El Hindutva, ultranacionalismo y religión en la India

El Hindutva es la ideología que está moviendo a la India y transformando la sociedad del subcontinente. Su poder es tal que ha llegado a llevar a Narendra Modi, actual presidente del país, al poder. El Hindutva, que tiene una primera acepción religiosa como definición de los seguidores del hinduismo se ha transformado en una ideología identitaria que preconiza la “hinduidad” de la sociedad de la India y proclama la “azafranización” de la sociedad y sus minorías.

La problemática de la India es que su nacionalismo no bebe de un pasado unificado, la India sólo ha estado unificado durante la era del Raj Británico de la India, en algunos periodos ha estado casi unificada por imperios como el Maurya, Gupta o el Imperio Mogol. Estos imperios fueron también centros de civilización, desarrollo del derecho, diplomacia, cultura y, como no, religión.

La llanura indo-gangeática fue siempre el eje central de esta cultura con su civilización urbana, comercio activo y campos fértiles de ahí que en estas regiones se consolidaran, a través de la religión Védica, el Hinduísmo como lo conocemos hoy en día, el Jainismo, Budismo y las escuelas filosóficas y materialistas que generaron una rica literatura sapiencial, épica y religiosa frente a las regiones del sur; dominadas por etnias drávidas y tamiles que formaban sus propios reinos y establecían sus propias líneas culturales bajo el paraguas del norte.

DALITS, LOS PARIAS DE LA INDIA

De hecho, en el norte de la India es donde abundan los pocos budistas que quedan, pero también los jainas, los seguidores de Kabir, los musulmanes o los sijs y entre los hinduistas la rama visnuista frente a los shivaístas del sur. Por lo que el subcontinente indio, nunca unificado políticamente, tampoco lo estuvo culturalmente ya que es una amalgama. Es un centro de civilización que desde el dominio británico y la posterior independencia quiere ser, aparte de una civilización, un país.

La Hindutva, por lo tanto, tiene como eje central la cultura india y frente a ello se apoyan en la historia de ahí obtienen la estructura política interna y externa transformando el dominio mogol y británico en periodos oscuros de la India y mostrando el islam y el cristianismo como religiones extranjeras impuestas por imperios dominadores extraños. India, arrastrada por las corrientes de la historia, por la cantidad de musulmanes en su territorio a los combates de Asia Central u Oriente Próximo.

En la Guerra Fría India se caracterizó por dos acciones: neutralidad, por temor de que la URSS o China se aliaran con Pakistán en su contra y diplomacia cultural en Occidente a través de la promoción de su cultura y religión. En este momento los indios enemistados con chinos y pakistaníes proyectaron aún más los principios de nacionalismo hindú ya desarrollados en los años veinte y lo volcaron en partidos como la Asociación Patriótica Nacional, Consejo Mundial Hindú, Partido Popular Indio.

Estos partidos, liberales en lo económico y con una visión geopolítica basada en la necesidad de la India de retornar a su identidad cambiando nombres de sus ciudades para hacerlo más indio e incluso solicitando el cambio de nombre de India a Bharat (nombre tradicional de la India) ha tenido una amplia respuesta de apoyo.

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En lo económico se han basado en la necesidad de seguir el ritmo de China de ahí que se lanzaran a ser una de las fábricas del mundo y al mismo tiempo llegaran a acuerdos para, sorteando el territorio de su enemigo Pakistán, llegar al Centro de Asia a través de Irán o a Oriente Próximo a través de su aliado Omán con quién mantiene buenas relaciones históricas.

El objetivo del nacionalismo indio no consiste en una identidad étnica o histórica sino en una identidad religiosa y cultural: el hinduismo a través del cual se determina la categoría de ciudadano indio y se refuerzan conceptos como la identidad étnica en forma de hermandad-dhármica y étnica (a nivel racial entre indios, tamiles o drávidas etc…). Viendo en religiones como el islam o el cristianismo bajo el prisma de la dominación extranjera y por lo tanto reaccionado como si fuera un enemigo contra la cohesión social del país.

La Hindutva es, por ende, una forma política dividida en una clase dominante hindú que promociona la religión, costumbres y tradiciones de la hermandad dharmica (tienen relaciones de igualdad con budistas, jainas o sijs), De hecho, el concepto dharmico (la religión y sus principios morales) son, al estilo confuciano, el eje central de la acción política, social y hasta geoestratégica de la geopolítica de los grupos hindutva.

