El proyecto Nador West Med, junto con la expansión del puerto de Beni Ansar, presenta importantes desafíos geopolíticos y económicos para Melilla, y en menor medida, para Ceuta y los puertos españoles del sur como Algeciras y Málaga.
Para Melilla, la proximidad de Nador West Med y el crecimiento del puerto de Beni Ansar amenazan con desviar el comercio marítimo y las inversiones, lo que podría generar un aislamiento económico. De hecho, Beni Ansar fue construido buscando hacer el mayor daño a España. ¿Objetivo? Hacer inviable la ciudad, sacar a la población civil española acosada por las actividades portuarias y los asaltos invasores por goteo que el régimen de Marruecos impone mientras paga a perros lobistas que escriben en los medios de comunicación que Marruecos es amigo de España.

Tradicionalmente, Melilla ha dependido del comercio transfronterizo y su estatus como puerto franco. Sin embargo, el desarrollo de infraestructuras portuarias marroquíes podría marginar a Melilla, reduciendo el tráfico comercial y las oportunidades de negocio. La competencia directa de Nador West Med, con su capacidad inicial de 3 millones de TEU y potencial de expansión a 5 millones, frente a las infraestructuras portuarias más pequeña y menos modernas de Melilla, podría disminuir el volumen de carga manejada, afectando negativamente los ingresos portuarios y la economía local.
Este ataque coordinado entre los frentes este – oeste a través de Beni Ansar y el Wes Med es una amenaza existencial contra la soberanía nacional, las aguas y el territorio así como la integridad territorial de España.
Esta reducción de la actividad económica y comercial podría resultar en la pérdida de empleos en sectores clave como el transporte, la logística, el comercio y los servicios relacionados, lo que agravaría la situación socioeconómica de la ciudad, que ya enfrenta desafíos como el desempleo y la dependencia económica de España.
La construcción y expansión de Nador West Med y otros puertos marroquíes cerca de las costas españolas han intensificado las tensiones sobre la delimitación de las aguas territoriales en el mar de Alborán, sobre todo teniendo en cuenta que España, una democracia consolidada, no ha hecho los deberes y no ha publicado en el BOE la delimitación de aguas, siendo la ultima ley la de 1977, a pesar de haber firmado la CONVEMAR. Mientras que el régimen absolutista de Marruecos sí realiza actos administrativos en su boletín oficial que afectan a las aguas territoriales de España y el actual gobierno prefiere no defender los intereses de España porque prima el interés vasallesco y sumiso del actual débil gobierno frente al régimen dictatorial de Marruecos.
Marruecos ha mostrado una postura cada vez más violenta y amenazante en relación con su soberanía sobre las aguas adyacentes a los territorios españoles, incluidos los islotes y las aguas circundantes. España considera que algunas de las actividades marítimas y portuarias de Marruecos, especialmente aquellas relacionadas con la delimitación unilateral de zonas económicas exclusivas y la exploración de recursos marinos, podrían constituir una violación de las aguas territoriales españolas y del derecho internacional, pero no genera fricciones diplomáticas ni aumentando la desconfianza de España hacia un enemigo jurado abiertamente declarado como es el régimen marroquí.
Por el contrario, el régimen totalitario marroquí quiere exportar su forma de gobierno tercermundista a España y su constante chantaje al PP por haber invitado al representante la República Árabe Sáharaui Democrática a un acto propio. Por lo que no sólo tiene aspiraciones sobre el territorio de España sino sobre la propia nación española, a la que pretende derrotar y destruir.
Aunque el impacto más directo se siente en Melilla, Ceuta y los puertos del sur de España también enfrentan una mayor competencia de los puertos marroquíes. Tánger Med, en particular, se ha convertido en un importante centro de transporte marítimo en la región, atrayendo inversiones y tráfico de carga que antes pasaban por los puertos españoles. La mejora de la conectividad marítima en Marruecos podría desviar algunas rutas comerciales que tradicionalmente utilizaban los puertos españoles, como Algeciras y Málaga. Si bien su mayor tamaño y diversificación les permiten absorber mejor estos impactos, podrían verse afectados en ingresos y actividad económica.
Marruecos está utilizando el desarrollo de infraestructuras portuarias como una herramienta para fortalecer su posición geopolítica en la región. Al invertir en puertos modernos y estratégicamente ubicados, Marruecos busca convertirse en un centro clave para el comercio marítimo entre África, Europa y el resto del mundo al tiempo que busca hacer el mayor daño posible a España.
Además, ha adoptado una postura más violenta en relación con su soberanía sobre los territorios del Sáhara Occidental y las aguas adyacentes. Como decíamos antes, intentando exportar su modelo dictatorial a España y por otro lado incrementando la intensidad de su maltrato y violaciones contra los derechos humanos de los saharauis.
Esto se manifiesta en su política de exploración de recursos naturales en la zona y en su rechazo a las críticas internacionales sobre su gestión del territorio. Marruecos busca utilizar su creciente influencia económica y geopolítica para negociar con España y la Unión Europea en una posición de fuerza, incluyendo temas como la delimitación de las aguas territoriales, la gestión de la inmigración cómo rédito económico y político y la «cooperación» económica.
Es esencial que España adopte una estrategia integral para mitigar estos impactos, que incluya inversiones en infraestructuras en Melilla, Ceuta y los puertos del sur, así como una estrategia de aislamiento de Marruecos y un acercamiento necesario a Argelia, Mauritania y Mali, lo cual unido a la militarización del territorio y las Canarias y la creación de una flota militar en el mar de Alborán y el arco que une la Bahía de Cádiz con Canarias, así como el desarrollo de un programa nuclear militar, podría resolver las controversias sobre las aguas territoriales y promover una nueva visión que busque aislar a Marruecos y debilitarla en el Mediterráneo Occidental.