Shepelina Oksana es estudiante de maestría en la Universidad RUDN de Moscú, donde se especializa en estudios regionales con un enfoque en China y África en su tesis. El dominio de varios idiomas (inglés, ruso, chino y swahili) refleja tanto su formación académica como su pasión por el intercambio intercultural.
Oksana ha adquirido experiencia práctica trabajando con delegaciones internacionales, incluyendo en el Festival Mundial de la Juventud en Sochi y en otras conferencias importantes, donde colaboró estrechamente con representantes de países africanos. Estas experiencias han profundizado su comprensión del panorama diplomático y cultural de África, área que ha elegido como su principal interés profesional y personal.
Para Oksana, África es más que un campo de interés profesional; también es una pasión personal. Ella explora activamente las culturas, idiomas y tradiciones africanas, mientras construye conexiones significativas en todo el continente. Esta combinación de formación académica, experiencia práctica y entusiasmo genuino moldea su perspectiva sobre el papel de África en los asuntos globales y su creciente importancia en las alianzas internacionales.

–¿Cuál es la razón detrás de su interés en África en su carrera diplomática?
El interés en África en mi carrera diplomática surge por varias razones importantes. Primero, África es un continente rico en historia, diversidad cultural y perspectivas prometedoras para el futuro. Desempeña un papel cada vez más estratégico en los asuntos mundiales debido a sus abundantes recursos naturales y su posición crítica en la cadena de suministro global. Históricamente, mi país ha mantenido relaciones diplomáticas con Estados africanos desde la era soviética, especialmente con Etiopía, que es significativa cultural y religiosamente para nosotros, así como por el apoyo a la República Sudafricana durante el apartheid.
Además, la presencia actual de actores globales importantes como China en el continente me resulta muy relevante, especialmente por mi formación en estudios chinos. También, existe una notable escasez de especialistas calificados en mi país que comprendan el trasfondo cultural e histórico único de África, y esto me motiva a contribuir a cerrar esa brecha aportando una visión cultural más profunda y experiencia en esfuerzos diplomáticos.
–Vemos que eres muy activa en ese continente. ¿Cuáles son los desafíos que enfrentan las naciones africanas en su desarrollo económico y político?
Uno de los desafíos más cruciales que enfrentan las naciones africanas hoy en día es la influencia persistente de las antiguas potencias coloniales. Sin embargo, algunos países como Burkina Faso están logrando avances significativos en romper con este patrón, promoviendo el Pan-Africanismo como un movimiento global poderoso. Políticamente, muchos países africanos continúan enfrentando problemas de gobernanza como instituciones débiles, corrupción e inestabilidad política, lo que inhibe las reformas económicas y limita la movilización de recursos internos. Los recientes golpes de Estado en países de África Occidental y los conflictos en curso, como la guerra en la República Democrática del Congo, ejemplifican estos desafíos persistentes.
Económicamente, el continente lidia con tasas de crecimiento desaceleradas, aumento de la deuda y disminución de la ayuda externa, lo que ejerce una fuerte presión sobre los presupuestos públicos y limita la inversión en áreas críticas como salud, educación, infraestructura y adaptación al clima. A pesar de que algunos países muestran resistencia, muchas economías africanas siguen siendo vulnerables a golpes de globalización, tensiones comerciales y debilidades estructurales internas.
Otro desafío importante es la crisis sanitaria provocada por el VIH/SIDA. En 2025, el VIH sigue siendo un problema de salud crítico, especialmente en África subsahariana, que soporta la mayor carga global. Por ejemplo, Sudáfrica tiene más de 7.7 millones de adultos viviendo con VIH, con una prevalencia de alrededor del 16.6%. Esta epidemia continúa afectando el desarrollo social y económico, requiriendo atención y recursos sostenidos.
–El crecimiento económico de Nigeria, Etiopía, Kenia, o los buenos resultados geopolíticos y económicos de países del Sahel como Malí, Burkina Faso o Níger, son frecuentemente mencionados. ¿Cuál es la razón de esto?
