Un estado, según el derecho internacional público debe poseer cuatro características para ser reconocido como tal. Debe tener territorio físico; gobierno; población estable y capacidad para relacionarse con normalidad con otros estados. Estas cuatro características las posee Corea del Norte.

Obviamente, una vez constituido y reconocido como estado debemos ser capaces de entender que el estado es un ente soberano, es decir, que tiene autoridad residente en el poder político que se traduce en independencia y responsabilidad por sus actos.

Corea del Norte es un estado soberano que ha puesto en marcha un programa nuclear enfocado a la defensa. Las cuestiones de las armas nucleares han seguido dos grandes caminos, el primero es que sólo son legítimas las armas nucleares en manos de las naciones que poseen sillón permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, es decir, China, Rusia (en herencia de la extinta URSS), Reino Unido de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos.

Al mismo tiempo, debido a la capacidad disuasoria y militar ofensiva, otros países realizaron programas nucleares secretos. Pakistán es un estado con armas nucleares desarrolladas, India o Israel. Otras naciones buscaron el arma como la España tardofranquista, la Sudáfrica del Apartheid, la Iraq de Saddam Hussein, la Siria de Bashar al Asad en el año 2005, o la Irán de Ahmadineyad.

El seguro de vida que representa la posesión de armas nucleares por parte de cualquier nación ha convertido en prioritario el evitar que naciones fuera del control del eje occidental puedan desarrollarlas. Uno de los casos más intensos fue el programa nuclear iraní que abrió la puerta a sanciones económicas y castigos diplomáticos que lograron aislar bastante al gobierno de Teherán y dañarlo económicamente, incluso el Primer ministro israelí Benjamín Netanyahu (que había comenzado una campaña de atentados y asesinatos selectivos del Mossad en Irán) amenazó en reiteradas ocasiones con ataques militares abiertos contra Irán y presionó a la ONU y al gobierno de Estados Unidos a través de sus lobbys para iniciar el ataque.

La cuestión se saldó con un pacto en el cual Irán abandonaba su programa nuclear y a cambio cesaban las sanciones. Irán cumplió pero Obama y ahora Trump no sólo no han cumplido el pacto y eliminado las sanciones sino que las han endurecido. [para saber más del pacto nuclear pincha aquí].

Corea del Norte, al que se ha acusado de ser un estado huraño en realidad es un estado constituido así. La ideología Juche, el socialismo coreano, en realidad posee un fuerte componente tradicional y nacionalista y, curiosamente las naciones del extremo oriente de Asia se han caracterizado por su aislamiento voluntario sino busquen en la historia de China o el Japón del periodo Edo, Corea del Norte es un estado que se ha parapetado de forma legítima tras su ideología y ha constituido un estado en torno a la misma.

Eso es una desventaja diplomática y económica ya que no le permite participar del flujo normal de los mercados financieros ni de los canales diplomáticos pero, al mismo tiempo es una gran ventaja política. Durante años bajo los gobiernos de Kim Jong Il y de Kim Jong Un el gobierno de Pyongyang ha visto de reojo las intervenciones en Oriente Medio contra Saddam Hussein con el pretexto de la búsqueda de las armas de destrucción masiva.

Pretexto fundado en inteligencia falsa con la colaboración de diferentes agencias de inteligencia de Oriente Medio y Europa que apuntalaron la mentira de la CIA usando información antigua y descontextualizadas del uso de armas químicas por parte del baazismo iraquí. Armas de fabricación estadounidense que desde mediados de los años noventa Iraq ya no tenía. Esto hizo que el gobierno de Corea del Norte, que fue integrado en el llamado eje del mal, temiera una intervención directa por parte de Washington en su territorio. Sobre todo conociendo las bases estadounidenses en Corea del Sur y en Japón.

La injerencia en Libia, Yemen o Siria en el marco de las primaveras árabes alertó a Corea del Norte de una injerencia indirecta a través de opositores internos y grupos mercenarios. Debido al control existente en el país esa no es una opción pero las constantes maniobras militares masivas conjuntas entre Corea del Sur y Estados Unidos calentaban el ambiente.

Una de las cosas que aterrorizó a los coreanos fue que países como Iraq, Siria o Libia han poseído programas nucleares que fueron paralizados y después de eso se habían producido intervenciones que habían destruido estos mismos países. La pregunta que se hicieron tanto Kim Jon Il como Kim Jong Un después era la siguiente ¿abandonar el programa nuclear, es decir aceptar las condiciones de una negociación podría implicar nuestra posterior destrucción al carecer de una defensa tan efectiva como la bomba nuclear?.

Piongyang tenía clara la respuesta, sí. Negociar y aceptar el fin del programa nuclear era una condena a muerte de modo que la estrategia fue, precisamente negociar con el fin de obtener tiempo suficiente para seguir desarrollando el programa nuclear, pero bajando la intensidad para no levantar sospechas y, al mismo tiempo lograr algún tipo de acuerdo beneficioso para el país mientras se reforzaban lazos con Rusia, China, Irán o Siria y se tendían puentes con América Latina.

Estados Unidos está especialmente preocupada ya que Corea del Norte, después de años de observación histórica conoce los pasos y procedimientos de Washington para lograr sus objetivos, tanto los públicos como los ocultos, de tal forma que la inflexible posición de Corea del Norte no es fanatismo o soberbia sino profundo conocimiento de las tácticas del oponente y voluntad clara de supervivencia y protección de su país y nación.

No olvidemos que entre las dos coreas y Estados Unidos no hay firmado un acuerdo de paz que ponga fin a la guerra, sino un armisticio (una tregua) vigente desde el fin de la Guerra de Corea ergo estos estados están de iuris en guerra.

Todo país es soberano y legítimo a la hora de defenderse y Corea del Norte aplica esta realidad para contener el empuje estadounidense en la península. Además la legitimidad también implica el desarrollo de su programa militar y de misiles, vinculado a su programa nuclear enfocado a la defensa. El éxito de esta aventura es, sin duda, el único seguro de vida frente a un ataque de Estados Unidos después de las amenazas de Donald Trump en la ONU.

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