«Gran Marruecos»: el proyecto imperialista que amenaza el Magreb y Europa

Toda nación que cae en las redes del ultranacionalismo y el radicalismo tiende a rebuscar en el su pasado para establecer líneas de actuación que les permita proyectarse y devorar a su vecinos. Esto no es nuevo, los nazis desarrollaron un término geopolítico muy interesante, el lebensraum (espacio vital); es decir, el marco geográfico donde la nación alemana debía desarrollarse, eso es loable y positivo porque forma parte de la soberanía.

El problema de los movimientos ultranacionalistas es que nunca ven esto como una línea de actuación dentro del principio de soberanía sino que, por el contrario, normalmente ese espacio vital tiene unas fronteras que van más allá de las fronteras reales: Hitler anexionó a los sudetes de Checoslovaquia, se anexionó Austria…y Polonia, Bélgica, Holanda y muchos más países para someter a los demás pueblos a sus designios.

Marruecos no tiene una aspiración racista en su concepto de lebensraum pero sí tiene una concepción imperialista bastante agresiva que se basa en tres grandes pilares:

-Descontextualización del devenir histórico de la región y vinculación del Marruecos actual como heredero de los imperios almohades, meriní etc… buscando en esto la justificación histórica para reclamar los territorios del Sáhara Occidental y Mauritania al completo así como todo el oeste de Argelia y el norte de Mali. AL mismo tiempo reclama Canarias, Ceuta, Melilla y las posesiones de los territorios bajo control almohade (el sur de España) Marruecos es el heredero directo y legítimo poseedor de todos estos territorios;

-Marruecos, como heredero de estos imperios no sólo tiene derecho a reclamar y ocupar estos territorios sino que, además, tiene legitimación religiosa debido a la vinculación que existe entre la dinastía alauita de Mohamed VI como Amir al Muminín dentro de la escuela Malikita del Magreb por lo que Marruecos reclama la soberanía cultural y religiosa sobre estos territorios;

-El Marruecos y Magreb actual es una construcción de Europa que debe ser combatida porque los países construidos tras el fin del colonialismo no son legítimos. Esto se debe llevar a cabo mediante el desarrollo de la política anticolonialista que devuelva el Magreb a su posición natural de confederación de tribus-imperios siendo Marruecos el gran actor del Occidente del continente cuyo contexto natural sería desde Tánger hasta Tombuctú mientras que en su contexto ideal debería incluir Andalucía.

Países engullidos por Marruecos en su avance imperialista

Aquí tenemos el esbozo de lo que es la ideología nacionalista y sus bases: revisionismo histórico, justificar sus pretensiones en referencias históricas y culturales recordando un panarabismo sui generis (cercano al discurso de Shakrib Arsán) y con elementos islamistas cercanos al salafismo de Rashid Rida o Mohamed Abdul.

En la visión marroquí países como Sáhara Occidental o Mauritania son países ilegítimos productos de la colonización y cuyos derechos postcoloniales a la independencia son una agresión a Marruecos de la misma forma que la existencia de Mali en las zonas alrededor de Tombuctú o de la zona oeste de Argelia.

Esto ha provocado que, curiosamente, el imperialismo marroquí esté revestido de anticolonialismo (especialmente antifrancés y antiespañol) y que tenga, en su discurso, una importante carga de afán libertador de estos pueblos. Este discurso de dignidad, soberanía y renacimiento esconde los intereses imperialistas de Rabat o, en su defecto, sus intereses irredentistas.

El proceso de descolonización llevado a cabo por España y Francia que acabó con el Rif, que debería de ser un estado independiente, bajo control de Marruecos con su independencia de 1956 reforzó este discurso panarabista y ultranacionalista (muy común en el mundo árabe de los años cincuenta y sesenta) y que inspiró a Marruecos a reiniciar una conquista del Estado con la guerra del Sidi Ifni y la conquista de Cabo Juby en 1958.

Mohamed V y Hassan II tenían relaciones muy complicadas con Argelia. Este último, al mismo tiempo que aterrorizaba a los marroquíes, asesinaba líderes opositores como Ben Barka. En 1963 las tropas marroquíes atacan un puesto argelino y se inicia la «Guerra de las Arenas» un intento de Marruecos de anexionarse los territorios de Tindouf y Béchar El conflicto acabó con una vuelta a las fronteras previas a la guerra tras una mediación de la OUA (Organización para la Unidad Africana, germen de la Unión Africana).

Sin embargo las tensiones fronterizas entre Marruecos y Argelia son una realidad debido a los intentos irredentistas y las constantes reivindicaciones de ese territorio soberano argelino (postcolonial e históricamente bajo control de Argelia) que, sin embargo, en los medios de comunicación marroquíes no dejan de reclamar.

Sin embargo la gran crisis llegará en 1975 cuando Juan Carlos I de Borbón, Rey de España, mientras el dictador Franco está agonizando y haciendo caso a las presiones francesas y estadounidenses para aplicar las resoluciones contra España sobre la descolonización del Sáhara cae en la trampa de Hassan II, cuyas presiones provocan un fallo monumental.

