Cuando cayó la URSS toda una serie de naciones vieron cómo, de repente, obtenían la independencia y sobre las bases de los estados soviéticos anteriores debían construir una identidad nueva basada en el libre mercado y la democracia institucional. Por el camino, sin embargo, se manifestaron múltiples obstáculos siendo el principal de ellos el separatismo de las minorías de las antiguas repúblicas socialistas.
En el caso de Moldavia la situación era preocupante: la ruptura, ya en era soviética, de las relaciones entre la URSS y la Rumanía de Ceauçescu y las ansias irredentistas de Rumanía de tomar de una manera u otra Moldavia con una mayoría étnica, lingüística y cultural que era rumana hizo estallar un conflicto a tres bandas: el conflicto de Transnistria, de mayoría eslava que había sido la élite política y social de la era socialista y que temía ser engullido por la esfera rumana y la zona de gagauzia, de mayoría étnico-cultural turca (aunque cristianos) que temían lo mismo.
Los gagauz solventaron el problema mediante la diplomacia y un complejo sistema de mecanismos internos que salvaguardan una amplia autonomía y les protege de un desequilibrio de poder en Moldavia. Este sistema, basado en una mezcla de instituciones les otorgaba capacidad de participar en la política interna y externa de Moldavia, así como de recurrir ante el Tribunal Constitucional si la normativa central interfiere legalmente con la estructura legal interna y lo más importante de todo: derecho a la autodeterminación si Moldavia se unía a Rumanía.

En 1991 los seguidores de la doctrina soviética, los gagauz y los rusos de Transnistria votaron a favor de la URSS en el referéndum de 1991.
Por otro lado, está Transnistria. La mayoría rusa, que era la élite del estado socialista estaba asentada en estas regiones y temían ser rumanizados por lo que decidieron declarar la independencia y comenzó la guerra con el frente en el río Dniéster lo cual, con el apoyo de los ucranianos prosoviéticos les permitieron resistir los intentos del gobierno de Chisinau de ser integrados en el estado moldavo por varias razones, en primer lugar la pérdida del estatus de élite política y su transformación en minoría frente a un estado como el rumano con intenciones tanto irredentistas como a favor de Occidente.
Del 2 de noviembre de 1990 hasta el 21 de junio de 1992, 20.000 muertos provocaron que Transnistria se constituyera en un estado independiente de facto, no reconocido por la comunidad internacional debido a su independencia violenta e ir contra el principio del Utis Possidetis Iuris. La situación quedó delicada para Moldavia, dividida entre Gagauzia y Transnistria, donde Rusia abriría un consulado dependiente de la embajada de Chisinau, pero con atribuciones más amplias (una protoembajada) y el despliegue militar ruso de fuerzas de paz que Boris Yeltsin, en 1995, reorganizó. El 14 ejército de guardias soviético que operaban en la región desde 1992 en la OGRF (1700 efectivos) protegiendo el margen del río y el polvorín de Cobasna.

La cercanía de Transnistria a Rusia con una ley de acomodo legal por el cual el sistema legal ruso es aplicable en el país ya que han armonizado leyes con Moscú acabando con la duplicidad legal a favor de la legislación rusa convirtiendo la legislación transnistria en un desarrollo local dentro de una estructura de autonomía que, sin embargo, no es reconocida por Moscú de iure pero que se da de facto por lo que frente a los hechos consumados los mecanismos internos de Transnistria, llevados a cabo por la propia población del enclave, da a entender que se han integrado ellos mismos a la Federación rusa de forma autónoma, de hecho aprobaron la cooficialidad de la bandera de Rusia.
Esto supone un problema diplomático que Rusia ha sabido reconducir diplomáticamente con el mantenimiento de las tropas de paz rusas que sostienen una influencia limitada y el papel de su consulado, dependiente de Chisinau y que implica el compromiso de Moscú con un entendimiento entre comunidades y la búsqueda de un estatus similar al de Gagauzia.
La Realpolitk nos muestra un camino diferente. Rusia obtiene de Transnistria un eclave en el corazón de Europa rodeado por su otrora aliado ucraniano, ahora enemigo en una situación de aislamiento aún más radical que la de Kaliningrado. Por lo tanto, la batalla por Transnistria iniciada por la Presidenta Maia Sandu tiene varios niveles:
A-El nivel primario de integrar Transnistria al país como un territorio autónomo especial, exigiendo la salida de las tropas rusas por tropas internacionales (que implica la pérdida de la inflencia determinante de Moscú por la pérdida de su capacidad disuasoria militar) además ahora reforzada por la teoría de la defensa de los rusos en el exterior que Putin ha trazado (la Roskyy Mir); sobre todo por el trauma del maltrato hacia los rusos en Ucrania y los países bálticos:

