Militarización del Caribe, Rusia y Estados Unidos cara a cara

La situación geopolítica sigue tensándose entre Rusia y Estados Unidos tras la militarización de Europa Central y del Este, específicamente tras la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN así como las tensiones en Transnistria entre el gobierno de Tiraspol y Chisinau y la Guerra de Ucrania por lo que el gobierno de Moscú ha decidido comenzar una estrategia de militarización táctica.

Transnistria, el resto de la URSS en el corazón de Moldavia

Lo cierto es que Rusia heredó las buenas amistades en el Caribe que supo tejer la Unión Soviética, especialmente con Cuba y Nicaragua, pero, tras la victoria de Hugo Chávez y la continuidad geopolítica de Nicolás Maduro, también con Venezuela.

Para Estados Unidos, sin embargo, es una grave amenaza a sus fronteras marítimas la presencia militar rusa en Cuba, presencia militar de una flota de última generación con naves botadas entre 2017 y 2019. Las naves son fragata Almirante Gorshkov posee tecnología furtiva que la hace invisible a los métodos de detección moderna y de la cual se espera que se boten diez más hasta el 2027.

También forma parte de la flotilla el submarino de propulsión nuclear Kazan de tipo Yasen contemporáneo que mejora las capacidades de este modelo de era soviética, el buque petrolero de la flota Pashin y el remolcador de rescate y salvamento Nikolai Chiker que venían de realizar ejercicios militares en el Atlántico.

Estas maniobras que Cuba ha definido como ordinarias debido a la amistad que une a Rusia y Cuba se acoge a la normativa internacional y no representa una amenaza para Estados Unidos, que ha protestado por no haber sido informados de esa visita que se extenderá desde el 12 al 17 de junio.

Asimismo, este episodio hay que verlo desde varios prismas: en primer lugar, el del intenso despliegue naval de Estados Unidos por todo el caribe con sus bases en el continente, y las instaladas en otros países como Colombia o las bases de los territorios caribeños estadounidenses como Puerto Rico (estado libre asociado), Islas Vírgenes de Estados Unidos, la Isla de Navaza o Guantánamo en Cuba, pero también a la situación en Ucrania. Por un lado, la entrega de nuevas partidas de dinero a Kiev y la autorización para que se usen armas occidentales en territorio ruso (que era el principal límite trazado a Ucrania en su ayuda militar contra Rusia).

David Cameron, actual ministro de exteriores británico, defendió que Ucrania usase armas occidentales contra territorio ruso, opinión que secundó Biden (Presidente de Estados Unidos) pero con matices, principalmente el uso de estas armas en territorio ruso en la defensa de Járkov exclusivamente. Por otro lado, la debilidad del bloque occidental en la ayuda a Ucrania, la oposición de Hungría y Eslovaquia, aunque a efectos reales insignificante si demuestra las fisuras en el bloque occidental.

La beligerancia francesa, no atendida del todo y las vacilaciones en el grado de implicación y financiación de la Guerra de Ucrania denota un bloque fragmentado y con dudas, en definitiva, débil. La estrategia rusa de anclarse en el terreno y provocar un estancamiento que hace que el ejército ucraniano choque contra las defensas rusas mientras pierden unidades al lento avance ruso ha desgastado al ejército de Ucrania que depende de voluntarios, mercenarios y milicias ultranacionalistas que, de iure son parte del estado, pero de facto amenazan con ser totalmente independientes.

La estrategia rusa, por tanto, de alargar la guerra sabiendo que una toma táctica de Kiev sólo alargaría más el conflicto y uniría a Occidente ha dado su fruto, en su lugar el lento avance ruso, que no ofrece grandes ofensivas que motiven una reacción general y la falta de resultados de los ucranianos ha hecho que occidente se replantee, como mínimo, el grado de apoyo a Ucrania y, en su defecto, la transformación del conflicto en un conflicto de baja intensidad que permita mantener la tensión y el control sobre el gobierno de Kiev, reconociendo tácitamente las conquistas de Moscú y tratando de normalizar la situación.

Esto unido a la petición de paz de Vladimir Putin, que la realiza desde una posición de fuerza conocedor de que la estrategia de la paciencia militar y diplomática ha dado su fruto ofreciendo este acuerdo, denominado como inaceptable por el gobierno ucraniano, enfrascado en el laberinto administrativo de la OTAN y las conferencias de paz como la de Suiza, una sesión de control más que una conferencia de paz a la que no ha acudido la otra parte involucrada, Rusia, para oír la proposición, realizar contraofertas y negociar. Por lo que más que una Cumbre de Paz hablaríamos de un «monólogo» de paz.