Los requerimientos de la ONU reconocían al Sáhara como una unidad estatal bajo control de España, que debía irse. El Sáhara tenía territorio, población autóctona estable y unas instituciones que podrían sostener un gobierno independiente lo que le daría capacidad para relacionarse con otros estados en igualdad de condiciones, de hecho tenía hasta un movimiento independentista: el Frente Polisario.

La ONU solicita la independencia total de ese territorio, no su devolución a Marruecos ya que nunca ha formado parte de Rabat. Hassan II, sin embargo, chantajea y amenaza al rey de España a partes iguales mientras mueve 350.000 marroquíes (muchos salidos de las cárceles para llevar a cabo la conquista) y 25.000 soldados. Se firma el acuerdo de Madrid que entrega el Sáhara a Mauritania y Marruecos. Es el fin.

España se retira a Canarias y los marroquíes toman el territorio teniendo Hassan II una gran victoria: se afianza como rey, amplia el trabajo de su padre en Sidi Ifni y el Rif con el Sáhara, silencia a la oposición, aumenta el poder de su posición (muy inestable tras tres golpes de estado fallidos) con un alarde de fervor religioso y ultranacionalista y empieza la guerra.

De 1975 a 1991 ocurrirán muchas cosas…Marruecos avanza en el territorio conquistado mientras que Mauritania, que no puede aguantar las embestidas del Polisario abandona el territorio pero no lo entrega a los saharauis sino que, temiendo a Rabat y una posible guerra lo cede a Hassan II, mientras tanto los saharauis, aislados de la costa se lanzan a resistir con la ayuda de Argelia y retienen territorios hasta el 1991 cuando se firma un armisticio y se negocia un referéndum.

De 1991 hasta 2020 el referéndum no se celebra y la ONU tiene un papel secundario que se reduce a tomar acta de la situación y velar por el desarrollo de los acontecimientos beneficiando al ocupante marroquí que sigua colonizando la región, invirtiendo en ella, negociando con los recursos naturales saharuis (lo que es un crimen de guerra) y realizando labores de infraestructura comercial como la carretera de la costa que llega hasta Mauritania, en territorio conquistado.

En noviembre de 2020 comenzaron de nuevo las hostilidades ante estas actuaciones marroquíes y la inefectividad de la ONU que sólo consolida los hechos consumados derivados de la conquista.

Marruecos se ha construido sobre la conquista imperialista de otros pueblos sometidos como los rifeños, conquistados totalmente, en el caso saharaui la conquista es parcial ya que hay territorios continuos bajo control saharaui.

Marruecos intentó someter a los argelinos en la guerra de las arenas y no lo consiguió aunque, también, ha realizado provocaciones-sondeos como en el año 2002 con la isla de Perejil o el Peñón de Velez de la Gomera en 2012 (ambos territorios españoles en el norte de África). Sin contar con el no reconocimiento de la soberanía española sobre Ceuta y Melilla, bajo control de España desde la Edad Media. En 1497 la ciudad pasó a manos del ducado de Medina Sidonia, Ceuta forma parte de España desde 1580 tras la unión de España y Portugal (Ceuta pertenecía a Portugal) pero se mantiene española tras la secesión de 1640.

Sin embargo, Marruecos continúa con su afán irredentista y ultranacionalista, de ahí las relaciones comerciales envenenadas con España y su constante chantaje a Europa (especialmente a través de España y Francia) en cuestiones como la seguridad, el comercio, la lucha antiyihadista (cuando Marruecos ayudó a los yihadistas del sur de Argelia durante la guerra civil de Argelia (1991-2002).

Estas relaciones envenenadas amedrentan también a Mauritania, un país lingüística, cultural e históricamente vinculado al Sáhara pero cuyas relaciones son muy discretas por el miedo del gobierno de Nuakchot a molestar a Rabat, un país extremadamente violento y mucho más fuerte militar, diplomática y económicamente que ha logrado establecer lazos comerciales que están desembocando en una dependencia de Mauritania hacia Marruecos que roza la influencia determinante.

Esto hace que Marruecos viole constantemente los principios de no injerencia en los asuntos internos de los estados, ni los principios de integridad territorial, de anexión de territorios por la fuerza, viole los tratados internacionales de defensa de los Derechos Humanos y use todos los recursos a su alcance: relaciones económicas de interdependencia, creación de centros de espionaje detrás de fundaciones y asociaciones culturales/religiosas, así como el tráfico de drogas, personas y el yihadismo para lograr sus objetivos.

En primer lugar proyectar fuera de su territorio su excedente poblacional, forzar cambios y obtener prebendas con el mercadeo de los derechos del pueblo saharaui mediante acuerdos pesqueros o de explotación de las minas de fosfatos lo cual constituye un crimen de guerra ya que es pillaje y saqueo de los recursos naturales de un país bajo ocupación ilegal y en estado de guerra.

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