Bahréin es uno de los países más ricos de Oriente Próximo. La isla ha sido parte del avance económico y financiero de los países árabes del Golfo Pérsico. Sin embargo, Bahréin es al mismo tiempo una zona con un grave problema de cohesión interna que se acentuó con la primavera árabe, momento en el cual tanto Estados Unidos como Arabia Saudí se desplegaron en el territorio del país para reprimir las protestas de la ciudadanía.
Aparte de que un cambio de sistema podría afectar a los intereses del país y el despliegue de la flota estadounidense en el Golfo Pérsico, la cuestión es que el país es un estado escindido entre una minoría sunita (30%), con gran poder y una mayoría chiita (70%). Siendo como es una isla mayoritariamente chií en el golfo pérsico y a pocas millas de Irán, un cambio de paradigma interno en el país sería una catástrofe en el delicado juego de equilibrio en la región, sobre todo teniendo en cuenta que es en estas costas donde se concentra también la mayoría chií de Arabia Saudí y donde desde los años setenta se vive el Conflicto de Qatif, donde opera Hezbollah al Hijaz.

En los albores de la primavera árabe la contundencia del gobierno bahreiní con la mayoría chiita y su desafío al sistema sunita implicó hasta la retirada de la nacionalidad de algunos ayatollahs del país como el caso de Isa Qassim, cuya nacionalidad fue revocada en 2016 por ser el líder de Al Wefaq el mayor grupo de oposición bahreiní o el de Ali Salman, acusado de colusión y de espiar para Qatar siendo sentenciado a cadena perpetua. Frente al intento de Estados Unidos de aprovechar esta revuelta en aquellos países que no estaban integrados en sistema occidental por formar parte de otro bloque (Siria o Yemen), ser estados fallidos sin futuro claro y en litigio (Irak) o estar insuficientemente integrado (Libia o Egipto), en base a los principios de la moral wilsoniana en el caso de Bahréin, donde existen grandes intereses geopolíticos, económicos (como uno de los grandes centros de la economía mundial) y militares no era conveniente que cayera, ahí se impuso la realpolitik.

La idea de derrocar a estos países si bien era beneficiosa en términos estadounidenses de futura integración en el modelo de democracia institucional y libremercado resultó ser una utopía producto de dos factores: el éxito de estas ideas en Europa y Japón y la falta de cálculo y conocimiento de la situación de Oriente Próximo. En el caso bahreiní, y ya era suficiente con la amenaza yemenita, no era positivo abrir un segundo frente en las fronteras de una Arabia acosada por la situación fronteriza con Irak y Yemen y, sobre todo, un frente que pudiera hacer una pinza frente a los saudíes y cerca del mar, desde donde Irán pudiera introducir ayuda, se antojó una mala idea.
Se impuso el equilibrio de poder aduciendo que Bahréin era un estado amigo y aliado, participe de instituciones internacionales y dentro del bloque occidental. Sin embargo, Irán, la potencia más consolidada de la región no iba a dejar escapar la oportunidad del hecho de que la mayoría bahreiní es chií, que existe un grupo de oposición, aunque desmantelado en lo político sí existe oposición social a pesar de la convivencia y el equilibrio que existe en el país.

Irán, conocedor de eso y con la idea de avanzar en sus defensas y plantear un bloque amplio estimuló a los opositores y a la población chií al mismo tiempo que tejía redes de inteligencia, con mucha cautela y organizaba grupos del Eje de la Resistencia. La particularidad de estos grupos es que forman parte de una estructura paramilitar internacional implantada en los estados donde se asientan, donde también reclutan personal autóctono y que no se enfrentan al gobierno del estado, considerado simplemente una plataforma para ejercer el poder regional por parte de Irán y para plantear estrategias de guerra de desgaste en diferentes frentes y frente a diferentes enemigos, en unos casos, o de coordinarse en el ataque a un enemigo concreto.
En el caso de Bahréin, ya hemos visto que el 70% de la población es chií, que ha habido casos de espionaje para terceros (en este caso Qatar, aliado de Irán) y que existe una oposición política desmantelada y trasladada al plano social, ahora toca descubrir cuáles son los grupos político- militares que forman parte del Eje de la Resistencia en Bahréin.

