Cuando se creó la OTAN tenía por objetivo coordinar y responder a una agresión soviética contra algún miembro de la Alianza Atlántica, de igual modo procedió la URSS con el Pacto de Varsovia, desaparecido tras la caída de la Unión Soviética en 1991. Este hecho diferencial fue lo que transformó, de momento, la naturaleza de la OTAN.

De organización militar defensiva anticomunista pasó a ser una organización de integración de los países orientales al bloque occidental. La entrada en la OTAN, que comenzó a primar su vertiente política sobre la militar, tenía por objetivo asegurar la influencia occidental en los países de la Ex URSS en Europa del Este y el Báltico, reforzar la conquista de las “libertades democráticas y la economía de mercado liberal”.
La OTAN, con el sobresalto de la llegada de Lukashenko a Bielorrusia que desmontó el ritmo de integración que guiaba a Minsk, rápidamente se lanzó a integrar a estos países en un entramado de organizaciones políticas y militares que respondían a los intereses de Estados Unidos y Bruselas y que generó pingües beneficios a las arcas del Pentágono con la desovietización de esos ejércitos y su modernización.
La estrategia de “finlandización”, esto es, países occidentales en su institucionalismo democrático y mercado liberal que, al mismo tiempo trataban de no enemistarse con Moscú por cuestiones varias que afectaban a su soberanía: los paradigmas eran Finlandia, de ahí “finlandización”, Suecia y Austria. Con la caída de la URSS y en el arco de 1991 hasta 2022 los gobiernos de Estocolmo y Helsinki no veían necesidad de ampliar su participación internacional en la coalición atlántica porque ni Rusia era una amenaza como lo fue la URSS ni occidente tenía que apuntalar nada en estos países.
Sin embargo, con la Operación Militar Especial, que paradójicamente dejó a Ucrania vendida porque no entró ni en la UE ni en la OTAN, Suecia y Finlandia sí fueron admitidas generando una gran tensión en el Báltico.
El Báltico es un mar semicerrado estratégico para Rusia que es, sin embargo, a pesar de su tamaño el país que menos salidas posee al mar y, además, su salida es discontinua ya que la salida al mar Báltico se lleva a cabo desde dos enclaves separados por tres países hostiles, Estonia, Letonia y Lituania, que llevan a cabo incluso labores de discriminación contra la minoría rusa en sus países siendo que, además son de los países más beligerantes como Rusia en toda Europa.

La situación es que la flota rusa en el Báltico se divide en varias sedes, respondiendo a la teoría de la dispersión estratégica: el Cuartel General en Kaliningrado y los acuartelamientos en Kronstadt y Baltisk (puntos rojos en la región del Oblast de Kaliningrado y en San Petersburgo).
Como vemos el problema estratégico es que las salidas al mar son pequeñas, están separadas y el mar, semicerrado, es un lago otanista hostil. Esto hace que el tamaño de esta flota (de 20.000 buques) y su estrategia de guerra naval y anfibia busque provocar el mayor daño posible. Ahora veamos los puntos enemigos
Lituania: con una flota de 700 buques con cuartel en Klaipeda, Estonia: armada con cuartel general en Miinisadam y en Tallin (para la policía y guardacostas estonios), Letonia: armada con cuartel general en Liepaja. Estos tres países forman el BALTRON: este escuadrón producto de la cesión de naves de las flotas de Lituania y Letonia (Estonia abandonó BALTRON en 2015). Tiene por objeto, en primer lugar, la búsqueda y desactivación de minas submarinas, mejorar la coordinación de estos países en el ámbito de guerra naval, otorgar disponibilidad constante a la OTAN en el ejercicio militar en el báltico. Las bases están en señaladas en verde en el mapa y la de BALTRON en blanco.
El hecho de que Estonia abandonara el proyecto dragaminas y pasara a trabajar con la OTAN deja claro que el problema es importante. Sin embargo, la construcción bélica implica a una gran parte de las fuerzas navales volcadas al Báltico no sólo a nivel naval sino de defensa costera. Armada de Finlandia y Suecia.
La armada de Finlandia consta de unos 6.700 efectivos volcados sobre el mar Báltico, concretamente en el golfo de Finlandia donde tiene sus bases navales frente a los territorios de Estonia, las bases son la Academia Naval en Suomennlinna, Helsinki, la base de la brigada Nyland en Dragsvik, Ekenäs, la brigada costera con sede en Upinniemi, Kirkkonummi y la más importante, la flota costera del Báltico con sede en Panssio, Turku.
Con sus fuerzas navales dentro de la OTAN y con países del Báltico en BALTRON, menos Estonia que forma parte de la OTAN en la región, el golfo de Finlandia tiene primacía costera de la OTAN tanto en Aguas territoriales en tiempos de paz como en defensa militar por el tamaño de estas flotas como por la capacidad de las defensas antiaéreas y de costa que haría muy difícil la maniobrabilidad naval rusa en la zona sin un ataque combinado basado en la penetración naval y terrestre.
Sin contar con los obstáculos terrestres en forma de islas e islotes en la región. Más allá del golfo de Finlandia tenemos el golfo de Botnia que separa Finlandia y Suecia, ambos aliados y ambos dentro de la OTAN desde hace muy poco tiempo.
Suecia también tienen un enfoque interno del mar báltico salvo por su base del 4º regimiento de infantería de Marina en el estrecho de Kattegat entre Jutlandia y la península escandinava. El resto de la potencia naval está volcada al báltico en Karlstrona donde confluye la primera flotilla de submarinos, tercera flotilla de guerra naval y el centro de guerra naval sueco. De esta base en Karlstrona depende los destacamentos ya citados de Gottemburgo en Kattegat, la cuarta flotilla de guerra naval en Berga junto con el regimiento de infantería de marina número 1, por lo que posee unidades navales y anfibias. El cuartel general de la Armada de Suecia en la isla de Muskö.
Polonia, volcada al Báltico y con frontera con Kaliningrado ha desarrollado una estrategia de guerra naval modernizada por varias razones: en primer lugar, es uno de los países que más está creciendo económicamente en Europa central, posee una activa diplomacia, ha modernizado su ejército hasta tal punto de ser el hegemónico en la sección OTAN-este y hace frontera con Bielorrusia y Ucrania, zonas calientes para la OTAN.

