Evocar a Jalil Gibrán es bucear en uno de los versos más bellos que ha dado el mundo árabe. Nació el 6 de enero de 1883 en Becharre, Líbano, en una familia cristiana maronita aunque a la edad de 11 años se trasladó con su familia a Estados Unidos, aunque volvería a Líbano en 1898 hasta 1902, instalándose en Francia en 1904 y en 1910 vuelve a Estados Unidos.
Es, junto con Constantino Cavafis, uno de los grandes poetas del siglo XIX-XX en Oriente Medio.
Durante estos periodos de su vida profundiza en el idioma árabe y el francés, lo que le permite comunicarse en todos los idiomas y conoce en profundidad la cultura de su tierra, recibiendo una gran influencia mística de su convivencia en el Líbano.
A pesar de ser cristiano recibe mucha influencia del Islam, del Judaísmo de la fe bahaí y ese misticismo empapa su poesía, al mismo tiempo está muy vinculado al nacioanlismo árabe, concretamente muy cercano al nacionalismo sirio socialista concretamente el círculo de Bayt al- Hikma en Beirut, de hecho llegó a fundar una organización político-social de lucha contra la tiranía y la opresión en Oriente Medio por parte de las potencias colonizadoras, especialmente Francia.
Sin embargo, en su corta vida, trabajó para la revista Al Funun y tras el fin de la misma, se dedicó a escribir para Al Saih, época en la que comienza a escribir su gran trabajo, que le daría fama mundial, El Profeta, publicado en 1933. Con este texto poético escrito de una manera que recuerda el Así Habló Zaratustra de Nietzsche, en la cual un profeta acude y sermonea a la población hablando desde la sensibilidad y el misticismo más profundo.
Esta obra apuntala su anterior trabajo. El Loco (1918) pero, sobre todo, Jesús, el hijo del hombre (1928). Curiosamente era un gran dibujante y pintor que llegó a ilustrar sus propios trabajos.
Este trabajo marcó su gran ascendente cultural en las regiones de Oriente Medio y en el mundo Occidental, sobre todo las cosas le van mejor a partir de 1925 cuando logra reconocimiento social y, con ello, una mejora en la calidad de su vida. Murió joven, el 10 de abril de 1931 víctima de la tuberculosis, cirrosis hepática y cáncer hepático.
Su obra, hasta la década de los años 60 no tuvo el éxito mundial total cuando fue redescubierto por la contracultura estadounidense que usaba sus poesías como inspiración así como por la secta New Age, sin embargo, Jalil Gibran, profundamente nacionalista y profundamente místico de verdad desde el punto de vista cristiano con una gran influencia del sufismo hubiera denostado estas corrientes vacías y prefabricadas.
Sin embargo fue un gran admirador de Abdul-Bahá, hijo de Bahaullah (profeta fundador del Bahaísmo) y quedó impactado de conocerle, lanzando airados y emotivos discursos en defensa de la sensibilidad y el misticismo de este hombre al que apoyaba sinceramente.
Sus poesías beben de la experiencia del amor, de la fe y de la religiosidad oriental en general con claros toques románticos, míticos y simbólicos así como del clasicismo europeo. Una composición que le dio una impronta típica de sencillez, candor y sensibilidad tan natural que muy pocos poetas se le han podido acercar.
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