La piratería en el arco del Mar Rojo-Golfo Pérsico

El arco que va desde el Estrecho de Bab el Mandeb y el golfo de Adén es uno de los lugares más complejos e inestables del mundo. En ambas costas de este cuello de botella la situación es muy inestable, explosiva mejor dicho. Somalia y Yemen fiscalizan estas aguas por las que pasan 20.000 barcos anualmente, es nexo de unión mundial debido a que por el pasa el 20% del comercio de todo el mundo, el 30% del suministro de petróleo de la UE, Japón usa este estrecho para comerciar (esta ruta representa el 90% del comercio japonés).

OPERACIÓN ATALANTA CONTRA LA PIRATERÍA EN LAS AGUAS DE SOMALIA

También esta ruta sirve al sistema indio de navegación marítima hasta Europa. El mar rojo, en cuyos extremos está el Estrecho de Bab el Mandeb y el Golfo de Adén al sur y el Canal de Suez al norte es de vital importancia para todos los países de la región. Yeda, la capital industrial y petrolífera está en estas costas y el puerto israelí de Eilat, con una carga anual de 2.6 millones de toneladas necesita esa vía para exportar e importar debido a que es su única salida al mar rojo.

Sin embargo, no es sólo este comercio el que mueve esta región. Existe un comercio ilegal muy importante en tráfico de personas (unos 100.000 africanos emigran de forma ilegal a través de mafias a la península arábiga, sin contar con el tráfico de armas y drogas).

Desde hace décadas la realidad en la región es muy delicada. Desde las guerras entre Etiopía y la región de Eritrea, que se separó y privó a Etiopía de la costa, cronificando la inestabilidad en la zona o Yibuti, un país dominado por bases militar para proteger no sólo lo intereses de los países ahí desplegados sino también de dar cobertura y apoyo terrestre a la operación marítima desplegada en las costas de Bab el Mandeb.

Las bases son la Base Aérea de Chabelley (uso de Francia y Estados Unidos), base Amodeo Guillet (Italia), Campamento Lemonnier (Estados Unidos), una base japonesa, dos bases compartidas por Francia, Alemania y España y una base militar de China. Sin contar con la infraestructura portuaria de Yibuti con participación de Arabia Saudí y China.

Todo ello en la parte más estrecha del Estrecho de Adén (unos 30 kilómetros separan esta región de África de Yemen).

Somalia, el primer problema

Somalia es un estado fallido total. A nivel socioeconómico la situación es de pobreza total y la economía es de superivencia basada en el pastoreo en los pastizales del sur (en un país con sequía crónica) o la pesca, que debido a la cultura de navegantes y los miles de kilómetros de costa volcados a un rico mar les hace sobrevivir. Esta situación de pobreza total enlaza con la inestabilidad crónica de un país sin aparato estatal desde 1989, en guerra desde 1991 y dominado por señores de la guerra, líderes tribales, dos estados con cierta organización, pero no reconocidos por la Comunidad Internacional como es Somalilandia y Puntlandia, ambos regidos por una suerte de sharía mezclada con leyes tribales arcaicas.

La ayuda y cooperación internacional es casi inexistente ya que unida a esta situación de pobreza y falta de estado, que no existe salvo en la capital, una ruinosa Mogadiscio controlada por lo que queda del gobierno legítimo convertido en un Gobierno Federal de Transición en fideicomiso por parte de la ONU, la Unión Africana y con un estado mediador: USA.

La situación de violencia ha convertido el país en un paraíso para la creación de auténticos cárteles de drogas, tráfico humano, armas y un santuario para grupos terroristas como Al Qaeda o Estado Islámico, pero también, en las zonas costeras, y debido a esta economía de guerra existe la piratería.

Esta piratería viene reforzada por varios factores: cultura de la violencia, saqueo de los caladeros de pescado por parte de empresas pesqueras occidentales y chinas que aprovechan la inexistencia de un poder de estado que pueda defender sus aguas así como el conocimiento de navegación de los piratas, la ristra de atolones e islotes como la zona de Socotra, los islotes de la zona de Sacadin e incluso se les ha detectado en las islas Kuria Muria de Omán, en las islas del Golfo de Tadjura entre Somalia y Yibuti.

La composición de los piratas no era, en principio, la de organizaciones centralizadas sino la de grupos caóticos de pescadores que veían en los ricos barcos que surcaban las aguas de Bab el Mandeb la oportunidad de obtener un botín de miles o millones de dólares no por la carga, que no tocaban porque no tenían capacidades reales de descargar sino por el cobro de rescates. Esos barcos eran fortalezas llenas de riquezas listas para ser tomadas.

La oleada de asaltos provocó el despliegue de la Operación Atalanta comandada por España. Esto se hizo con el apoyo de la Resolución 1816 de la ONU, la UE ayudó al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y a la Oficina de Naciones Unidas contra el Crimen Organizado (UNODC) que entendía la piratería como acciones delictivas llevadas a cabo en el mar y que tratan de crear tribunales que puedan juzgar a los piratas en Somalia con garantías.

Por otro lado, desde el Cuartel General de la Operación Atalanta está situado en Rota (España) tras ser trasladada desde Northwood (Reino Unido) tras el BREXIT, es liderada por el Vice Almirante Ignacio Villanueva Serrano. En el OHQ Atalanta se sitúa el Centro de Seguridad Marítima del Cuerno de África (MSCHOA) que ofrece un seguimiento 24 horas de los buques que atraviesan estas aguas.

Las misiones de Atalanta es proteger a los buques y detener, prevenir y reprimir las acciones piratas en las costas de Somalia. Esto hizo que los piratas somalíes ampliaran su rango de acción por la presión de la operación y llegaran hasta el Golfo de Omán, al este, y hasta las islas Seychelles, donde en enero de 2024 habían secuestrado un pesquero de Sri Lanka llegando más lejos que nunca.

