La mujer en el mundo islámico

Cuando hablamos de Islam estamos hablando de una constelación cultural mucho más amplia que el libro sagrado islámico (el Corán), estamos hablando realmente de la religión con su desarrollo en las escuelas jurídicas del Islam (Sunismo con la escuela Malikí, Hambalí, Hanafi y Shafií o chiita con la escuela Yafarí, Zaidí o Ismaelí), sin contar con otras estructuras postislámicas desgajadas de la religión como los drusos o los bahaí.

Realmente cuando hablamos de la concepción de la mujer en el Islam nos referimos más bien a la concepción regional de las mujeres en el contexto socio-cultural que las dominó. Nunca fue igual la mujer musulmana de Malasia, que la de Senegal o Bosnia.

El Mutah o Sigheh, el matrimonio temporal chiita

Sin embargo lo que más ha llegado a nosotros es la imagen de la mujer en Oriente Próximo con Arabia Saudí, Egipto o Irak de por medio. En este caso debemos ver que estamos ante una concepción semítica de las relaciones entre la sociedad y su sistema jurídico frente a las mujeres y el papel de estas en la familia y la vida comunitaria.

Los textos coránicos pero también los textos judíos jurídicos religiosos (especialmente números y levítico) dejan muy claro cual es la posición de cada cual en el orden social que le toca. Textos posteriores de exégesis y la moderna hermenéutica intentan poner en contexto esos textos y trasladarlos, para acomodarlos al actual mundo y sus necesidades.

Sin embargo hay otra serie de textos semíticos no religiosos aunque sí jurídicos previo a las religiones que dejan muy claro quién es quién. El componente jurídico, por lo tanto, desde las leyes de Hammurabi, forman parte de la columna vertebral de toda religión semítica que nazca en la media luna fértil. No es una excepción. Nuestra civilización cristiana, en origen, también posee esa diferenciación que queda patente en las cartas de Pablo. Sin embargo la paganización y la posterior integración de las mujeres en la Iglesia (dentro de poderosas órdenes religiosas) hicieron que el desarrollo del papel de la mujer en Occidente tuviera un concepto mucho más amplio que permitiera el desarrollo actual.

La transexualidad en Irán, el segundo país con más operaciones de cambio de sexo del mundo, práctica permitida desde Jomeini.

Mientras que en mundo cristiano el desarrollo de la filosofía escolástica, el nominalismo, la escuela de Salamanca y más tarde la filosofía política inglesa y francesa del siglo XVII y XVIII dio a luz una nueva sociedad tras la revolución francesa que derivó en la actual situación de la mujer. Estos desarrollos, que afectó al Judaísmo también en su propia ilustración y secularización con la Haskalá (uno de los motivos del sionismo político) no caló en los mecanismo islámicos, que se quedaron atrás por el retroceso de la filosofía tras Al Ghazali y los intentos, infructuosos de gentes como Averroes.

Esto hizo que la labor filosófica quedase relegada a la marginalidad política y social en divanes de poesía metafísica y de pensadores místicos mientras que el poder, con base en la Sharía (su orden jurídico), no avanzaba por el poder que las esferas de control político los emiratos, califatos y demás organizaciones políticas imperiales o tribales retenían y que les servía para compartimentar el poder y ejecutarlo conforme a la mixtura religiosa y tribal.

Frente al avance técnico y militar de occidente, que parece haber olvidado que el éxito colonial del siglo XIX y XX se debió a una suerte de superioridad moral basada en el desarrollo de las ideas democráticas (el parlamentarismo inglés y francés o la excepcionalidad americana), realmente el éxito se debió por la industrialización tanto de la economía y la mano de obra como de las capacidades militares. Poco podía hacer el ejército del poderoso shogunato o de la suprema puerta de tradición milenaria frente al ejército de un país recién nacido como el estadounidense que estaba totalmente industrializado.

