El pueblo del Rif está conformado por los amazigh, (también llamados bereberes). Son un pueblo indoeuropeo con lengua, cultura e idiosincrasia propia que vive bajo el control de los gobiernos nacionalistas del norte de África.
La historia de los amazigh es dramática, son un pueblo orgulloso pero muy desgraciado. Una de tantas naciones sin estado, como palestinos o kurdos. Los regímenes postcoloniales impusieron el nacionalismo arabista al mismo tiempo que intentaban acomplejar a este pueblo, rebelde por naturaleza. Este proceso de ingeniería social hizo mella y logró que muchos amazigh se arabizaran y escondieran su verdadero origen.
En Marruecos la situación era igual. Tras la independencia del estado marroquí en 1956, Mohamed V inició una campaña para situarse políticamente e ir expandiendo su reino, conquistando Sidi Ifni a los españoles. En este contexto se inició la revuelta del Rif de 1958-1959. Los rifeños deseaban la creación de un estado propio, pero su incorpracion en Marruecos significó un gran problema.
Económicamente existía una gran diferencia entre ambas zonas, pero la diferencia era, sobre todo, cultural y lingüistica. Temían, con razón, ser marginados en un país cuyo centro de poder se hallaba en manos exclusivamente árabes. Esta revuelta acabó con un baño de sangre provocado por el ejercito marroquí (comandado por Muley Hassan, el futuro Hassan II), el bombardeo indiscriminado sobre los rifeños se realizó con Napalm, bombas de fragmentación y fósforo.
A partir de ahí comienza una lenta y larga marcha en el rif, bajo dominio marroquí. La situación empeoró con Hassan II, que concentró todos sus esfuerzos en la zona marroquí y en la anexionada Sahara Occidental, abandonando por completo a los rifeños. De hecho Hassan II no ocultaba su desprecio por los rifeños a los que insultaba llamándoles: «hijos de españoles«, insulto que aún hoy se usa en Marruecos para ofenderles.
Con la llegada de Mohamed VI, un Rey educado en Europa, se abrieron ciertas esperanzas, sobre todo tras su boda con la princesa Lalla Salma (amazigh). Esta boda fue un intento por unificar las dos grandes etnias del país y dar una sensación de unión, pero no sirvió para nada.
Al mismo tiempo que la desinversión y pobreza del Rif aumentaba, también lo hacía la corrupción (a todos los niveles) y la campaña por arabizar esta región, cosa que se está logrando. Únicamente ciudades grandes como Tánger han visto un desarrollo, pero se debe a su posición estratégica, a su valor como imagen del país, también a su potencia económica y, como no, al interés que saudíes, qataríes y dubaitíes tienen en la ciudad.
El desarrollo de Tánger es sólo una imagen, la pobreza sigue cabalgando en el Rif. Marruecos no es una democracia, sino una dictadura absoluta de derecho divino con grandes lagunas de Derechos Humanos. Dicha dictadura se alza sobre un nacionalismo exacerbado y homogeneizante en la que no caben minorías como los amazigh, a no ser que abandonen su singularidad cultural, cada vez más arrinconada.
Mohcine Fikri
Fascistas marroquíes amenazando a los rifeños
La muerte de Fikri encendió a los rifeños, hartos de los abusos políticos y policiales endémicos y constantes en la región. La injusticia de esta muerte, triturado por un camión de basura cuando intentaba recuperar su carga de pescado, requisado por la policía, despertó a los ciudadanos de Alhuceimas.
En primer lugar las protestas tenían como objetivo quejarse de la muerte de Fikri y pedir justicia, pero con el tiempo aparecieron las reivindicaciones. Se pidió inversión y recursos para hacer digna la vida de los habitantes de Alhuceimas y del Rif. Hospitales, ambulatorios, escuelas y universidades y mejoras en la calidad de vida.
Alhuceimas y otras ciudades se unieron a las protestas. El gobierno, desde Rabat, de forma condescendiente inició una ronda de contactos cuya función era prometer un cambio en la zona y destituir a los cargos políticos sospechosos de corrupción, pero el verdadero objetivo era que las protestas cesaran y volver al estatus quo previo a la muerte de Fikri.
