El bloque turco engulle Artsaj

Existen momentos históricos en los que la situación internacional, como ahora, da un giro de 180 grados. La situación en la República de Artsaj, ya absorbida por Azerbaiyán desde el 20 de septiembre que han causado una ola de refugiados de escalas bíblicas a la vecina Armenia.

Sin embargo la realidad es mucho más compleja, La República de Artsaj no podía soportar un ataque de Azerbaiyán, sobre todo tras la modernización del ejército azerí y la poderosa campaña diplomática que llevaba realizando el gobierno de Bakú desde hace más de diez años.  Pero no era sólo eso, ARtsaj dependía de Armenia que a su vez dependía de Rusia.

La llegada de Pashinián al poder en Armenia significó el desastre ya que el afán de modernización económica del país, la proximidad del juicio contra Robert Kocharian, la “modernización” de la política del país (traducida en una purga de las élites prorusas por otras prooccidentales), la revisión de las relaciones con Rusia y el acercamiento, poco estable, con los países occidentales, que sólo se ha consolidado en términos serios con Francia auguraban un gran problema.

Este problema tenía que ver con que la única potencia que protegía a Armenia y, por ende, a Artsaj y no es otra que Rusia, se veía de repente desplazada por su antiguo aliado de Yerevan y veía como la embajada estadounidense más grande en Oriente Medio estaba en Yereván sin contar, además, con la hostilidad georgiana y el panturquismo de Bakú y Ankara. Un triunfo diplomático occidental en Armenia significaba que la influencia rusa se evaporaría de la región más pronto que tarde así como la iraní.

Los persas fueron más rápidos y estrecharon lazos con Armenia intentando establecer una entente que hiciera de contrapeso frente al bloque turco temiendo el gobierno de los ayatollah un auge del nacionalismo azerí y reivindicaciones irredentistas en Azerbaiyán Occidental (territorio étnico azerí en la República Islámica de Irán) pero siendo conscientes de que no podrían hacer nada en el caso de las tensiones en Artsaj.

Rusia se puso de perfil y cuando estalló la guerra de Artsaj en 2020, con apoyo diplomático, militar y de inteligencia por parte de Turquía, los armenios no pudieron reaccionar. El objetivo azerí era triple:

-Aprovechar la debilidad armenia y reforzar su posición en la comunidad internacional;

-Tomar todos los territorios de Artsaj y reintegrarlos en los territorios de la extinta República Socialista Soviética de Azerbaiyán;

-Forzar a los armenios a abrir el corredor de Zangezur, estratégico para conectar Azerbaiyán con su enclave en Najichevan que tiene frontera con Turquía abriendo, ambos estados, una ruta que asomaría al gobierno de Ankara al caspio y de ahí al ansiado sueño centroasiático-túrquico.

Para ellos los azeríes dosificaron la guerra para ir ablandando a los armenios firmando el acuerdo de paz de 2020 y la cesión de ciertos territorios, el despliegue de tropas de paz rusas (no de la OTSC ya que parte de estos países como Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán apoyaban a Azerbaiyán y eso hubiera provocado una crisis en esa institución postsoviética que Rusia creó para retener poder en Asia Central y que está perdiendo frente al avance turco).

La estrategia fue: controlar el territorio controlado desde 2020 desplazando a la población armenia a las zonas libres de Artsaj y proponer un único camino, corredor de Lachín, e ir presionando con la apertura del citado corredor de Zangezur que los armenios negaron al no estar contenido en el acuerdo de paz tripartido entre Pashinián, Aliyev y Putin.

¿Resultado?, frente al desprestigio y la pérdida de popularidad de Pashinian, que sufrió un intento de Golpe de Estado en 2021. El 12 de diciembre de 2022, en fechas navideñas, el gobierno de Azerbaiyán, controlando el acceso de Lachín y demás carreteras comienza un estado de sitio que se prolongará hasta hoy con el único fin de desestabilizar y ablandar la resistencia armenia en base al corte de suministros, gas, internet y el encierro de personas (no se podía entrar ni salir) provocando un castigo colectivo contra población civil (contra el 4º protocolo de Ginebra).

Esto logró su objetivo ya que aunque Pashinián resultó reelegido en 2021 el Presidente de Artsaj, Arayik Harutyunyán renunció el día 1 de septiembre de 2023. Harutyunyán había sido uno de los adalides de la resistencia armenia en Artsaj por lo que a la debilidad administrativa, militar y la escasez de medios había que sumarle la inestabilidad política por lo que el gobierno de Azerbiayán decidió lanzar la campaña aduciendo que Artsaj hospedaba “grupos terroristas”.

El casus belli fue suficiente para que el país apenas durara un día, lo que demuestra el alcance de más de un año de bloqueo. La victoria azerí se tradujo en un éxodo de población de Artsaj a Armenia, el inicio de las conversaciones para la integración del territorio en Azerbaiyán, sin garantías de igualdad o seguridad para los armenios que se queden en el territorio y que corren el riesgo de sufrir daños en sus personas, malos tratos, discriminación, apartheid e, incluso, un genocidio.

Tampoco se asegura el mantenimiento del patrimonio cultural armenio de la región ya que en las zonas conquistadas en 2020 el patrimonio armenio sufrió muchos daños y, en gran parte, ha desaparecido.

