Bacha Posh, la tragedia de las niñas-niño

En Afganistán, junto con el Bacha Bazi, existe otra tradición denominada Bacha Posh; ambas consisten en travestir a los niños. En el caso del Bacha Bazi, se compran y travisten niños para bailes tradicionales y actos de pederastia hasta que alcanzan la mayoría de edad y son liberados.

En el caso del Bacha Posh nos encontramos con la costumbre de vestir a las niñas como si fueran niños. Costumbre que tenía que ver con la guerra y es bastante antigua. Vistiendo a las niñas como si fueran niños, las niñas se libraban de las violaciones o de ser saqueadas si las ciudades o pueblos caían en manos enemigas. Si las niñas eran adolescentes podían, si entraban en el Bacha Posh, unirse a otros hombres para combatir a los enemigos.

El origen geográfico de esta tradición centroasiática no está claro, aunque existen dos vertientes: La que defiende la entrada de esta tradición vía Pakistán, y la que dice que entró en Pakistán (donde también se realiza) vía Afganistán cuando las tribus del norte (tayikos y uzbekos) empezaron a asentarse en esta zona. Hoy en día, en cambio, el Bacha Posh es una práctica aceptada por la sociedad afgana y por los líderes políticos y religiosos, siendo así que se ha convertido en una práctica común entre las familias que no tienen hijos varones.

En Afganistán una familia sin un hijo varón es una familia desgraciada y colmada de vergüenza avocada a la pobreza, ya que sin hijos varones la familia no puede producir los recursos suficientes para sobrevivir, ya que las mujeres no pueden trabajar por lo que el hombre se verá él solo obligado a mantener a su familia, además otro agravante es que el linaje de la familia se perderá si no engendran un varón, la única manera de poder compensar ese problema es mediante esta ficción social. Travestir a una niña y criarla como un niño en todos los aspectos.

Las Bacha Posh van a la escuela, aprenden a leer y escribir, juegan en la calle, trabajan y ganan dinero. No olvidemos que en Afganistán muchos hombres están impedidos o mutilados por las tres guerras que han sufrido desde los años setenta: La guerra contra la URSS, que duró diez años, la guerra civil entre facciones afganas y la guerra contra Estados Unidos desde el año 2001. Estos hombres, inutilizados, no pueden trabajar o necesitan ayuda para regentar sus pequeños comercios, por lo que si no tienen a un varón que les ayude en sus negocios tendrán que travestir a una de sus hijas e inventarse de este modo un hijo para poder recibir la ayuda con la que sustentará a sus familias.

Esto nadie lo critica, el Bacha Posh es un mal necesario para una sociedad desestructurada, y está aceptado sin tapujos aunque se evita mostrar a los extranjeros. Normalmente de las hijas del matrimonio la que se convierte en Bacha Posh es la mayor, y su objetivo será ayudar a su familia y comportarse como un niño frente a la sociedad para así poder dar status y conseguir ingresos mediante el trabajo. Esta práctica también se realiza por miedo a que muchas mujeres sean abandonadas por sus maridos si solo dan a luz niñas; en ese caso el hombre puede repudiar a su esposa y buscar a otra, quedando la primera esposa abandonada y avocada a la pobreza, miseria cuya única salida sería la mendicidad o la prostitución si no se casa con otro hombre pronto.

También se realiza Bacha Posh como una manera de «pedir» a la deidad que otorgue un hijo varón a la familia ya que, según la superstición, si se hace la ficción de tener un hijo varón al final, tarde o temprano, se engendrará un niño; y si en el siguiente embarazo la mujer da a luz a un varón, la familia abandonará el Bacha Posh y la hija volverá a asumir su rol femenino en la sociedad. En este caso el Bacha Posh no es para toda la vida, ya que en el momento en el que la niña desarrolla su sexualidad y entra en la edad idónea para casarse, ésta debe abandonar su vida como niño o adolescente y volver a ser una niña, lo cual les genera graves secuelas psicológicas, casos de depresión derivados del confinamiento al que se verán obligadas y al que no están acostumbradas porque han sido libres como hombres.

Han pasado de ver la vida a través de sus ojos en plena libertad a vivir confinadas en la casa viendo el mundo tras un burka. Otro de los problemas causados por esta práctica es la disforia de género inducida por esta práctica. En el desarrollo sexual, que es biológico y no ideológico, esta práctica no influye pero si en la concepción de su propio género, ya que desde que son pequeñas son tratadas, educadas y vestidas como varones durante años y años (cuando no lo son), además en la etapa más delicada del desarrollo mental, lo cual les genera un desajuste en su concepción sexual.

Una vez construida toda una identidad masculina en un cuerpo femenino, el desarrollo sexual y la edad de matrimonio las vuelve (de forma brusca) a situar socialmente en su posición de mujer al hacerse obligatorio el abandono del Bacha Posh ¿Con qué problema nos encontramos?. Con que la entrada en la vida femenina afgana de una chica que ha sido tratada como un hombre no solo le generará problemas psicológicos y de autoestima, sino que le generará problemas conyugales. La mujer ex Bacha Posh no conoce el rol femenino que se espera que sepa en su sociedad y no tiene los conocimientos para realizar las labores del hogar y demás menesteres propios de la mujer tradicional afgana, lo cual la convierte en blanco de malos tratos por parte de su marido, tanto en el ámbito psicológico como en el ámbito físico.

Las palizas y asesinatos no son infrecuentes entre estas chicas. El divorcio o el repudio es otro estigma social; una mujer que no sabe hacer las cosas del hogar es considerada «inútil» y puede ser repudiada por su marido y por toda la comunidad, quedando desamparada y sin ayuda.

El caso más interesante puede ser el de Azizat Rafaat, diputada del parlamento afgano por la provincia de Bagddis, segunda esposa de su primo hermano. Nunca ha tenido descendencia masculina, hasta día de hoy, por lo que por presiones familiares y convencionalismos sociales (y para no perjudicar su carrera política, en un país donde la es un hito el que haya mujeres en el parlamento). Azizat decidió realizar el Bacha Posh con su hija, Manoush, a la que cortó el pelo, compró ropa de niño y cambió el nombre por Mehran. Ahora Mehran vive como un niño hasta que su madre tenga un varón o ella alcance la pubertad. (Foto: Wikimedia Commons)


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Un comentario en “Bacha Posh, la tragedia de las niñas-niño

  1. Anna Lafont dijo:

    Lo de DDHH en toda esa zona no lo conocen de nada ni están ingteresados. Su cultura será antiquisima, pero no ha progresado en absoluto y por eso mantienen muchas barbáries impensablews en esta época. Debe ser un infierno nacer en los paises árabes, la verdad. Un saludo¡¡

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