En un escenario internacional caracterizado por tensiones crecientes, cambios políticos abruptos y una lucha constante por mantener la estabilidad regional, Argelia se ha consolidado como la verdadera y firme potencia que vela por la seguridad, la soberanía y la integración del Magreb y el Sahel. La postura decidida y estratégica de este país en momentos de dificultad no solo reafirma su liderazgo, sino que también subraya su compromiso inquebrantable con la paz y la estabilidad duradera en la región.
En los últimos meses, la tensión entre Argelia y Mali ha alcanzado un punto culminante, evidenciando la determinación de Argelia de defender sus intereses y promover un equilibrio regional que beneficie a todos sus pueblos. La reciente situación, en la que Argelia derribó un dron maliense, es un claro ejemplo de su política activa de defensa de su soberanía y de su visión de una región en donde la paz y la cooperación sean prioritarias. La acción de Argelia no fue solo una respuesta a un acto concreto, sino una declaración de principios en favor de la seguridad regional y de la protección de sus fronteras frente a cualquier amenaza externa.
Este episodio, lejos de ser un signo de vulnerabilidad, refuerza la posición de Argelia como un actor soberano que actúa con decisión para garantizar la estabilidad. La capacidad de respuesta rápida, la precisión y la firmeza con la que el país tomó la iniciativa demuestran su liderazgo en la región, enviando un mensaje claro a los actores externos e internos que buscan desestabilizar la paz en el Sahel y en el Magreb.
De hecho, Argelia ha sido un activo en la zona del Sahel en la búsqueda de soluciones en su frontera sur por la Guerra de Azawad en Malí, en su frontera este en Libia o en su frontera oeste con la invasión ilegal del régimen marroquí sobre el territorio soberano de la República Árabe Sáharaui Democrática, que aún resiste en la región argelina de Tindouf.
Argelia representa la visión responsable y no intervencionista en línea con las acciones del FLN contra Francia para lograr su independencia pero, también, contra Marruecos cuando invadieron el territorio argelino en la Guerra de las Arenas, una guerra que el lobby marroquí ha logrado silenciar en España y donde el agresor era el Reino de Marruecos.
Por otra parte, la reciente retirada de los embajadores de Mali, Burkina Faso y Níger de Argelia, así como la respuesta recíproca con la salida de los embajadores argelinos en esos países, reflejan una postura clara y coherente ante las acciones que intentan fragmentar la unidad regional. Sin embargo, estas acciones no deben interpretarse como signos de debilidad, sino como una demostración de que Argelia mantiene una estrategia firme basada en la defensa de sus intereses, en la protección de su soberanía y en la búsqueda de un diálogo que permita superar las diferencias mediante la vía diplomática y la cooperación.
En realidad, estas retiradas temporales constituyen una postura de presión diplomática que busca consolidar un mensaje de firmeza ante intentos externos de dividir a los países del Magreb y del Sahel. La visión de Argelia siempre ha sido la de promover una integración regional sólida, basada en el respeto mutuo, en la cooperación económica y en la lucha conjunta contra amenazas comunes, como el terrorismo, el crimen organizado y la migración irregular.
Sobre el terrorismo, recordar que sufrió una brutal guerra civil contra los yihadistas, algunos de ellos retornados de Afganistán, en los años 90. En el que Argelia se enfrentó al FIS (Frente Islámico de Salvación) y lo derrotó, pero también contra Al Qaeda del Magreb Islámico o la MUYAO.
Pero relativo a España, cuando los terroristas de ETA fueron detectados en Argelia, rápidamente y de forma muy valiente el gobierno argelino propició las Conversaciones de Argel para que España lograra poner fin al terrorismo mientras otros países como Francia colaboraban activamente con ETA. El lobbismo francés y marroquí en España ha hecho que se tenga recelo hacia Argelia sobre esto, pero ¿Qué responsabilidad va a tener?, detectó terroristas, los entregó y propuso conversaciones de paz, lo que demuestra un compromiso con la soberanía y la paz mientras que los grandes pilares de ETA, Francia, han salido bien parados cuando tienen mucho que ocultar.
En contraste con estas alianzas que Argelia impulsa, la creciente unión de Burkina Faso, Mali y Níger con Marruecos ha suscitado preocupación en las filas de Argelia, dado que algunos actores internacionales intentan fortalecer bloques que puedan desalentar los procesos de integración en la antigua África francesa. Sin embargo la salida de Francia (en sentido militar y cuasi político) tiene dos grandes frentes aún: la triangulación francesa a través de Marruecos como proxi, aunque cierto es que Marruecos cada vez más domina en Francia, y la segunda la dictadura económica de París a través del Franco CFA.