Los grupos del Eje de la Resistencia no forman parte simplemente de una red internacional o coalición iraní, sino que están adheridos a los principios del jomeinismo y el modelo religioso de la velayat al Faqih chií. La Brigada al Mujtar se basa en estos principios y en derrocar a la familia Al Khalifa así como integrar Bahréin en Irán como una provincia. Han realizado ataques contra las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado desde el inicio de la Primavera Árabe en 2011, de hecho, ellos se fundaron oficialmente en 2013 y hasta 2016 lanzaron 208 operaciones. Con lazos con Hezbollah, participación en la Guerra en Siria y lazos con grupos.
La Brigada al Ashtar fundada en 2012, como una división de la Coalición 14 de febrero, que se transformó en una organización paramilitar y de la que nació la Brigada al Ashtar con ideología jomeinista que comenzó a atacar desde 2013 hasta 2017 (con 77 operaciones), y leal a Irán es uno de los grupos más activos de la región y con una implantación de insurgencia en la zona del norte y el oeste del país y se ha implicado en la Guerra contra Israel atacando con drones en abril y mayo la zona del puerto de Eilat, lo que confirmaría el miedo occidental e israelí de que la Resistencia Islámica de Bahrein (RIB) tenga acceso a drones iraníes con capacidad de vuelo de 3.000 kilómetros hasta el territorio israelí que tras el 7 de octubre Irán esté armando con material barato pero efectivo, fácil de manejar y transportar pero con capacidad de hacer gran daño a sus aliados.

Por otro lado, también está Waad Allah, con una alta implicación en Oriente Próximo y con una especial fijación en sabotear los intereses de Israel en Bahréin, sin embargo, ha poseído poca actividad desde que se fundó en 2015 aunque ha resurgido desde el 7 de octubre de 2023 tras la operación de Hamás contra Israel. Thar Allah, Brigada de Resistencia Nacional y otros grupos han sido capaces de crear redes de insurgencia en la isla que amenaza la estabilidad del mismo. No debemos olvidarnos de Al Thoufan, un grupo de hackers anónimos que lanzar ataques cibernéticos contra sitios web bahreiníes e israelíes.
Las células, muy vinculadas a la Guardia Revolucionaria Iraní ha generado 22 muertos y 3,500 heridos desde 2011. La lucha contra el sistema bahreiní ayuda a Irán a capitalizar no sólo el apoyo de los chiitas de Bahréin sino de los chiitas de Arabia Saudí y generar apoyo extra a las milicias en Oriente Próximo, pero también permite una mayor profundidad de penetración en el Golfo Pérsico por parte de Irán.

El grupo revolucionario, de hecho, es un actor en la región de Oriente Próximo no sólo por el hecho de ser un grupo insurgente en un estado de la región sino por su implicación internacional dentro de un bloque chiita definido, constituido en la Resistencia Islámica de Bahréin, paraguas geopolítico y militar para aglutinar y centralizar una resistencia capitalizada por los intereses de Irán dentro de una oposición mucho más grande.
En el mosaico de oposición bahreiní existen desde grupos de izquierda hasta grupos que buscan la transformación democrática del país, de hecho, esta oposición u oposiciones han boicoteado todas las elecciones desde 2011. La Oposición Islámica Chií es independiente y forma parte de una coalición mayor que es el Eje de la Resistencia que busca la instabilidad del país, el ataque a los intereses de Estados Unidos e Israel en la isla y la implicación de estos grupos en actos no sólo dentro de sus estados sino a nivel regional.

La Resistencia Islámica de Bahréin es uno de los movimientos y grupos del Eje de la Resistencia iraní menos conocidos, más controvertidos y, con diferencia, de los más dinámicos y resistentes dentro de un estado abiertamente hostil pero sobre todo la decisión de Teherán de ampliar el frente planteado por el Eje de la Resistencia iraní contra Israel desde la guerra del 7 de Octubre entre Israel y Hamás (parte del Eje de la Resistencia en Palestina) a todos los demás miembros de la alianza implicando a grupos asentados en Líbano, Yemen, Siria, Palestina, Irak y, ahora, Bahréin.
Una alianza militar informal, entre un Estado y grupos milicianos asentados en otros países, con la anuencia o no, que en algunos casos controlan territorios (Yemen o Hezbollah) y que plantean un problema de equilibrio y seguridad en la región. Una OTAN (por decirlo así), con un artículo 5 de asistencia mutua entre sus miembros que ha incendiado la región, ha dejado en evidencia al bloque turco y al delicado y embrionario bloque árabe e israelí frente a una coalición que usa muchos recursos económicos, militares y humanos. (Foto: Wikipedia)