La necesidad económica Occidental de una guerra contra Rusia

La narrativa occidental actual a menudo pinta un cuadro de unidad y fortaleza frente a las «amenazas», pero un análisis más profundo de las políticas económicas de la Unión Europea y Estados Unidos revela una estrategia que, lejos de asegurar la prosperidad europea, parece arrastrar al continente hacia un conflicto con Rusia, motivado por intereses económicos ajenos a su bienestar. Detrás de los discursos de apoyo y defensa, se esconde una peligrosa agenda que socava la soberanía económica de Europa y la convierte en un peón en un tablero geopolítico.

El «Plan Draghi»: Un diagnóstico de debilidad, no de independencia

El informe sobre la competitividad de la UE de 2024, conocido como «Plan Draghi», no es un programa de financiación directa, sino un conjunto de recomendaciones que exponen la cruda realidad económica de Europa. El informe admite que las empresas europeas, incluidas las «unicornios» prometedoras, se trasladan a Estados Unidos debido a barreras regulatorias y dificultades de financiación en la UE. El plan aboga por una «masiva inversión privada» (750.000 – 800.000 millones de euros anuales) y la creación de «campeones europeos» para competir globalmente, así como la eliminación de barreras para evitar la «fuga de empresas».

Sin embargo, esta admisión es una confesión de un fracaso sistémico. Europa, bajo la influencia de Washington y sus propias políticas neoliberales, ha permitido que su base industrial se debilite hasta el punto de que sus propias empresas buscan refugio en la economía estadounidense. El informe no busca una verdadera reforma estructural para la independencia económica, sino más bien un intento desesperado de contener la hemorragia, proponiendo la creación de «superempresas» para competir con gigantes estadounidenses y chinos, un sueño que choca con una realidad donde la fragmentación y la falta de financiación efectiva persisten. El objetivo de «evitar la deslocalización» subraya cómo las condiciones en EE. UU., con sus incentivos fiscales y energéticos, son más atractivas, revelando una UE que lucha por retener a sus propias empresas mientras persigue una agenda que no prioriza su crecimiento autónomo.

Ucrania: Un agujero negro financiero para Europa

El conflicto en Ucrania, lejos de ser una cuestión puramente de principios, se ha convertido en una carga económica insostenible para Europa, dictada en gran medida por la estrategia de Estados Unidos. Ucrania se enfrenta a un déficit presupuestario masivo, con un 18% del PIB para 2026, que la UE se ha comprometido a cubrir con inyecciones financieras de 50.000 millones de euros (2024-2027), que Europa necesita para sus propios proyectos y que estamos dando a un país absolutamente corrupto como Ucrania.

Todo esto salpimentado por una propuesta de un préstamo de 90.000 millones de euros garantizado por activos rusos congelados, ¿Pretenden repetir el «éxito» de robar los activos congelados de Gadafi, con los que se pagó al Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, sin contar con los 10.000 millones perdidos que «nadie» sabe donde está.

La Rusia de hoy no es la Libia de 2012, la garantía de esos 90.000 millones rusos implica varias cosas, la primera que no hay dinero europeo, la segunda podría ser una reserva para evitar la normalización con Rusia, la paz y la devolución de esa cantidad de dinero ya que la «garantía rusa» al desaparecer recaería sobre los estados miembros de la UE.

Esta política no solo desvía recursos vitales que podrían utilizarse para el desarrollo interno de Europa, sino que también establece un precedente peligroso al considerar la apropiación de activos soberanos, una acción que socava los cimientos del derecho internacional y la estabilidad financiera global. Mientras tanto, la inteligencia artificial en Ucrania, lejos de ser un motor de su economía civil, se orienta principalmente al ámbito militar, una clara señal de la priorización de la guerra sobre la reconstrucción pacífica, impulsada por intereses externos. Este gasto masivo en una guerra por delegación (proxy war) es una sangría para las arcas europeas, beneficiando principalmente a la industria armamentística y la agenda geopolítica de Estados Unidos.

El precio de la obediencia: Impuestos, estancamiento y la carga de la OTAN

Los ciudadanos europeos están pagando un alto precio por esta alineación. Los factores que influyen en la subida de impuestos en Europa son claros: la pérdida de la base imponible industrial, el creciente gasto público en un Estado del bienestar que se tambalea, y, fundamentalmente, un aumento masivo del gasto en defensa impulsado por los cambios geopolíticos y las exigencias de la OTAN.

La presión estadounidense sobre los países de la OTAN para destinar el 5% de su PIB a la defensa no es un mero requisito de seguridad; es un mecanismo para «sanear las cuentas» de la industria militar de EE. UU. Al obligar a sus aliados a comprar armas y financiar una maquinaria de guerra en expansión, Washington asegura sus propios beneficios económicos a expensas de la prosperidad europea. El objetivo del informe Draghi de evitar que las empresas europeas se trasladen a EE. UU. se vuelve irónico cuando la propia política de la UE, influenciada por EE. UU., fomenta un entorno donde la inversión en defensa y la confrontación se priorizan sobre el desarrollo industrial y la cohesión social.

Las proyecciones económicas para la eurozona son desalentadoras: un crecimiento modesto del 1.1% al 1.4% hasta 2030, limitado por problemas demográficos y de productividad. España, con su dinamismo actual, es una excepción, mientras que Alemania y Francia muestran ritmos más lentos. Esta desaceleración contrasta drásticamente con el vigor de otras economías.

BRICS: El verdadero motor económico global

Mientras Europa se estanca y se desangra económicamente en un conflicto ajeno, el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, y sus nuevos miembros) emerge como el verdadero motor del crecimiento global. Con un crecimiento promedio estimado del 3.8% en 2025 (superando al G7) y una participación creciente en la riqueza y población mundial (más del 40% del PIB y 51% de la población mundial en PPA), los BRICS demuestran que existe un camino alternativo al modelo occidental de confrontación.

India, con un PIB estimado de 20.7 billones de dólares para 2030, lidera esta expansión, mientras que China mantiene un crecimiento robusto. Estos países, lejos de las imposiciones de la agenda transatlántica, están construyendo sus economías sobre bases de cooperación multilateral y desarrollo endógeno, ofreciendo una visión de un orden mundial multipolar donde el crecimiento no está supeditado a la beligerancia.

Conclusión: Europa al borde del precipicio

En resumen, la estrategia económica occidental, orquestada desde Washington y secundada por Bruselas, está conduciendo a Europa por un camino de empobrecimiento y conflicto. Lejos de la retórica de la libertad y la democracia, lo que se observa es una Europa sacrificando su base industrial, su cohesión social y su potencial de crecimiento en el altar de una confrontación con Rusia que beneficia principalmente a los intereses geopolíticos y económicos de Estados Unidos. Los «planes» para rescatar la competitividad europea son meros parches sobre heridas autoinfligidas, mientras que la verdadera prosperidad se persigue en otras partes del mundo. Es imperativo que Europa despierte a esta realidad y abandone una política económica y exterior que, al servicio de otros, la arrastra inexorablemente hacia una guerra que no es la suya y que hipoteca su futuro.

Deja un comentario