Vivimos en el siglo XIX, sí, he escrito bien, siglo XIX, no me he equivocado a la hora de poner los números romanos, en la cuestión energética seguimos consumiendo recursos fósiles, seguimos desplazándonos igual y seguimos pensando igual.
El siglo XXI es igual que el siglo XIX sólo que más tecnificado y sofisticado. Las bases de la política siguen siendo la izquierda y la derecha, el proletarismo y el nacionalismo con sus subproductos (comunismo, socialismo, anarquismo, fascismo, nazismo, progresismo, etc…).Lo curioso de esta situación es que realmente el «proletarismo» y su subproducto más adulterado, insulso y ecléctico, el progresismo, ha triunfado.
Como toda concepción de izquierda el progresismo necesita de un tirano, los tiranos político-militares ya están enterrados, para desgracia de la izquierda, aunque eso no es problema a la hora de lanzar el damnatio memoriae ad modum romani, desenterrar cadáveres (menos los cadáveres de la izquierda) o perseguir el enemigo interno e invisible del «heteropatriarcado» retórica que me recuerda al enemigo interno, invisible y eterno que justificó los genocidios en la URSS, China, Corea o Camboya. Han leído demasiado a Lenin, pero muy poco a Soltzhenitsyn y su archipiélago Gulag.
En este siglo XXI, mascarada del siglo XIX, el progresismo está en franco enfrentamiento conceptual con el comunismo clásico ortodoxo, seguro que Lenin, Stalin, Mao, Hoxha o Pol Pot los mandaría a un campo de reeducación. El progresismo multiculturalista contemporáneo ha creado individuos lejanos a la concepción del «nuevo hombre soviético», que al menos era nacionalista, fuerte y disciplinado.
Hoy el progresismo es dictatorial al más puro estilo Orwell. El que no piensa siguiendo esa línea, es decir, lo políticamente correcto es perseguido. El concepto de «políticamente correcto» (que es una ideología) se acerca mucho al concepto de la ideología «del partido». Al que no piensa siguiendo la línea marcada de lo políticamente correcto se le ataca, deshumaniza y exilia. Para ello usan la acusación de fascista (que ya no representan una amenaza real), esa es la estrategia para construir el enemigo. Aquel que es susceptible de pensar de un modo diferente es calumniado.
Insulto al disidente
El progresismo se mueve en el principio de mediocridad, aquel que sobresale es totalmente avasallado. Se pensaba que PODEMOS iba a arrasar, pero los españoles, por desgracia, eligieron al PP en primer lugar, al PSOE en segundo y a PODEMOS en tercer lugar. Ya se oyeron críticas, se rumoreaba que se había amañado los comicios, se dijo que los españoles éramos incultos, fascistas, analfabetos o cuñados (nuevo termino político-policial para acallar la disidencia). Y yo me pregunto ¿acaso el PP es fascista, si los PPeros son liberales internacionalistas de primer orden?. Si no se sabe distinguir entre un capitalista y un fascista, mal andamos.
Luego viene el insulto constante hacia los estadounidenses. Yo he conocido a algunos y con uno he compartido trabajo en Málaga, jamás me pareció una persona inculta o estúpida, más bien al contrario, este hombre (Robert) era proactivo, dinámico, educado y serio en el trabajo. El pueblo de Estados Unidos, libre y soberano, decidió votar en unas elecciones entre dos candidatos, Hillary Clinton (La carnicera de Libia) y Donald Trump.
Hillary Clinton formó parte de las dos administraciones Obama, que han dañado al país, y los estadounidenses, que no votan con el estómago o por mantener el subsidio o lograr pagas. Decidieron que ocho años de demócratas eran suficientes, los republicanos les convencieron con su programa y ganó Donald Trump. ¿Por qué? porque convenció a un pueblo que disfruta de democracia desde 1776 (España desde 1978). Desde ese momento Trump se ha convertido en una especie de monstruo comeniños (como en su tiempo, y aún hoy, Bashar al Asad o Vladimir Putin).
Estados Unidos ahora es el peor país del mundo (con Obama cuando pagaba al Estado Islámico, bombardeaba civiles y niños con Drones Predator en Somalia, Pakistan o Yemen, no). Ahora los estadounidenses han hecho lo mismo que los alemanes cuando votaron a Hitler ¿como?, tal cual, el voto por Trump ahora es el voto de la guerra, del racismo, del machismo y de todas las fobias del mundo, el famoso reductio ad hitlerum establecido por Leo Strauss.
Usar a Hitler para asustar a la masa, a día de hoy con peligros reales, es como el cuento de la vieja, nadie lo cree, pero todos se asustan, no por Hitler o por los extintos nacionalsocialistas alemanes sino porque no asustarse o indignarse sería un indicio de no estar influenciado por la ideología del progresismo ergo te conviertes en un potencial enemigo.
Al mismo tiempo que la progresía estadounidense, mundial y española se rasgaba las vestiduras porque los estadounidenses (repito, la democracia más antigua del mundo de forma continuada) habían elegido a Trump. La prensa decía que se había eliminado la página en español de la website de la Casa Blanca (la Casa Blanca declaró que la página estaba en reformas y no estaba acabada) nuevo zasca contra la progresía. Esta misma progresía lloraba y sudaba sangre de ira y odio porque Donald Trump había quitado el castellano de la website de la Casa Blanca, pero ante el atropello de la Generalitat Catalana contra el español, de forma constante y continuada durante años, hacen mutis por el forro ¿por qué?.
Muy sencillo el razonamiento progresista:
- A) En Estados Unidos el español es un idioma de inmigrantes y pobres y es progresista y bueno defenderlo. Es más, es la misión del progresista defender el castellano en Estados Unidos;
- B) En España (y Cataluña que es parte de España) defender el castellano es de fascista y franquista porque es el idioma de la mayoría y es la lengua del país que odian, tanto nacionalistas perifericos como progresistas.
Mientras España, para ellos, es un país de cuñados y fascistas y los estadounidenses un país de paletos y racistas (porque no votan lo que ellos quieren imponer), le han pegado una paliza a una joven en Murcia a la que le han partido la cara, y encima grabado, todo por miembros de la izquierda progresista y democrática antifascista. ¿Defensa ante ese atropello machista? (Agresión machista porque ha sido una turba enfurecida de hombres con algunas mujeres las que han atacado a una chica sola).
Pues muy fácil, de nuevo, la culpa es de la victima porque supuestamente es Nazi (de nuevo tendríamos que analizar qué es para ellos un nazi), presuntamente acosaba a ciertas personas. Si estas acusaciones son falsas, el progresismo, de nuevo, ha caído muy bajo y si las acusaciones son verdaderas, vivimos en un país donde existe maquinaria policial y jurídica para poner a esa chica en manos de las autoridades, en lugar de lincharla públicamente.
Las imágenes de aquellos tipos embozados, con las caras ocultas y el ataque tan sorpresivo y a traición por la espalda (como hienas de la sabana) me recordaban a cuando los comunistas de Mao rodeaban a aquellos que no estaban conformes con el régimen durante «El gran salto adelante».
En pocas palabras, neo izquierda progresista totalitaria, irrespetuosa y anti democrática. (Foto: Kelly Kline)
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