Los dalits, la realidad de los parias de la India

Las «leyes de Manu” es un grupo de textos de entre el siglo XV al VI a.C, y explican perfectamente el sistema social que, aún hoy, existe en el subcontinente indio. El texto cuenta que los dioses sacrificaron una materia cósmica hecha a imagen y semejanza de los humanos, que se llamó Shakti, y lo desmembraron. En concreto Shiva pisoteó este cuerpo, de la boca nacieron los brahmanes, la casta sacerdotal, la única instruida y preparada para el sostenimiento correcto de los rituales para los dioses, de los brazos nacen los Ksatriya, los guerreros y príncipes, de los muslos los Vaishya, campesinos y artesanos y de los pies nacen los más bajos de todos los órdenes sociales, el de los parias, también llamados intocables.

El sistema de casta se introdujo en la India con las invasiones indoarias, que llegaron entre los siglos XV y X a.C., y que introdujeron en la India el sistema social de castas, concretamente en la llanura indo-gangeática a costa de la civilización previa del Valle del Indo desplazando a sus originales moradores drávidas a las regiones selváticas y montañosas del sur donde el culto al Purusha dio lugar al culto a Shiva, ya previsto en ciertos sellos de esta antigua cultura que acabó derivando en un monoteísmo estilo hindú en el sur mientras que en el norte con el fin de la civilización veda y el interregno de religión brahmánica, puente con el actual hinduismo, se hizo endémico el culto a Visnú.

Por lo que tenemos una élite en la zona norte, que siempre ha sido la zona rica y desarrolla del país, heredera de la cultura sincrética indo-irania con culto a Visnú en el totum revolutum del hinduismo donde también cabe shiva en una especie de entente teológica con el menos venerado Brahma.

Muchos científicos creyeron que la población invadida, denominada Drávida, constituye la casta de los parias, pero no es cierto debido a que los indoarios impusieron este sistema social al cual se integraron los drávidas. Por lo que la situación actual en la India responde a una síntesis de ambos pueblos.

Esta creencia religiosa ha configurado el orden social de la India por varios miles de años. Es un sistema que a ojos de los occidentales puede resultar cruel, pero que es visto con total normalidad en el mundo hindú. Ser paria o descastado no es una suerte inaceptable o una maldición, sino más bien una circunstancia que debe ser gestionada cumpliendo con los preceptos obligatorios a ese grupo social para así, después de la muerte, poder mejorar en una reencarnación que les sitúe en una casta superior, dónde las obligaciones sean diferentes y la vida mejor. Por lo que suelen resignarse a su suerte.

Lo peor de todo es que la clase paria es tan pobre que no se sabe exactamente si están excluidos de las castas por su pobreza, o si su pobreza es debida a no pertenecen a ninguna casta. Su situación es de miseria total. Gandhi decía que las grandes víctimas de la situación en la India eran los pobres y los intocables. La India moderna no reconoce la existencia de castas oficiales por lo que las barreras sociales comenzaron a suavizarse, pero en el imaginario colectivo esta creencia continúa arraigada debido a que el actual orden socio económico es heredero directo del sistema de castas, ya que los más pobres entre los pobres siguen siendo intocables y los más ricos entre los ricos siguen siendo los Brahmanes, Ksatriyas o los descendientes de los Maharajás.

De hecho, los intocables siguen siendo el peor grupo social de todos los que habitan el subcontinente. El desprecio llega hasta tal punto que son considerados impuros, no pueden vivir en las ciudades o aldeas, acampando a las afueras, lo que será en germen y núcleo central de los slum. No pueden tener más posesiones que algunos animales y la ropa, que normalmente roban a los muertos, su presencia está prohibida en los pozos y aglomeraciones, ya que se considera que su sola presencia mancha el lugar dónde se encuentran. Un Apartheid fundamentado en la teología hindú.

Las castas, al ser cerradas son endogámicas y poseen atribuciones exclusivas que no pueden ser realizadas por miembros de otros grupos, de ahí que los parias tengan asignados los oficios más duros y desagradecidos como zapateros, peluqueros, curtidores, poceros, sepultureros, matarifes etc… todos ellos trabajos que les pone en contacto con heces, sangre, fluidos y demás elementos “impuros”, asignados por su situación de impureza constante, y que no pueden ser realizada por las otras castas superiores ya que se contaminarían, lo cual les aparta más aún de la comunidad.

Existe una forma de abandonar esta casta antes de morir. El paria, realmente, puede resignarse a vivir una vida de pobreza, privaciones, obstáculos y resignación esperando la reencarnación que le eleve a una mejor situación, o puede salir del sistema de castas abandonando la amalgama que llamamos hinduismo. Por lo tanto, convertirse a otra religión es un camino aceptable que les saca de este sistema integrándolos en una nueva comunidad que les ayuda, protege y les otorga los mismos derechos y deberes. Lo cual se ha traducido en crecientes movimientos de conversiones masivas al budismo y al islam para poder reintegrarse a la sociedad india en igualdad de condiciones, y esto pone en riesgo la estabilidad religiosa de la India.

Narendra Modi, con un Hindutva militante se enfrenta al problema de los intocables a varios nieles: en primer lugar frente a la comunidad internacional, que lo ve como un apartheid social que mancha la credibilidad del país e impide su desarrollo, por otro lado muchos dalits pasan a engrosar las listas de desafectos con la India como estado y muchos otros se hacen musulmanes, lo que es un problema grave para el discurso del presidente, que pretende volver a “hinduzar” la India primero cambiando los nombres de las ciudades para hacerlos más nacionales y ahora pidiendo la sustitución internacional de su nombre: India, por el autónimo Bharat.

La cuestión paria, por lo tanto, siempre estará ahí mientras no se cambie la situación a la que los dalits están intentando poner fin a través de partidos políticos propios como el Bahujan Samaj Party con un asiento en el Rajya Sabha, la cámara alta del Parlamento de la India (Foto: Wikipedia)

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