B-La segunda, una vez con tropas occidentales y sin la presencia de Rusia, la integración total de Moldavia a la OTAN y la UE y el reforzamiento del flanco occidental de Ucrania y la expansión de la OATN hacia el este;
C- Evitar la batalla por la costa, ahora en peligro por la presencia de Rusia y el control, por el momento, de Odessa por parte del gobierno de Kiev. Sin lugar a dudas Rusia, con la actual escalada de tensiones con Ucrania y los ataques en su territorio soberano es posible que decida cortar el acceso ucraniano al mar para unir su territorio con Transnistria antes de que entre en la OTAN, teniendo continuidad territorial y, al mismo tiempo sacando a Ucrania del mar, dominando el mar negro.
En esta carrera Transnistria representa un puesto avanzado estratégico de la campaña otanista en Moldavia a través de Rumania, reforzada a niveles nunca vistos por la Alianza Atlántica deja muy claro que el papel ruso en Transnistria era triple: defender a la población rusa; mantener la estabilidad y la paz en el conflicto y usar el territorio como Casus Belli o para presionar a Moldavia, defendiendo sus intereses. Toda vez que esta estrategia ha sido desechada por los movimientos prooccidentales de Maia Sandu y la conferencia del 25 de junio en Luxemburgo para iniciar la entrada en la UE, Rusia deberá cambiar también su estrategia y posición en esta región.
En 2023 Rusia derogó por las acusaciones mutuas entre Maia Sandu y Sergey Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores ruso acusó a la presidenta de Moldavia de poseer ciudadanía rumana, querer unir al país con Rumanía, amenazando a los rusos de Transnistria y a los turcos de Gagauzia y por desear entrar en la OTAN y la UE. Este decreto, que era una garantía de Rusia hacia Moldavia, se derogó por lo que el conflicto y la escalada de tensión entre moldavos y rusos sólo ha crecido en un momento de guerra en Ucrania y de reconfiguración bipolar del mapa europeo.

Desde el comienzo de la Guerra de Ucrania se venía especulando sobre un contagio a Transnistria o sobre actuaciones rusas en Ucrania a través de este territorio sin embargo los ucranianos, salvo alguna refriega, no han abierto un segundo frente que sería un grave problema para ellos. La presión viene de las autoridades de Chisinau que han aprovechado la actual situación entre Kiev y Moscú para tensar y lograr los objetivos de una Moldavia unida, rumanizada y occidentalizada, pero, también, militarizada.
Para Rusia Transnistria es su bastión en Europa Central, cerca de los Balcanes y del corazón de Europa. Una posición tan delicada como jugosa para la influencia. La Guerra de Ucrania también ha reforzado el apoyo militar, político y social de Tiraspol hacia Moscú y ha reforzado más la influencia rusa sobre todo por el miedo de los transnistrios de ser engullidos de la misma forma que el precedente armenio de Artsaj por parte de Azerbaiyán.
En definitiva, una estrecha franja de tierra enquistada entre el Dniéster y Ucrania, dominada por Rusia que es, a fin de cuentas, la joya de la corona tanto para Rusia que desea retenerla paraa no verse confinada a su propia frontera y Bielorrusia y, por otro lado, para Occidente que, con ello rellenarían una casilla en blanco de influencia occidental en Europa del Este, debilitarían a Rusia (con lo peligroso que eso es) y, al final, podrían debilitar la proyección de poder de Moscú. Sin embargo, lo más probable es que se produzca una entrada por partes en el mundo occidental: la Moldavia rumana, por un lado, Transnistria en su línea de estado no reconocido pero protegido por Rusia (con precedentes en Osetia del Sur y Abjasia) y por último el foco de conflicto interno que Rusia podría aprovechar…los mecanismos internos de Gagauzia, que podrían desestabilizar, de forma legal, al país. (Foto: Wikimedia)