La economía y la fuerza militar quedaban atrás…como también el dinamismo social. Las tanzimat otomanas, al estilo de la perestroika soviética, debilitó al imperio y sólo Ataturk en Turquía o Reza Sha en Irán pudieron imponer la modernización de toda la sociedad. Sin embargo la oposición de los antiguos centros de poder, apoyado por una sociedad que ni quería ni entendía la nueva situación y las reformas y los poderes del estado que fueron incapaces de exterminar a estos «contrarevolucionarios y saboteadores» (en el lenguaje del otro imperio que quería modernizarse y crear una nueva sociedad: los soviéticos.

Frente a esto, las sociedades tribales ajenas a esto, que sólo adoptarían el modelo económico, como Arabia Saudí, predicaron su triunfo financiero no como la primera parte de una posterior reforma sino como una señal divina de riqueza (al más puro estilo calvinista) debido a su fidelidad a la religión y a la tradición por lo que la modernidad pasó a confirmarse como enemigo de la religión y, por ende, debía combatirse.

Nikah Misyar y el Urfi, los matrimonios temporales en el mundo sunita.

Otros sistemas, que habían adoptado el nacionalismo socialista al más puro estilo occidental hicieron malabares y resultaron en el apoyo de las mujeres: Nasser y los baazistas sirios e iraquíes. Pero esto trae una consecuencia: la resistencia tradicionalista islámica que considera el derecho positivo (que es creado por el hombre y es maleable) como algo abominable porque significa equipararse a Allah en su función de legislador supremo entendiendo que el Islam en su conjunto (Corán+Hadith+Ikma*+quiyás*, las dos primeras son fuentes primarias y el resto son fuentes secundarios o subsidiarias) es lo que Allah desea y fuera de esos márgenes todo es prohibido.

El feminismo occidental, ya agotado y convertido en una farsa de opereta con funciones lobistas al servicio de intereses superiores, es defenestrado en Oriente que, sin embargo no puede resistirse ni claudicar frente al masivo dominio informativo, de medios de comunicación y redes sociales que domina Occidente y que la mera censura ya no es capaz de contener por lo que, del tradicionalismo islámico, surgió el feminismo islámico a veces tan de opereta como el feminismo desquiciado occidental.

Bacha Posh, la tragedia de las niñas-niño de Afganistán

El feminismo islámico pregona la igualdad del hombre y la mujer ante Allah pero la división de funciones familiares y sociales entre ambos que podrán competir dentro de sus propias categorías y equipararse socialmente a través de esferas netamente femeninas o netamente masculinas ya sean incompatibles o no. Sin embargo este feminismo no supone una retribución histórica, como en occidente, por un supuesto «dominio patriarcal» sino más bien una reclamación de derechos para la entrada al mundo laboral y económico, con la obtención de ciertos derechos civiles que deben gestionarse religiosamente.

Es decir, el trato de una mujer hacia un hombre, aunque ambos trabajen en el mismo entorno laboral ha de ser distante y cordial ni, bajo ningún concepto intimar o relajar la relación laboral a una amistad. Sin embargo, tendríamos que ir país por país, región por región y pueblo por pueblo en una bolsa de creyentes de más de mil millones de mujeres en el mundo para poder dilucidar cual es la vida de la mujer en el Islam.

Lo cierto es que la mujer en el mundo islámico, aunque legalmente esté en condiciones de igualdad jurídica con los hombres, se espera de ella a nivel social que mantenga una posición femenina basada en las virtudes de las mujeres musulmanas que es humildad (a veces un eufemismo para la sumisión), respeto a los demás (otras veces un eufemismo para la dominación del clan o la familia) y seguimiento de la sharía en todos los aspectos de la vida pero, como vimos antes hay sharias y sharias, no es lo mismo la sharía en Túnez que en Afganistán. (Foto: Wikipedia)

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Ikma=Opinión de los eruditos del Islam

Quiyás=razonamiento lógico, en base a la lógica aristotélica, para alcanzar conclusiones sobre actos que no han podido ser determinados como lícitos o ilícitos a través del estudio del Corán, del Hadith ni del Ikma

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