Bueno, estos países suelen ser destacados porque representan diferentes dimensiones del potencial y los desafíos de África. Nigeria, por ejemplo, es una de las economías más grandes del continente junto con Egipto y Sudáfrica. Tiene uno de los PIB más altos de África (188,27 mil millones de dólares en 2025) y un enorme mercado de consumo, mientras que Etiopía y Kenia han registrado un crecimiento impresionante en infraestructura, manufactura y tecnología en la última década. El caso de Malí, Burkina Faso y Níger es bastante diferente. Como estados sin litoral y con economías frágiles y dependientes de recursos, enfrentan pobreza persistente, inestabilidad política y amenazas de seguridad por parte de grupos armados. Al mismo tiempo, están unidos a través de marcos regionales como el G5 Sahel, destinados a abordar problemas comunes de seguridad y desarrollo. Es importante destacar que los tres países han tenido recientemente golpes de Estado, en parte como respuesta a la débil gobernanza y su rechazo a la ayuda militar francesa continua, que cada vez era vista como ineficaz y como una forma de neocolonialismo.
–Sin embargo, los conflictos todavía existen en África, como el Sahara Occidental, Sudán o Somalia, entre otros. ¿Cómo podrían la Unión Africana o los países del continente trabajar para resolver estos conflictos?
Sí, efectivamente, algunos países han experimentado golpes de Estado como ya mencioné anteriormente. La Unión Africana (UA) y los Estados del continente tienen un papel crítico que desempeñar en la resolución de estos desafíos. La UA puede fortalecer sus mecanismos de prevención y mediación de conflictos desplegando más misiones de mantenimiento de la paz, facilitando diálogos inclusivos entre las partes en conflicto y apoyando gobiernos de transición. Durante las últimas décadas, las fuerzas de paz de la ONU han estado presentes para asistir a países propensos a golpes de Estado y otros puntos críticos, pero la organización regional del continente puede ser la fuerza impulsora de su propia seguridad y estabilidad, dado que ha demostrado resiliencia y capacidad para afrontar diversos problemas. Por ejemplo, en diciembre de 2024, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó a la Misión de Apoyo y Estabilización de la Unión Africana en Somalia (AUSSOM) para reemplazar a ATMIS. La misión, con hasta 12,626 efectivos, busca fortalecer la seguridad, la estabilización y los esfuerzos humanitarios en Somalia. Sin embargo, persisten incertidumbres respecto a la participación continua de Etiopía debido a su polémico acuerdo marítimo con Somalia del Norte.

-¿Cuál es el papel de Rusia en África? ¿Siguen activas las antiguas relaciones África-URSS en las estructuras rusas que surgieron tras el fin de la Unión Soviética?
Esa es una pregunta muy relevante y oportuna. Tras la disolución de la Unión Soviética, las relaciones de Rusia con África no fueron tan estrechas como durante la Guerra Fría. En aquella época, la Unión Soviética apoyaba activamente movimientos anti-coloniales, promovía ideas comunistas e incluso ayudó a países como Sudáfrica durante el apartheid. Entre 1960 y 1991, la URSS firmó tratados de cooperación con 37 países africanos y contribuyó a la construcción de más de 600 empresas en el continente, estableciendo fuertes lazos económicos y políticos.
En los últimos años, hemos visto un relanzamiento de ese compromiso. Por ejemplo, las Cumbres Rusia-África en 2019 y 2023 demostraron el interés de ambas partes en fortalecer su colaboración, y está previsto un tercer encuentro en el continente el próximo año. Será la primera cumbre que se celebre en África.
Rusia también se ha convertido en un importante proveedor de armas para países africanos como Malí, Sudán y la República Centroafricana, mientras que el Grupo Wagner, una empresa militar privada, ha estado activo en la prestación de servicios de seguridad y entrenamiento de fuerzas locales.
Las relaciones diplomáticas también se han reforzado. En 2023, Burkina Faso reabrió su embajada en Moscú, señalando un renovado compromiso con la cooperación bilateral. Por lo tanto, podemos ver mejoras en estas relaciones durante los últimos 10 años, lo cual refleja los lazos históricos mutuos y considero que ambas partes deberían esforzarse en mantener y fortalecer esta colaboración.
–Después de la guerra de Ucrania y las medidas restrictivas anti-rusas, ¿Los países africanos están entre los mejores socios comerciales de Moscú y son más confiables que Europa?