Ello hay que sumar el profundo odio de los polacos hacia los rusos producto del ultranacionalismo y la oposición anticomunista de los sectores que actualmente se han hecho fuertes en el país. Las declaraciones de Lech Walesa son una clara muestra de ese odio y beligerancia. Para ello Polonia cuenta con una estructura de vital importancia en guerra naval en el Báltico con un centro de Operaciones Marítimas en Gdynia donde está también la Tercera Flotilla de Barcos “Comodoro Boleslaw Romanowski”, la oficina hidrográfica naval y la brigada de aviación naval; en Swinoujscié se encuentra la octava flotilla de defensa costera “Vicealmirante Kazimierz Porebski”. De estas bases y como especialización de las mismas y escuelas de suboficiales, oficiales y de combate existen bases navales en Hel y en Kolobrzeg.
La marina alemana, como motor económico de la Unión Europea y país más fuerte del continente europeo a nivel económico e industrial (excluyendo a Rusia) posee una marina de guerra que posee la particularidad de estar dividida entre el Océano Atlántico y el mar Báltico. En este caso nos centraremos exclusivamente en la zona Báltica de Alemania.
En ella tenemos las más importantes bases de Alemania. El comando Naval, su cuartel general, está en Rostock y de ella depende la Primera Flotilla amarrada en Kiel donde también está el instituto médico naval, en Flensburg, baja Sajonia junto con la frontera de Dinamarca nos encontramos con la academia naval, en Plön la academia de suboficiales naval y el centro de entrenamiento de daños navales en Neustadt in Holstein, todos en el estado norteño (y estratégico) de Schleswig-Holstein, estado federado alemán con doble salida al mar y frontera con Dinamarca. La escuela de ingenieros está en Stralsund.
En Dinamarca la situación es diferente. Totalmente segura en su salida al océano Atlántico todo su poder militar naval se centra en la defensa de los estrechos de Kattegat y Skagerrak por lo que es un embudo. La estructura danesa se divide en tres escuadrones: primer y tercer escuadrón en Frederikshavn para la defensa doméstica, del océano ártico y Groenlandia y en tareas militares de corte internacional como la operación Atalanta y otras misiones internacionales. El tercer escuadrón se encarga de las aguas internas y la defensa y vigilancia de las aguas territoriales danesas. El segundo escuadrón en Korsor se basa en operaciones internacionales y en las operaciones de evacuación no combatiente, básicamente misiones de paz y logística. La armada danesa tiene cuartel general en la base aérea de Karup.
En definitiva, el báltico con la entrada de Suecia y Finlandia y la Guerra de Ucrania se ha convertido en un lago de la OTAN y en un punto muy caliente de Europa donde la desventaja naval rusa en un teatro de operaciones semicerrado, rodeado por fuerzas hostiles y con poca capacidad de maniobrabilidad en el inicio augura tensiones al alza en la zona. Sobre todo, cada vez que se realicen los ejercicios militares de BALTROPS, ya muy cuestionados tras el incidente del Nord Stream II en 2022.
Sin embargo (y eso lo trataremos más adelante) el factor naval y de defensas de costa no es lo único que tenemos que tener en cuenta en este mapa. La orografía de la gran llanura de Europa del Este y del Báltico, de la que Bielorrusia disfruta como una gigantesca planicie, ofrece ciertas ventajas a Rusia en el frente del mar Báltico pero también la capacidad psicológica de una gran guerra, las economías de los estados y los intereses de Moscú y la OTAN de provocar y tensar aún más la situación en una región que, ahora ya no posee un equilibrio natural entre la Unión Soviética y Occidente sino que, por el contrario, la situación rusa y su proyección al mar es menor a pesar de su gigantesco tamaño.
En este mar interno semicerrado se puede dilucidar un principio de supremacía geopolítica regional que afecte a Europa del este y del norte de ahí la importancia de la defensa de la salida al mar que, desde los tiempos del Ducado de Moscú los rusos siempre han buscado ya sea a través del Volga hasta el Mar Negro, la expansión en el Cáucaso hacia el Caspio o la expansión hacia el Báltico, no en balde Pedro I el Grande fundó San Petersburgo mirando al mar. (Foto: Wikipedia)