Carlos Ruíz Miguel es Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela y Director del Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental de dicha Universidad (CESO-USC). Autor de varios libros y artículos sobre el Sahara Occidental.

Hoy, publicamos esta entrevista sobre la realidad del Sáhara Occidental.

1.¿Qué es el CESO y cuáles son los mayores desafíos que enfrenta en su misión de promover el conocimiento y la divulgación sobre el Sáhara Occidental?

El CESO es el Centro de Estudios sobre el Sahara Occidental de la Universidad de Santiago de Compostela. Comenzó centrado en los estudios jurídicos, pero ha ampliado su radio a otros aspectos, fundamentalmente históricos y culturales. El mayor desafío para promover el conocimiento y la divulgación sobre el Sáhara Occidental es presupuestario.

2.¿Cómo ha evolucionado la situación humanitaria en los campamentos de refugiados saharauis en los últimos años, y qué medidas se están tomando para abordar los desafíos más apremiantes?

Ni el CESO ni yo mismo nos hemos centrado en el estudio de la situación humanitaria en los campamentos, lo cual no significa que, como personas interesadas en el asunto no tengamos interés en ello.

El gran problema, agravado por el reinicio de la guerra es económico. Debido a las circunstancias del país es muy difícil desarrollar actividades económicas en los campamentos de refugiados, más allá de ciertas actividades comerciales. En cuanto a los territorios liberados tenían alguna posibilidad más, sobre todo en relación con la ganadería, pero los bombardeos con drones sobre la población civil han hecho que esta actividad se detenga. Esto significa que aumentan tanto las necesidades de la población como las del Frente Polisario/RASD para atender a esa población. La dependencia de la ayuda externa en ciertos aspectos es casi total.

3.¿Cuáles son las principales fuentes de tensión, más allá de la cuestión de la descolonización entre Marruecos y el Frente Polisario en la actualidad, y cómo podrían afectar la estabilidad regional?

La principal fuente de tensión viene de la delincuencia religiosa organizada, eso que llaman algunos el “yihadismo”. En el Sahel el escaso control de las fronteras, por la enorme dificultad que presenta el terreno, hace que sea un terreno utilizado para tráficos ilícitos, principalmente de drogas, por grupos armados. Los grupos que llevan a cabo estos tráficos se dan una pátina de pseudo-legitimidad invocando la religión islámica frente a “infieles” o “herejes”. El dinero que mueven estos grupos es un aliciente para gente de todos los países del Sahel o países vecinos.

4.¿De qué manera la comunidad internacional, incluyendo la ONU y la Unión Africana, está abordando el conflicto del Sáhara Occidental, y cuáles son los obstáculos para una resolución pacífica?

En los años 2017-2020 Marruecos ha conseguido erosionar el papel que la Unión Africana estaba jugando en la solución del problema y en este momento la Unión Africana está marginada. Si va a volver a jugar un papel y cómo podría hacerlo no está claro ahora. En cuanto a la ONU, por más que Estados Unidos y Francia hayan introducido en las resoluciones del Consejo de Seguridad cierto lenguaje que erosiona la doctrina de Naciones Unidas sobre el conflicto, el hecho es que la doctrina está tan anclada en el Derecho Internacional que no parece posible desactivar este Derecho. Cuestión distinta es que Naciones Unidas no esté ejerciendo la suficiente presión para que Marruecos negocie con el Frente Polisario, como las resoluciones del Consejo de Seguridad exigen.

5.¿Qué impacto ha tenido la explotación de los recursos naturales en el Sáhara Occidental en la población local, su economía y en el futuro del territorio?

Un impacto fundamental. Esas actividades económicas han ayudado a desplazar miles de colonos. Además, algunas de esas actividades, como la minería de fosfatos, explotan un recurso no renovable que está siendo expoliado al pueblo del Sahara Occidental privándole así de un futuro recurso de gran importancia.

6.¿Cómo influyen los medios de comunicación y las redes sociales en la percepción pública del conflicto del Sáhara Occidental en España, y qué papel juegan en la difusión de información (o desinformación)?

Los medios de comunicación influyen mucho con una estrategia de silenciamiento. El papel de los medios es precisamente ese, que la opinión pública española NO tenga percepción de que hay un conflicto en el Sahara Occidental. Y si alguna vez intervienen es para transmitir calumnias fabricadas en los despachos del servicio secreto marroquí. Por el contrario, en las redes sociales la percepción es más equilibrada, a pesar de la inferioridad de medios de quienes difunden información verdadera frente a quienes difunden las calumnias.

7.¿Qué posibles escenarios futuros vislumbra para el Sáhara Occidental, considerando las dinámicas políticas y sociales actuales?

Depende de muchos factores. Uno, por supuesto, es quién esté en el gobierno de España y qué posición sostenga. Pero quizá el más importante es el del curso de la guerra. En este sentido todo dependerá de que se proporcione al ejército saharaui armas más avanzadas de las que posee actualmente.

8.¿De qué manera la cultura y la identidad saharaui se mantienen y se transmiten a las nuevas generaciones, tanto en los territorios ocupados como en la diáspora?

En los campamentos de refugiados o en la diáspora que está en Mauritania esa cultura y esa identidad se transmiten razonablemente. En los territorios ocupados es difícil de saber por la intensidad de la represión y el bloqueo informativo, pero está claro que no hay plena libertad para los saharaui no sólo política, sino tampoco cultural. Lo prueba que después de Akdeim Izik se les prohibió acampar en la “Badía”.

9.¿Cuál es la estrategia marroquí en España a nivel de influencia y, también, de Guerra Irrestricta?

Es una estrategia ofensiva en todas las direcciones. Militarmente, Marruecos está armándose especialmente en los sectores donde España mantiene superioridad militar. Económicamente, Marruecos busca sustituir a España en todos los sectores posibles. Sociológicamente Marruecos no deja de enviar a población suya a España. Y por lo demás, gasta ingentes cantidades de dinero, no sólo en controlar a los marroquíes que están en España, sino en comprar voluntades de políticos, empresarios, intelectuales o periodistas.