Definitivamente, en los últimos años, Rusia ha intensificado su relación con África como socio estratégico, especialmente tras el inicio del conflicto en Ucrania y las sanciones occidentales posteriores. Los resultados de la cumbre Rusia-África 2023 en San Petersburgo son una consecuencia directa de ello, ya que la cumbre, a la que asistieron 17 jefes de estado africanos, se centró en fortalecer las relaciones bilaterales y abordar cuestiones clave como la alivio de la deuda, la seguridad alimentaria y la cooperación militar. La cumbre también anunció acuerdos de cooperación militar con más de 40 países africanos, lo que refleja el interés estratégico de Rusia en el continente. Por ejemplo, Sudáfrica y Egipto, como miembros de los BRICS, son conocidos por ser socios comerciales cercanos de Rusia en la facilitación de exportaciones de energía y agrícola desde Rusia. Mientras Europa ha sido tradicionalmente un socio comercial importante para Rusia, especialmente en los años 90 y principios de los 2000, el panorama geopolítico ha cambiado. La imposición de sanciones y las tensiones políticas han llevado a Rusia a diversificar sus relaciones económicas, con África emergiendo como un socio confiable y estratégico.
-¿Por qué crees que Occidente tiene tanta dificultad en aceptar un África en desarrollo?
Creo que la dificultad de Occidente en aceptar un África en desarrollo proviene de una combinación de factores históricos, económicos y políticos. Históricamente, África fue sometida a la colonización y explotación, lo que creó dinámicas de poder a largo plazo y estereotipos arraigados sobre las capacidades del continente. Estas percepciones desactualizadas siguen influyendo en la forma en que algunos actores occidentales ven África hoy en día. Por ejemplo, países como Reino Unido y Francia son especialmente sensibles a esto, ya que fueron antiguas potencias globales y los imperios más influyentes. La situación en África occidental, especialmente en Burkina Faso, ha vuelto a destacar que África necesita soluciones africanas, no soluciones de sus antiguos colonizadores. Bajo el liderazgo de Traoré, Burkina Faso ha dado varios pasos para distanciarse de Francia y explorar alianzas internacionales alternativas. Burkina Faso está lejos de ser el único país en el Sahel africano que está revisando su dependencia del francés como idioma oficial. De hecho, Malí precedió a Burkina Faso en esto, cuando eliminó el francés como lengua oficial en junio pasado. Esto representa un revés para el idioma que Francia trabajó durante décadas.
Otro factor crucial es la presencia de China y Rusia en el continente. La iniciativa BRI lanzada en 2013 une a aproximadamente 160 países, de los cuales 52 son africanos. Esta participación generalizada subraya el papel fundamental de África en la estrategia global de infraestructura y economía de China. El enfoque de la BRI en África abarca sectores importantes como transporte (ferrocarriles, puertos, carreteras), energía (renovable y convencional) e infraestructura digital, con el objetivo de mejorar la conectividad y apoyar el desarrollo sostenible en el continente.

–Basándote en tu experiencia en África y tu conocimiento sobre el terreno, ¿qué futuro ves para la situación geopolítica y diplomática del continente?
Supongo que para 2063, que es el marco estratégico a largo plazo de la Unión Africana, creo que África habrá transformado varias áreas clave. Desde mi perspectiva y experiencia, veo a África avanzando hacia un papel más multipolar en los asuntos globales, convirtiéndose no solo en receptora de políticas externas, sino en una contribuidora activa que moldea agendas globales y encuentra sus propias soluciones.
Como parte del Sur Global, África ya está demostrando resiliencia y presencia. Con la expansión de los BRICS, espero ver más proyectos y acuerdos bilaterales y multilaterales con países como Rusia, China, India y los estados del Golfo.
Otro factor importante es el creciente número de jóvenes profesionales africanos que reciben educación superior en el extranjero, especialmente en aquellos países socios. Esto contribuirá a una fuerza laboral más calificada que pueda apoyar el crecimiento de las economías africanas y su peso demográfico en aumento.
Tomando en cuenta estas tendencias, el continente tendrá una influencia creciente y una mayor autodeterminación en el escenario internacional. En resumen, el futuro geopolítico y diplomático de África es de una influencia en ascenso y de mayor protagonismo propio.