi.
- -La desmilitarización de Alhucemas a través de la derogación del dahir de 1958.
- -El juicio de los responsables de la muerte de Mouhcine Fikri.
- -El fin de la corrupción y el bloqueo económico del Rif.
- -Una mejora en el empleo de la zona que logre acabar con el paro, especialmente elevado entre la población joven.
- -La inserción de la lengua amazigh en el sistema judicial.
- -La construcción de colegios, centros de formación y universidades.
- -La creación de un hospital y de un centro regional de oncología.
- -La inversión en la industrialización y la mejora de la producción agrícola.
- -La mejora en las redes de comunicación en la región.
- -El final de las confiscaciones de tierras colectivas.
¿El resultado?: el gobierno marroquí, que en ese momento estaba en crisis debido a que no se había constituido como tal tras el bloqueo de seis meses para formar el ejecutivo, ignoró las protestas haciendo que aumentaran hasta que se constituyó el gobierno. En ese momento desplegó tropas, policías y policía política bajo el control del majzén, fanáticos ultranacionalistas marroquíes amenazaron con ir a la ciudad, en las protestas se intentó desprestigiar al Hirak y mostrar una imagen violenta de ellos asociándolos con el islamismo o con el separatismo.
De hecho en la violenta represión del Rif un chico murió por el impacto de una granada de humo lanzada por la policía y que impactó en su cabeza. Los líderes, que lucharon por mantener bajo control la situación y defender tanto sus postulados como la paz dentro del mismo, fueron capturados, torturados y encarcelados.
Nasser Zefzafi, luchó por mejorar su región y los derechos de su pueblo bereber bajo ocupación y maltrato marroquí, evitó entrar en cuestiones políticas profundas y se preocupó por mantener protestas pacíficas fue detenido, torturado y encarcelado. Su sentencia es de veinte años de cárcel y ya está ratificada por el Tribunal de Apelación de Casablanca en 2018.
Sin embargo tras esto los rifeños se dieron cuenta que no podía confiar en el poder central marroquí ya que es antiamazigh, mantiene las estructuras de rechazo y castigo colectivo contra la población y son vistos con recelos por Rabat, el sentimiento antimarroquí creció entre los rifeños de dentro del país y de la extensa diáspora hacia posiciones que iban del mero activismo social-regional al republicanismo cuando no, y cada vez más, al separatismo postulando la figura de la «secesión remedial» para remediar la situación de desatención del Rif por parte de la potencia ocupadora marroquí y su institución dictatorial y absolutista en un país cada vez más arabizado, radicalizado e islamizado. (Foto: Wikipedia)