Fue Teodoro Herzl quien, en el siglo XIX, como corresponsal periodista en Francia, tras vivir el proceso de Alfred Dreyfuss decidió cambiar radicalmente su forma de pensar. Durante su juventud fue un entusiasta austro húngaro judío a favor de la asimilación cultural. Curiosamente el gran enemigo de las comunidades sionistas es la asimilación y la integración en las sociedades en las que viven.
Ergo ya desde antiguo vemos que la integración de minorías ajenas a la concepción mayoritaria de los países no es posible, es una auténtica quimera, debido a las diferencias religiosas, culturales, teológicas y filosóficas entre comunidades. No se pueden integrar dos cosmovisiones diferentes en un mismo territorio ya que vivirán de forma paralela y, como mucho, se tolerarán pero siempre de forma cercana al conflicto social.
En pleno siglo XIX Europa estaba sumida en las revoluciones nacionalistas románticas que acabarían siendo el germen de movimientos políticos e, incluso, del comunismo. Los judíos, sin embargo, formaban parte de las naciones y tenían dos opciones, encerrarse en sus barrios, desconectándose de la vida social o integrarse en los nacionalismos generales.
Herzl supo calcular lo que el judío necesitaba y comenzó a teorizar sobre el sionismo en base a tres grandes premisas:
A) La nación judía no puede integrarse en los estados de los que forman parte;
B) La nación judía para su supervivencia necesita instalarse en un teatro geográfico e instalar un estado judío y la única zona válida para este pretexto es la palestina otomana (hablamos del siglo XIX);
C) La religión judía y la raza son básicas, de tal forma que el eje debe de ser la nación-sangre judía.
Sionismo
Esta idea básica, desarrollada en el «Judenstaat» (El Estado Judío) de Herzl permitió el inicio del movimiento sionista político, muy alejado del sionismo místico y religioso que pregona la vuelta a Israel y Jerusalén exclusivamente tras la aparición del Mesías judío.
Al contrario de lo que muchos piensan el sionismo dista mucho de ser una ideología política. Llamar fascista, nazi o comunista a un sionista por el mero hecho de serlo es un grave error conceptual debido a una simple razón, el sionismo es un sistema nacionalista desculturizador y aglutinador.
- 1- Es aglutinador porque pretende la unión de todos los judíos en un sólo punto geográfico, obligando a la convivencia;
- 2- Es un elemento desculturizador porque no se pueden permitir la creación de estados paralelos judíos dentro de Israel, de ahí la homogeneización linguística resucitando el hebreo y relegando idiomas como el Yiddish, Ladino, Judesmo o Haketía a meras expresiones religiosas o culturales minoritarias y anecdoticas.
- 3- Es un sistema nacionalista porque promulga una ideología de estado como ente filosófico, instalado de forma factica en una región geográfica concreta, dejando a la ideología política la gestión de este estado. De ahí la existencia de sionismos fascistas, socialistas, liberales, conservadores, democráticos, integradores, comunistas…
Podemos concluir someramente que el sionismo es un sistema nacionalista no cuestionado ni cuestionable por las élites de este movimiento, pero abierto a todas las ideologías que hagan viable la gestión y el desarrollo del estado. De ahí la evolución israelí de socialistas convencidos como David Ben Gurión a sujetos pertenecientes al fascismo sionista como Avigdor Liebermann en apenas setenta años.
Sionismo internacionalista
Curiosamente existe una creciente oposición dentro de las comunidades judías, sobre todo de las ortodoxas y ultra ortodoxas, que se oponen al sionismo y lo consideran una herejía o una rebelión contra Dios debido al castigo impuesto sobre ellos (teológicamente hablando), los judíos hablan de tres exilios:
- A) Exilio Egipcio: Los famosos cuatrocientos años como esclavos y su liberación por Moisés;
- B) Exilio Babilónico: Después de la destrucción de los reinos de Israel y Judá por Asirios y Babilonios y el exilio en estas tierras que acaba ochenta años después con el Edicto de Ciro II y que llevan a cabo los profetas Esdras, Nehemías, Jeremías y Ezequiel;
- C) Exilio Romano: El producido con la destrucción del templo de Jerusalén por los romanos y la diaspora judía por todo el mundo y que acabará con la vuelta del Mesías.
Por lo tanto la concepción religiosa pregona seguir esperando, mientras que Teodoro Herzl y León Pinsker decidieron remediar esta situación instalando un estado-nación en la antigua Israel bíblica a costa de los territorios del Imperio Otomano, y luego de la Palestina británica.
Por lo tanto se está produciendo un curioso fenómeno psico-político que es el progresivo avance del laicismo en la sociedad israelí por un curioso hecho, para continuar con la memoria de la identidad propia judía hacía falta mantener viva la llama religiosa y continuar alimentando la cuestión teológica contenida en el Tanaj, así como la interpretación religiosa y la filosofía judía del Talmud. Eso era el centro de la cultura judía del exilio.
Estos elementos abstractos creaban lo que podríamos llamar un «recuerdo de la patria«, pero cuando el judío abandona el exilio a partir de «La Declaración Balfour» y abrazar el sionismo ocupando la tierra de los palestinos, las ideas abstractas pierden su función de recordatorio porque ya no se necesita de ellas. Podríamos resumir que «El sueño de la patria» del exilio se desvanece frente a la contundencia de un estado de Israel real y en funcionamiento.
El sionismo, curiosamente, se está reforzando de manera constante en las comunidades cristianas de tendencia evangélica, testigos de jehová etc… debido al gran esfuerzo que desde el estado de Israel se hace para captar a estos grupos y convertirlos en elementos lobbistas, todo debido a la interpretación literal de la biblia.
Porque el sionismo necesita justificar su ocupación en base a la promesa a Abraham, contenida en la Torah, que son los primeros cinco libros del Antiguo Testamento cristiano. El conocimiento de estos grupos cristianos de estos antiguos textos ha permitido una facilísima propagación del sionismo cristiano, aderezado con un fuerte sentimiento anti islámico (también explotado desde los Think Tan israelíes y estadounidenses), han logrado generar fanáticos sionistas cristianos anti palestinos.
Obviando, eso sí, las constantes injerencias israelíes en los asuntos internos de los estados alrededor suya que tienen dos opciones:
- A) Unirse al sionismo directa o indirectamente a través de Estados Unidos, países como Jordania, Arabia Saudí, Emiratos etc…se han unido a esta tendencia
- B) Oponerse al sionismo y sufrir constantes ataques militares, guerras, desestabilización y propaganda. Países como Irán, Iraq, Siria o Líbano no se han unido al bloque sionista.
Esto se debe a la propia debilidad del estado de Israel, que necesita tener vecinos débiles para sobrevivir. De ahí las buenas relaciones con los Estados Unidos ya que Israel muchas veces actúa como garante de los intereses estadounidenses en la región y Tel Aviv se beneficia de ello. Por ejemplo, en 2003 Saddam Husein, uno de los grandes enemigos de Israel, fue derrocado y ahorcado en 2006, la Siria de Bashar al Asad está siendo destruida por grupos terroristas yihadistas pagados por Arabia Saudí, Estados Unidos, Israel, Turquía, Qatar, La Unión Europea y Estados Unidos.
Por lo tanto el intervencionismo israelí constante en Oriente Medio se debe a ello. A generar aliados acérrimos, como los países del Golfo y Arabia Saudí, o a destruir a aquellos que no son aliados, como Iraq, Siria o Yemen y los constantes ataques a Irán. (Foto: Ron Almog)
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