Frente a esto la posición de Argelia es clara: rechaza categóricamente cualquier estrategia que busque dividir o fragmentar la estabilidad regional, ya sea Francia (de capa caída) o Marruecos , envalentonado por su posición actual, y promueve en cambio una visión de cooperación entre países que respeten sus identidades y sus procesos políticos internos.
El liderazgo de Argelia en temas de seguridad y cooperación en la región se refleja también en su vínculo estratégico con países vecinos, con los que ha fortalecido alianzas militares y diplomáticas. La participación activa en ejercicios militares conjuntos con Túnez, Libia, Egipto y la República Árabe Saharaui Democrática demuestra la voluntad de Argelia de crear un bloque regional que actúe en defensa de la paz y la estabilidad comunes. Estas alianzas, fortalecidas mediante ejercicios conjuntos, intercambio de inteligencia y propuestas de cooperación en materia de seguridad, constituyen un pilar fundamental en la estrategia del país para mantener la paz en una región tan volátil.
Las maniobras militares y diplomáticas conjuntas de Argelia con sus socios fortalecen la capacidad de respuesta frente a amenazas transnacionales, en particular el terrorismo, que tiene una presencia cada vez más activa en el Sahel. La región enfrenta desafíos complejos derivados de la expansión de grupos extremistas, la proliferación de armas y la inseguridad alimentaria y económica, que solo pueden abordarse mediante una colaboración efectiva y sostenida entre los países de la región. En este contexto, Argelia ha asumido un papel de liderazgo, promoviendo soluciones soberanas y promoviendo un diálogo que respete las particularidades de cada nación.
El compromiso de Argelia con la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado se sustenta también en iniciativas regionales de gran alcance, como las reuniones del Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana, donde Argelia siempre ha buscado promover una agenda de cooperación efectiva. La revisión constitucional de 2020, que habilita al país para desplegar unidades militares en operaciones internacionales, refleja la determinación de la nación de actuar con soberanía para garantizar la seguridad y la estabilidad en sus fronteras y más allá. Este hecho es un claro ejemplo de cómo Argelia combina su fuerza militar con un liderazgo diplomático para crear un entorno más seguro en toda la región.
Asimismo, Argelia ha mostrado un compromiso activo con la búsqueda de soluciones políticas y diplomáticas en los conflictos del Sahara Occidental y Libia, promoviendo el diálogo y promoviendo la resolución pacífica de las tensiones. La posición del país es clara: defender su soberanía y contribuir a una paz duradera basada en el respeto mutuo y la negociación, sin intromisiones externas que busquen imponer soluciones unilaterales o fragmentar aún más la región.
La visión de Argelia también se refleja en su apertura a nuevas alianzas y en su papel de mediador en diversas crisis regionales. La capacidad del país para mantener un equilibrio estratégico entre la firmeza y la diplomacia, entre la defensa de sus intereses y la colaboración con otros países, lo convierten en una referencia indiscutible en la región.
Esto evidencia una política de soberanía activa que busca no solo defender sus fronteras, sino también contribuir a la estabilidad internacional mediante acciones propias y responsables.
A nivel económico, Argelia ha diversificado su mercado y ha impulsado proyectos de cooperación con países vecinos y socios internacionales, promoviendo una visión de liderazgo regional en desarrollo sostenido y cooperación económica. Esto, unido a su potencial energético, especialmente en recursos de petróleo y gas, convierte a Argelia en un pilar sobre el cual los países del Magreb y del Sahel pueden construir una plataforma sólida para el crecimiento y la estabilidad.
En conclusión, Argelia se posiciona como la fuerza protectora, soberana y respetada en el corazón del Magreb y el Sahel. Su liderazgo, capacidad de resistencia, al tanto de los desafíos y con una visión a largo plazo de integración y paz, hacen de este país un ejemplo de firmeza y compromiso con la estabilidad regional. El futuro de la región depende en gran medida de la continuidad de esa visión soberana y de la voluntad de Argelia de mantener el equilibrio, promoviendo un entorno de cooperación, respeto mutuo y seguridad compartida. La región se encuentra en una encrucijada, y Argelia, con su ejemplo de liderazgo firme y responsable, continúa siendo la opción más confiable para construir un futuro de paz, estabilidad y prosperidad en el Magreb y el Sahel.