En toda esta situación dos voces comenzaron a sonar como líderes de la revuelta. Nasser Zafzafi y Nawal Benaisa, ambos, con el apoyo y ayuda de decenas de personas, coordinaron protestas, manifestaciones y mitines, pero también informaron a los demás rifeños de Marruecos y el mundo a través de la redes sociales, donde contaban lo que ocurría (lo que recordaba peligrosamente el inicio de la Primavera Árabe.
Rabat se impacientaba, la internacionalización de estas protestas podía generar problemas, al mismo tiempo que las protestas eran cada vez más masivas y la gente que dudaba iba cada vez más a favor de los manifestantes.
Los intentos de Rabat por acallar las revueltas por las buenas llegaron a su fin el día antes del mes de Ramadán de 2017. Justo el día antes Nasser Zafzafi había dado un mitin en una mezquita y el gobierno decidió actuar. Se ha militarizado Alhuceimas (cuna y centro de las revueltas), la ciudad (según me han contado) está cercada y es difícil salir y entrar de la misma.
Al mismo tiempo se han producido choques entre policías y residentes en la ciudad que nos recuerdan a los choques entre israelíes y palestinos en Oriente Medio, los asaltos a las casas y las detenciones suman ya 120 personas. Muchos son trasladados a Casablanca.

Choques el Alhuceimas
Nasser Zafzafi fue capturado poco tiempo después de iniciarse las detenciones y fue trasladado a Casablanca, zona árabe. Sus abogados han relatado que ha sido torturado, que tiene moratones y otra persona confirmó que le habían puesto calcetines usados en la boca.
La caída de Zafzafi no ha parado las revueltas, sino que las ha encendido más. Hubo otro intento con Nawal Benaisa, que se presentó voluntaria en la comisaría y fue liberada poco después. En las vacaciones de verano (que serán en breve) miles de marroquíes y rifeños volverán a sus ciudades, lo que puede aumentar el número de manifestantes.
Marruecos ha trabajo profundamente en dar una imagen de país en modelo de desarrollo democrático, pero no es así, sus esfuerzos por «modernizarse» con festivales como Mawazine contrasta con la falta de libertad de expresión o de conciencia. Es una monarquía absoluta que no tolera la disidencia política, de conciencia o religiosa mientras alienta el fervor nacionalista hacia su rey, mientras se encuentran en una situación de subdesarrollo y pobreza que debería ser subsanado.
El Rif, que personalmente conozco, necesita ser atendido y desarrollado, ya basta de maltrato histórico. Dedico este artículo a los rifeños que han sido detenidos, que protestan en Alhuceimas y que, desde Europa, siguen las protestas de cerca.
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Desde mi punto de vista, el rey Mohammed ganaría mucho con la creación de una región llamada «Rif» dentro de un Marruecos más unido, pero a la vez más plural y diverso. Una región cuya capital podría ser Alhucemas y que comprendiera los territorios que van desde Nador a Chauen. Un aspecto importante sería el empleo oficial junto al árabe de la lengua bereber, así como del castellano por los vínculos históricos de la zona con la península siendo un verdadero enlace entre Africa y el mundo Iberoamericano, abriendo oportunidades laborales a los habitantes, y colmando sus anhelos historicos y culturales.
La lengua colonial francesa pinta poco en el Rif, y por tanto debe salir de toda oficialidad en esa zona, incluso en las escuelas donde sería más práctico estudiar los idiomas antes mencionados. Si el rey atiende a esta pluralidad dentro de un Marruecos diverso, ganará mucho a su favor, reforzando su liderazgo y unificará aún más a Marruecos. Una inversión en sanidad con la creación de nuevos centros sanitarios, así como nuevas infrastructuras como carreteras en mejores condiciones y estaciones de servicio de un pais moderno, sería un buen punto para empezar a conocer un Rif del siglo XXI.
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