Esto se define en términos muy parecidos a la idea islámica dentro de Pakistán, donde los musulmanes son el centro del estado (un estado-nación religioso) pero en términos de hinduismo y religiones afines. Sin embargo, el Hindutva hace una lectura anacrónica de las herencias culturales e imperiales del subcontinente poniendo el foco no en el pasado político e imperial sino en el contexto de expansión religiosa interna y externamente y heredando la máxima expansión de cada uno de esos centros políticos.

Para ello hemos visto a Narendra Modi en una campaña importante no sólo de nacionalización de versiones de nombres hindúes sino la proclamación de los nombres originales y la petición de cambio del nombre en la ONU pero también una importante labor de azafranización cultual con la construcción de nuevos templos hindúes y estatua gigantescas de dioses o fundadores así como la demolición o desacralización de mezquitas o iglesias, construidas sobre antiguos templos que han sido rehabilitados para la furia de países vecinos como Pakistán, Bangladesh o países y organizaciones islámicas.

Uno de los elementos más característico del movimiento Hindutva intelectual es la negación de la invasión aria que produjo el fin de la Civilización del Valle del Indo y la posterior civilización védica, matriz del actual hinduismo. En este contexto consideran que el proceso no fue provocado por una intervención exterior sino por el devenir histórico y, por lo tanto, el mérito védico y posterior serie de religiones nacidas del mismo ya en territorio indio no tiene origen extraño, sino que es puramente hindú.

En definitiva, una ideología de identidad hindú para India y de supremacismo hinduista sobre el resto de religiones del subcontinente. Esta deriva de autoritarismo y de violencia religiosa e institucional se ha visto también en Myanmar con el grupo budista 969 de Asin Wirathu y su guerra contra los musulmanes rohingya, guerra llevada a cabo desde la red de templos budistas que controla, el ascendente social y político de los monjes y la percepción de diferencia entre rakhines (birmanos asiáticos) y rohingyas (étnicamente del subcontinente indio), considerados como bangladeshíes y que son detestados por estas razones y por el establecimiento de un duro emirato islámico el pasado siglo que hizo mucho daño a los rakhines.

MONJES BUDISTAS DE BIRMANIA

En este contexto por cercanía y simpatía se sospecha que grupos de Hindutva han ayudado al Movimiento 969 de Birmania en la caza de rohingyas. De hecho, la percepción en India hacia los musulmanes como gente ajena e, incluso, pakistaníes en territorio indio (los pakistaníes e indios pertenecen a los mismos grupos étnicos separados por la religión y la concepción islámica de la historia y el poder). En este caso los indios que siguen el Hindutva consideran el emirato mogol como una mancha en su historia, el islam como un problema interno y geopolítico y a los musulmanes indios como gente ajena, proveniente de las bajas capas que no han querido seguir el dharma asignado a ellos y, en definitiva, pakistaníes y potenciales traidores.

ROHINGYAS PERSEGUIDOS EN BIRMANIA

Esta ideología, con la fuerza que confiere a las masas y liderada por políticos fuertes, de gran personalidad y carisma como Narendra Modi le han hecho sumirse en una carrera para competir con China en lo económico e industrial (India aspira a ser la próxima fábrica mundial con una población de más de mil millones de personas y que en breve superará a China) pero también a la reclamación de sus territorios históricos terrestres y marítimos, de hecho ya planea una red de puertos similar al que China ha trazado por el índico.

Van tarde, pero ha logrado trazar una línea clara de expansión tras décadas de neutralidad por cuestión de estabilidad interna contra los cachemires y grupos terroristas como Laskar e Taiba, las acciones de dawa y evangelización de musulmanes y cristianos, Talibán o Al Qaeda, pero también contra las milicias maoístas o los ataques de los Tigres Tamiles de Sri Lanka. Sin contar con la tensión social y la pobreza. En definitiva, una civilización que desea ser un país y que ha encontrado, para bien o para mal, una ideología excluyente y reafirmante que les ayuda a generar cohesión, moral alta, fuerza y a trazar nuevas metas geopolíticas.

Una ideología ya célebre en 1923 pero popularizada en las últimas décadas y usada como combustible por Narendra Modi, el hombre que ha reconstruido la India. (Foto: Wikimedia)

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