Esto se debe al empuje de otras actividades piratas en la zona que ha desplazado el eje de los somalíes. La estructura que ofrecen los piratas de Somalia es la de una serie de grupos (no están centralizados debido a la cantidad y el origen geográfico de los piratas) que forman parte de una criminalidad compleja. El yihadismo somalí es un “proyecto político” para Somalia o las regiones que existen de facto y que se han cruzado con la piratería, pero no la han definido.

La piratería somalí no es, por ende, una cuestión política o una estrategia islamista (por lo menos no mayor que la colaboración con otras actividades delictivas), forma parte del mapa criminal y de los cárteles delincuenciales en Somalia en la que cabe, como hemos dicho, de todo.

Yemen, piratería política

Caso muy diferente es el de Yemen, el país más pobre de Oriente Próximo, con cultura navegante que lleva desde el inicio de la primavera árabe de sobresalto en sobresalto. La situación es muy compleja, tras una unificación en falso el país de nuevo está dividido en tres gobiernos tras la caída de Saleh y la imposibilidad de Hadi de imponer su autoridad.

La contestación a la autoridad presidencial dio inicio a una guerra entre tribus, separatistas del sur, yihadistas, gobierno de Hadi y el gobierno de los Huthíes en lo que es un mapa dividido en dos (el gobierno separatista del sur es aliado al gobierno de Liderazgo Presidencial, reconocido internacionalmente) ambos controlan la costa sur (la zona del antiguo Yemen del Sur).

En la antigua Yemen del Norte se ha hecho con el poder Ansarullah, una milicia creada en 1994 y que fue la directora de la insurgencia zaidí de 2004 ahora controla las costas del oeste de Yemen, las más estratégicas y que dan salida al mar rojo controlando el Estrecho de Adén.

Esta milicia había tenido una clara vertiente terrestre y de infantería tras el inicio de las hostilidades con sus rivales en 2014 cuando estalló la guerra civil, pero esto empañó a la región ya que los rivales se alinearon con Arabia Saudí y Ansarullah con Irán, que desplegó todo su poder y capacidades en Yemen para ayudarles y abrir un frente en el sur que debilitara a Arabia Saudí, que ya da por perdida su guerra en Yemen pero que, también, era un paso estratégico por parte de Riad, que no quería ser flanqueado por su enemigo atávico: los persas que ya se habían hecho con las llanuras de Mesopotamia y Siria.

EL EJE DE LA RESISTENCIA EN YEMEN

Cuando comenzó la Guerra de Gaza y el Eje de la Resistencia se puso en marcha Ansarullah desde Yemen demostró que sus capacidades administrativas habían podido replicar al estado y, de hecho, funcionaba. Tenían armamento y capacidad de defender las aguas que se atribuían en base a sus conquistas internas, de hecho, esto permitió a Ansarullah llevar a cabo una doble estrategia: la estrategia de misiles contra Israel, especialmente el puerto de Eilat, dañando el enclave haciendo que su comerciabilidad bajara un 85% y por otro lado llevando a cabo operaciones de piratería y asaltos a buques.

Sin embargo, esta piratería era mucho más compleja porque significaba una vigilancia exhaustiva y tecnológica del mar, una criba de objetivos. Los asaltos no son indiscriminados, sino que afectan a buques de bandera israelí, sus aliados (Estados Unidos y Reino Unido especialmente), de cualquiera que apoyara a Israel (lo que constituía un riesgo para los estados que se posicionaran públicamente o enviaran ayuda al estado hebreo) o de cualquier país cuyo origen o destino fuera Israel.

Razón por la cual Estados Unidos en diciembre de 2023 amplió el radio de acción de la Operación Atalanta al mar Rojo tras confirmar la participación de la UE en la Operación Prosperity Guardian que los Estados Unidos han desarrollado tras la aparición de Ansarullah y sus ataques a buques mercantes ya en el mar rojo. Lo asaltos eran mixtos: por mar en lanchas rápidas y en helicóptero con uniformidad y táctica militar con un claro objetivo de tomar el control de la nave. Irán también posee proyección naval en esas aguas.

Viendo aquellas imágenes se demostraba que frente a los caóticos ataques de los piratas somalíes que buscaban cobrar rescate, los asaltos yemeníes responden a estrategia y táctica, los vídeos demostraban una profesionalización, uniformidad y entrenamiento. Lo que pasaba de ser una actividad delincuencial vinculada a las caóticas milicias y grupos yihadistas somalíes a operaciones militares con inteligencia, coordinadas, con mandos y con inspiración política (como diría Von Clausewitz sobre que la Guerra es la continuación de la política por otros medios).

Estas labores de piratería con cobertura de operaciones de seguridad en el marco de un conflicto militar más amplio con labores bélicas frente a buques mercantes declarados hostiles o que comercian con su enemigo, Israel, se debe situar en las coordenadas de la implicación de Yemen y otras milicias en la Guerra de Gaza.

Por lo que la dimensión de ambos fenómenos en las mismas aguas, prácticamente un mismo fenómeno delictivo (piratería) poseen dos orígenes, motivaciones y objetivos bien diferentes. Ambas se solapan en el mismo espacio marítimo y da muestra de la complejidad de estas actividades en esta región, del riesgo de estas aguas que amenazan con ser innavegables y, sobre todo, el daño al comercio internacional.

Junto con la Operación Atalanta se desarrolla la Task Force 150, una coalición internacional comandada por Estados Unidos en la que también trabaja España y que tiene su sede en Bahréin. Nació dentro del contexto de la guerra contra el terrorismo pero se convirtió en asistente y protector de buques durante este fenómeno de ataques piratas. (Foto: Wikimedia Commons)

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