A Clean Break; el plan de Netanyahu para transformar a su gusto Oriente Próximo

A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm, es un documento que ha despertado muchas controversias y opiniones diversas. Este informe, que fue preparado en 1996 por un grupo de estudio dirigido por Richard Perle, ¿quiénes son? son unos expertos en política internacional, y en este caso, específicamente en Oriente Medio. La finalidad de este documento es bastante clara, aunque también bastante controvertida: proponer un nuevo enfoque para que Israel pueda garantizar su seguridad en una zona llena de conflictos y amenazas, y además, promover sus propios valores occidentales. Todo esto, en un contexto en el que el conflicto árabe-israelí aún está abierto y con muchas heridas abiertas que parecen no cerrar nunca.

Pero, ¿de qué va realmente? Primero, el informe, de marcada influencia neoconservadora de la década de los noventa, que trazaron la década del 2000, recomienda que en lugar de buscar una paz total con todos los países árabes, Israel debería trabajar con algunos aliados, como Jordania y Turquía (hablamos de los años noventa), para contener y desestabilizar a las amenazas mayores. Es decir, cambiar la estrategia, no buscar paz integral, sino una que sea más manejable y controlable una «Pax israelí» basada en la desestabilización de la región y en sumir a los países en conflictos internos que permita a Israel intervenir de forma directa, realmente es una vuelta de tuerca del Plan Yinon.

Además, habla también de modificar la relación con los palestinos, permitiendo lo que llaman “persecución en caliente” —que en realidad significa acciones militares rápidas y contundentes— y también promover alternativas al liderazgo de Arafat, que para algunos ya no era conveniente, razón por la cual se permitió el auge de Hamás, que acabaría liderando la Causa Palestina en la Segunda Intifada y la posterior Franja de Gaza, hasta hoy, rompiendo la cohesión política Palestina y enfrentando a la facción islamista liderada por Hamás pero compuesta por más, frente a la socialista y legalista de la OLP/ANP.

Luego, el informe habla de cambiar la relación con Estados Unidos, apuntando a que Israel sea más autosuficiente, menos dependiente de ayudas, y que ambos países puedan colaborar más estratégicamente. ¿Y qué pasa con la frontera del norte, por ejemplo, con Líbano? Pues ahí también hay recomendaciones: que Israel tome la iniciativa y ataque a Hezbollah, Siria e Irán, que están en esa zona, e incluso ataque infraestructura que tenga que ver con droga y falsificación en Líbano, todo para establecer una especie de precedente, que el territorio sirio no está a salvo de ataques si hay provocaciones desde el Líbano. Es un enfoque bastante duro, pero hace parte del plan de volver los entornos estratégicos en algo controlable, dejando claro que Siria no es intocable y que Israel puede tomar acciones ofensivas cuando considere oportuno.

Recordemos que Israel controlaba una franja de terreno en el sur del Líbano en aquellos momentos, de la que se retiró en 2000, pero que recuperó en 2024.

¿Pero qué pasaba con Irak y Irán? Ahí también hay propuestas muy claras: sacar a Saddam Hussein del poder en Irak era fundamental para frenar las ambiciones de Siria, Irán y sus aliados en la región. En realidad, la idea de fondo es que al debilitar a estos actores, Israel puede crear un equilibrio de poder más favorable a sus intereses. Porque, al final, el documento busca tener una estrategia de poder, no solo defensiva sino también ofensiva, para cambiar el status quo de la zona que tanto tiempo ha sido inestable y llena de conflictos.

Si nos fijamos en los acontecimientos, a la caída de Sadam Hussein le siguió una guerra civil que desgajó el territorio entre chiitas, sunitas y kurdos, Irán logró una gran ventaja pero también quedó comprometida ahí, en 2005 Rafiq Hariri fue asesinado en Beirut y se produjo una revuelta que hizo que Siria saliera del Líbano manteniendo a Hezbollah, que hasta la muerte de Nasrallah en septiembre de 2024 y la caída de Bashar al Asad en diciembre del mismo año era fuerte.

La guerra de Irak en el periodo de 2003-2010 fue un periodo de guerra civil y gran inestabilidad para el bloque chií, que se complicó con las primaveras árabes, las guerras en Siria y Yemen y la nueva inestabilidad en Irak. De hecho el objetivo se cumplió, arrastrar a Irán a conflictos en territorios antiguamente enemigos de Israel que estaban destruidos: La caída de Sadam Hussein en 2003 marcó el inicio de todo, Netanyahu en los 80 acusaba a la Unión Soviética de promover el terrorismo, luego hizo lo mismo con Irak en 2002 como ahora con Irán. En ese periodo desde 2003 Irán heredó un regalo envenenado, dos años después Nasrallah desde 2005 estaría sólo en Líbano, ya que Asad se replegó a Siria, venció en 2006 a Israel en Líbano pero el desgaste en Irak y la primavera árabe terminaron de erosionar el eje de la resistencia que, tras un canto de cisne en el siete de octubre de 2023, desató la ultima ficha de ese juego: tras el desgaste, el fin no ya de esos sistemas sino de estos propios países: Líbano arrasado, Siria destruida, Irak no termina de levantarse, Yemen destruida también y ahora toca atacar Irán.

Si nos centramos en Irán, pues en el informe también hay muchas referencias a su influencia en la región, y cómo hay que limitarla. Irán aparece como uno de los principales actores agresores, junto con Hezbollah y Siria. La estrategia que proponen incluye debilitar, contener y hacer retroceder a estos actores, en línea con todo el esquema de equilibrio y poder que quieren imponer. En definitiva, este documento es como un manual para reestructurar toda la región, y en ese proceso, poner a Israel en una posición mucho más dominante y segura, a costa de alianzas estratégicas y acciones militares calculadas.

Esas alianzas estratégicas pasar por los países árabes que firmaron los Acuerdos de Abraham, así como Egipto y Jordania, aunque las aspiraciones con Turquía son mucho más tensas en lo político (no así en lo comercial) la alianza silenciosa y total con Azerbaiyán es clara también.

Por último, también se menciona que este plan ha impactado en las políticas de Estados Unidos, y que sus propuestas son similares a acciones que finalmente se emprendieron, como la invasión de Irak en 2003 y la guerra en Líbano en 2006. Todo ello para lograr una región más controlada, más favorable a Israel, y menos influenciada por Irán, Siria, y los grupos armados que estos apoyan, el Eje de la Resistencia. Todo esto, claro, en un contexto muy complejo y controvertido, que todavía hoy genera muchas discusiones y debates.

En resumen, A Clean Break plantea un cambio radical en la estrategia de seguridad y política exterior de Israel, promoviendo una visión de poder, contención y alianzas, en un intento de asegurar su lugar en un Oriente Medio cada vez más turbulento y complicado.

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