La oferta de paz atacaba los principios básicos de toda la estructura mediática, militar y diplomática de Occidente: la retirada rusa del Donbass y de los territorios tomados por Rusia así como la promesa y compromiso por parte de Kiev de no ingresar en la OTAN, con eso Putin proponía el alto al fuego y el inicio de conversaciones. Todo en este contexto.

Esta Cumbre habría sido, por lo tanto, saboteada por las noticias de la presencia de la flotilla en Cuba, la ausencia de China y la propuesta de paz de Moscú, una estrategia de alto nivel que recuerda a las maniobras maestras de la diplomacia soviética con Andrei Gromyko a la cabeza y cuyo digno heredero, Sergey Lavrov, ha demostrado ser también un gran maestro.

Entrevista a Bratisla Zivkovic, comandante de los chetniks serbios en Ucrania

La propuesta de paz de Putin, unida al despliegue militar en Cuba y la declaración del Presidente ruso de que pueden armar a sus aliados con misiles de largo alcance ha generado mucha controversia en la OTAN y en Washington pero, al mismo tiempo, refuerza la propuesta de paz del presidente de Rusia si lo vemos no como un intento sincero de paz, que sabe que va a ser rechazado de plano, sino como una forma de provocar aún más tensión en el bloque occidental en su apoyo a Ucrania entre los detractores y partidarios, como mínimo, estudiar el plan ruso.

Sin embargo, en diplomacia es tan importante el acuerdo y la buena fe como la fuerza militar y el movimiento ruso en Cuba, que no es nuevo y cuya presencia no es alarmante para Estados Unidos por el hecho militar en sí sino por no haber sido comunicado por parte de Rusia a Washington y, además, llegar en plena Cumbre de Paz de Suiza hace presagiar que Moscú, en su estrategia del “anclaje militar en tierra” en Ucrania está generando tensión en el Caribe para forzar, con mínimo riesgo, un malestar en Washington, que vería amenazada tanto la comunicación diplomática en asuntos militares con Rusia como con la presencia de flotillas rusas sin notificar que, además, poseen tecnología furtiva.

Esto generaría la incomodidad directa en el Pentágono que, desde La Casa Blanca se transmitiría a la estructura de la OTAN en Europa, ya dividida en el continente provocando más volatilidad en este caso.

No hay que olvidar que el “Plan Stoltenberg” ha pasado de querer brindar apoyo a Ucrania a largo plazo en el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz de 100.000 millones a 40.000 millones que debe ser estudiados antes de la cumbre de julio en Washington.

Este plan está pensado para blindar el apoyo a Ucrania en caso de un avance ruso que asuste y provoque el deseo de querer dejar de ayudar a Ucrania como en casos de cambios de gobierno (temiendo el retorno de Trump a la presidencia de Estados Unidos). El acuerdo se ha quedado en una ayuda de 40.000 millones de los cuales Estados Unidos pondrá la mitad por lo que el “Plan Plurianual” debería decidirse en la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en Washington en julio pero que no termina de concretarse de una forma definitiva para la OTAN.

OTAN, ORGANIZACIÓN CRIMINAL

De hecho, Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, ha remarcado que “Rusia no puede ganar la guerra” y se ha mostrado crítico tanto con la deriva de la guerra como con la propuesta de paz de Putin. Esto unido a los movimientos rusos en el Caribe, a un mes de la cumbre de Washington, siembra dudas sobre el triunfo de este plan y de la estabilidad y profundidad de la ayuda occidental a Ucrania. Además, no podemos olvidar que la militarización del Caribe, con Nicaragua, Cuba y Venezuela aliadas a Rusia y, presumiblemente armadas por Moscú con armamento nuevo afecta también a la OTAN ya que Colombia, estado asociado a la Alianza Atlántica, se vería perjudicado regionalmente lo cual escala aún más la situación para los diplomáticos occidentales.

De hecho, a pesar de que Estados Unidos diga que la presencia de Rusia en Cuba no es alarmante han enviado el submarino USS Helena a la Base de Guantánamo (Cuba). (Foto: Wikimedia)

Deja un comentario