El ataque israelí a Damasco fue un crimen de guerra

Los ataques aéreos por parte de Israel sobre Siria no son nuevos y responden, básicamente, a dos premisas:

  • La primera: los aliados militares de Siria, Irán y Hezbollah sobre todo, están adquiriendo poder dentro del territorio sirio y están desarrollando sus actividades cerca de las fronteras israelíes y eso es una amenaza para el régimen de Tel Aviv;
  • La segunda: frente a la incapacidad de frenar abiertamente esta colaboración, salvo en caso de una guerra victoriosa, cada vez más lejana. Israel provoca al estado Sirio y busca la complicidad de la comunidad internacional para la mediación de un acuerdo de cese al fuego beneficioso para Israel.

En esto se basó este último ataque a Damasco, totalmente injustificado, el pasado 25 de diciembre de 2018 que violó el principio de no injerencia en los asuntos internos de los estados así como el principio de soberanía nacional en dos puntos, uno mediante el ataque militar físico contra la población civil de Damasco y el segundo mediante el intento de influir en las decisiones de un gobierno soberano.

Sin embargo, este nuevo ataque fue una bofetada en la cara de la legislación y de la comunidad internacional así como una nueva demostración de la perversión y maldad intrínseca de los militares israelíes al usar escudos humanos.

Es bien sabido y desde fuentes periodísticas en el Líbano que las fuerzas aéreas de Israel para defenderse de un posible contraataque por parte de las defensas aéreas sirias usaron aviones de pasajeros (vuelos civiles) para camuflarse y evitar ser atacados.

Los seis cazas se camuflaron detrás de aviones civiles que estaban aterrizando en Beirut y Damasco. De hecho la cancillería rusa ha declarado que: «Estamos muy preocupados por los ataques, tanto por el caso en sí como por la forma en que actuó Tel Aviv«.

Podemos concluir que Israel, de nuevo, ha violado los protocolos más básicos de la ley militar, concretamente la prohibición del uso de los escudos humanos contenida en en los Convenios de Ginebra de 1949, el Protocolo adicional I de los Convenios de Ginebra de 1977 y el Estatuto de Roma de 1998, de modo que de nuevo queda claro el desprecio por las vidas humanas no israelíes.

De hecho esta jugada ya la usaron en septiembre de 2018 cuando un avión israelí atacaba, de forma ilegal, a las fuerzas que luchan contra los yihadistas porque Israel (y Estados Unidos) han sido las fuerzas aéreas del Estado Islámico y de Al Qaeda en Siria. En ese momento las defensas antiaéreas lanzaron un misil en contra del avión israelí que usó como escudo un avión militar ruso de reconocimiento, provocando su derribo y la muerte de todos los soldados de Rusia.

De nuevo, el régimen genocida y supremacista de Israel lo intentó hacer, esta vez con vuelos civiles, poniendo en riesgo la vida de cientos de personas en un nuevo crimen de guerra que no será juzgado. (Foto: Wikimedia Commons)


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