Hamás ha sido el grupo palestino que más ha ayudado a Israel a lograr el dominio sobre el terreno y debilitar la causa palestina; ¿por qué?, porque sus actos se han revelado totalmente contraproducentes para la resistencia palestina rompiendo la cohesión interna que otorgaba la OLP, organización a la que Hamás no pertenece. Uno de sus grandes errores provocó una corta pero demoledora guerra civil que benefició a Israel y dejó separadas a la Franja de Gaza de la Autoridad Nacional Palestina quedando el territorio dividido en dos: Cisjordania ocupada y la Franja de Gaza.

Hamás, que nace en los ochenta, es un grupo islamista realmente contestatario y abiertamente ambicioso, desea el poder y para ello tejió una red de caridad altamente ideologizada en el islamismo, siguió la estrategia de su matriz, los Hermanos Musulmanes de Egipto. Su estrategia interna consistía en apoyarse en la creciente ola panislamista y en el relevo generacional al mismo tiempo que desprestigiaba a la OLP y, especialmente, a Yasser Arafat y Al Fatah.

El Mossad les dejó crecer y multiplicarse, divide et impera. Hoy, en la Franja de Gaza gobierna un grupo islamista peligroso para la causa palestina más que para Israel, que está encantado de tener en su frontera sur a las tropas islamistas que, por cierto, se llevaban muy bien con Bashar al Asad cuando Jaled Meshal estaba en Damasco…hasta que se fue a Qatar y empezó a apoyar a las FSA. Traición que no olvida Siria ni la OLP.

De hecho la segunda intifada fue fagocitada por Hamás en un intento de sustituir a la OLP de la vanguardia de la lucha antisionista, desprestigiar a Fatah y situar en un compromiso a un Yasser Arafat cada vez más cercado e incapaz de contener al Jeque Yassin. Hamás lograba su objetivo.

Sin embargo la gestión de la Franja de Gaza por parte de este grupo se ha tornado insostenible. Aparte de la terrible situación objetiva de bloqueo israelí, el grupo no ha sabido gestionar los recursos que poseían. Es más, llegaron a provocar un corralito cuando requisaron los bancos pero no sólo eso, en el Líbano me dijeron muy claro que la Mahmoud Abbas, Presidente de Palestina, entrega combustible gratis a Gaza a fin de ayudar a la maltrecha población y que Hamás, sin embargo, cobra ese combustible a los palestinos obteniendo así pingües beneficios.

Debido a la situación de carestía los palestinos salieron a las calles pero esta vez no era en contra de Israel, esta vez protestaban en contra de ellos. Los palestinos están cansados de la mala gestión, los altos impuestos, la carestía de la vida y la gran desilusión que han sufrido a manos de este grupo político-militar. Los miembros de Hamás, poco acostumbrados a esto, reprimieron las protestas duramente en todos los lugares donde se produjeron, que fue a lo largo de toda la franja, no sólo de la ciudad.

La situación es grave, frente al bloqueo y la escasez de alimentos o medicinas así como la maltrecha situación de la electricidad en el enclave, los palestinos se enfrentan a que más del 95% de su agua no es potable. Hay que sumar a esto que uno de cada dos gazatíes vive por debajo del umbral de la pobreza, que el desempleo afecta al 53% de la población general y al 70% de los jóvenes. Tendrás una bomba de relojería en un lugar ya de por sí caliente.

La represión ha sido brutal. Aparte de la violencia empleada por los islamistas debemos unirle las detenciones e interrogaciones duras que han sufrido (según la OLP) más de mil personas pero la represión se ha cebado también con los palestinos que protestaron en las redes, como en el caso Mona Ali, ella es una estudiante de la Universidad del Azhar en Gaza y fue golpeada por islamistas de Hamás por escribir en Facebook sobre la terrible situación que viven en Gaza.

Estas fotografías me fueron enviadas por un contacto palestino en Oriente Medio.

Las protestas, que iban a más por culpa de la brutal represión pararon tras los ataques de Hamás a Israel, ataques que no tenían como fin defender el territorio o hacer valer la legítima defensa frente al ataque sionista. Esta vez no, esta vez el objetivo era desviar la atención lanzando ataques contundentes que hicieran el mayor daño posible (llegando a Tel Aviv) y asegurándose la respuesta de la bestia sionista a fin de callar las protestas internas y silenciar las quejas que desde el gobierno de la OLP, y concretamente desde Mahmoud Abbas, se hacían llegar hasta las sedes del grupo islamista palestino Hamás.

Los ataques sirvieron como auxilio a Hamás en un momento en el cual, dentro del contexto árabe, cualquier protesta se convierte en agente vehicular de una posible revuelta y en Gaza no sería la primera…ni la última. (Foto: Screenshot)

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