Las tropas de paz rusas, con el mandato de apoyar los esfuerzos de paz entre Stepanakert y Bakú y evitar el aumento de las tensiones, tras las traiciones armenias en las cumbres de la UE en 2022 y 2023 vendió su alma al diablo, dejó las manos de Rusia atadas, traicionó al pueblo armenio y selló el destino de Artsaj. Ahora las tropas rusas se han dedicado a asistir a los refugiados que huyen a Armenia. Sin embargo esta victoria azerí amenaza con tensar las relaciones con Irán debido al auge del poder turco en la región, a la activación de más conflictos heredados de este entre facciones armenias y azeríes en la frontera porque se están dando escaramuzas aunque mucho más peligrosas para el gobierno de Azerbaiyán ya que una guerra entre ambos países ya no es una “cuestión interna” azerí, argumento esgrimido por Bakú y que la Comunidad Internacional ha hecho suyo con afán de inhibirse de este conflicto enviando mensajes generales de paz sin ningún objetivo concreto ni interés real.

Lo cierto es que la derrota armenia en Nagorno Karabaj se traduce en, como hemos dicho, un poder turco en la región, la capacidad de Azerbaiyán de imponerse a otros actores en la región y de seguir explotando su campaña diplomática y de negocios ya que es socio de Europa en materia de energía al ser exportador de petróleo y gas.

Por otro lado aparte de la pérdida de vidas, infraestructura y territorios el éxodo que se espera de armenios de Artsaj amenaza con desestabilizar el propio estado armenio, girarlo a la derecha y, como está ocurriendo ahora, provocar protestas y disturbios.

Geopolíticamente se reconfigura el mapa de Transcaucasia y soluciona el problema de los estados de reconocimiento limitado en la región de forma favorable a Bakú aunque esto no supone un riesgo para Abjasia ni Osetia del Sur, estados de reconocimiento limitado cercanos a Artsaj pero con un apoyo total y decidido de Rusia que, además, posee reconocimiento por parte de algunos estados de la Comunidad Internacional.

Esto, que podría ser un golpe para Moscú pero la realidad es que la situación en la región ha mutado radicalmente con el nuevo status quo. ¿Por qué?: Armenia mientras estuvo en la esfera rusa de forma clara y decidida era útil para Rusia, tras el tanteo de Yerevan con Occidente y la tensión con Rusia, el gobierno de Moscú ha actualizado sus intereses en la región siendo que la triangulación con Azerbaiyán es más provechosa que la de Armenia de la cual también retiene influencia entre los más nacionalistas ya que estos acusan a Pashinian de haber expuesto a los armenios de Artsaj al marcharse de la influencia rusa, auténtico escudo para Armenia y aceptar las tesis de la UE, británicos, estadounidenses y, especialmente, franceses, estados con los que el gobierno de Pashinián ha pactado y vendido Artsaj, Pashinian es el Zelensky del Cáucaso..

De hecho, volviendo a lo dicho sobre las fuerzas de paz rusas y el apoyo de Moscú, ante la nueva situación planteada por Pashinian a Rusia, a la definitiva solución de la controversia entre Yerevan y Stepanakert con Bakú, una fuente diplomática de la Embajada de Rusia en Madrid, contactada por Otralectura declaró lo siguiente:

«El destino del arreglo en Alto Karabaj fue afectado radicalmente cuando, en octubre de 2022 y mayo de 2023, en las Cumbres bajo los auspicios de La UE, Ereván reconoció oficialmente Alto Karabaj como una parte del territorio azerbaiyano. Eso cambió las condiciones fundamentales que estuvieron en vigor al firmarse la Declaración de los líderes de Rusia, Azerbaiyán y Armenia el 9 de noviembre de 2020 y al desplegarse el contingente de paz ruso.
 
A partir de su despliegue en la región, el contingente cumplió diligentemente las misiones encaminadas a preservar el régimen de cese del fuego y asegurar los contactos entre Azerbaiyán y Armenia. Nuestras fuerzas de paz coordinaron los esfuerzos por normalizar la situación humanitaria en tierra, así como contribuyeron al inicio de un diálogo directo entre Bakú y Stepanakert. Incluso a estas horas, el contingente de paz ruso está ayudando a la población civil, entre otras cosas, brinda asistencia médica y evacua a la gente.»

El gobierno de Irán ve con ansiedad el auge de Azerbaiyán por sus excelentes relaciones con Israel, su acérrimo enemigo, y con Turquía, su gran competidor en Transcaucasia. Otro país que ha apoyado a Armenia y ve con muy malos ojos este auge de Turquía y Azerbaiyán es Arabia Saudí, que teme el crecimiento y el aumento de influencia turco sobre los suníes en todo el mundo…especialmente en Oriente Medio, Afganistán y Pakistán.

El problema, sin embargo; no ha terminado. Azerbaiyán seguirá presionando a Armenia por lograr su ansiado trofeo…Zangezur y eso implica negociaciones muy duras por Artsaj donde Azerbaiyán ofrezca alguna contrapartida suculenta por ese pequeño trecho o, en su defecto, el reinicio de hostilidades.

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