Rusia y el Ártico, la gran ruta marítima estratégica

La Ruta Marítima del Ártico (RMA), también conocida como la Ruta del Mar del Norte, se ha convertido en un componente clave en la estrategia marítima y económica de Rusia. Esta vía naveable, que se extiende a lo largo de la costa ártica rusa, ofrece un acceso más corto a los mercados europeos y asiáticos, especialmente en un contexto de mayor facilidad en la navegación de este mar tras la disminución del hielo en las temporadas de verano.

En un mundo cada vez más globalizado y con unas fuerzas navales cada vez más dispersas entre diferentes países que dinamizan rutas propias que geopolíticamente les compensa (ruta del mar meridional de China y el Océano Índico para China o las rutas Atlánticas y Pacíficas para Estados Unidos), Rusia quiere dinamizar, con su limitada salida al mar, por las condiciones climatológicas, muy duras, de su costa norte, una ruta propia que sea beneficiosa para los planes económicos y políticos de Rusia y esa ruta es la del Mar del Norte.

Con el deshielo, se abren unas nuevas rutas de navegación que acortan los tiempos de tránsito y reducen costos de transporte. Rusia ha estado promoviendo la RMA como una alternativa viable a las rutas tradicionales, como el Canal de Suez. Este interés se enmarca dentro de un enfoque más amplio que incluye el desarrollo de infraestructura portuaria, mejora de capacidades de rescate y salvaguarda ambiental así como la consabida proyección geopolítica.

Esto se traduce de forma muy clara en una amenaza para la geopolítica de los accesos y a las tesis angloestadounidenses, que tienen en los canales de Suez y Panamá sus grandes «perlas». Una valorización positiva de la Ruta Marítima del Ártico (RMA) frente al Canal de Suez tiene importantes implicaciones geopolíticas. En primer lugar, reconoce la RMA como una alternativa viable para diversificar rutas comerciales disminuye la dependencia de trayectos específicos y mejora la gestión ante crisis o bloqueos, debilitando la capacidad sancionadora de Estados Unidos cuando monopolizaba rutas y controlaba de forma tiránica la geopolítica y las capacidades de bloquear estados.

Además, esta valorización refuerza la influencia de Rusia en la economía global, posicionándola como el principal controlador de la ruta, lo que le permite ejercer un papel crucial en la política internacional. A su vez, el creciente interés por la RMA intensifica la competencia geoestratégica entre potencias como Estados Unidos y China, generando tensiones por los recursos del Ártico y el acceso a nuevas rutas.

Asimismo, la RMA ofrece ventajas logísticas significativas al acortar los tiempos de transporte entre Europa y Asia, lo que podría transformar las dinámicas comerciales globales y beneficiar a los exportadores rusos. De hecho esta ruta marítima seria una forma de reforzar aún más la red de corredores norte -sur (Rusia – Irán hacia el Océano Índico y desde el Océano hasta Rusia) así como los corredores centroasiáticos con Rusia y China como ejes telúricos reforzando la teoría de Mackinder del control del Heartland (la franja entre la península de Kola y los Urales hasta las costas iraníes del golfo pérsico con el refuerzo de las relaciones en el Centro de Asia y la colaboración China. Esa triangulación Rusia -Irán – China y la RMA significaría un duro golpe al monopolio angloestadounidense.

De hecho recomiendo este artículo sobre las rutas terrestres citadas en este párrafo: El corredor norte – sur: la dinamización económica y proyección geopolítica para Eurasia

Este desarrollo plantea, además, cuestiones de gobernanza internacional que requieren un marco regulatorio para su uso, lo que podría atraer debates sobre soberanía y protección ambiental. Las inversiones en infraestructura en la región pueden estimular el crecimiento económico, aunque también traen consigo desafíos como los derechos de los pueblos indígenas y el impacto en el ecosistema ártico, una zona crítica en el contexto del cambio climático. La valoración positiva de la RMA configura un nuevo panorama en las relaciones internacionales y en la economía global.

Hay que tener en cuenta que esta ruta que rodea las costas rusas está sometida a las regulaciones de navegación y a la división de aguas territoriales, no nos olvidemos que Groenlandia (la isla ártica) es territorio de Dinamarca, que sería otro gran beneficiado de esta ruta en detrimento de las rutas establecidas y bajo control geopolítico de Estados Unidos, que ve con temor el actual desarrollo de los acontecimientos.

A medida que aumenta el interés por la RMA, y las tensiones, también surgen problemas, ya arriba esbozadas, sobre las regulaciones de navegación y los derechos territoriales. La comunidad internacional está atenta al papel de Rusia en la gobernanza de estas aguas.

Costa norte de Rusia desde donde se proyectaría la ruta marítima del ártico. Más rápido, barato y menos contaminante.

Oportunidades Económicas

  1. Exportaciones de Recursos Naturales: El Ártico alberga vastos recursos naturales, incluidos petróleo, gas y minerales. La RMA facilitaría el transporte de estos recursos hacia mercados clave en Europa y Asia, impulsando la economía rusa y sus exportaciones.
  2. Menor Tiempo de Transporte: La ruta marítima reduce significativamente el tiempo de envío entre Europa y Asia, lo que brinda a Rusia una ventaja competitiva en el comercio global.
  3. Desarrollo de Infraestructura: La inversión en puertos y centros logísticos a lo largo de la RMA podría estimular el desarrollo económico en regiones remotas de Rusia.

La Ruta Marítima del Ártico representa una valiosa oportunidad para Rusia en términos de desarrollo económico y acceso a nuevos mercados. Sin embargo, la cooperación internacional serán cruciales para maximizar los beneficios y mitigar los riesgos asociados a tensiones derivadas de la creciente pérdida de poder de Estados Unidos si esta ruta se dinamizara y realmente comenzara a ser objeto de uso generalizado.

De hecho siempre se ha temido el papel de Rusia en estas latitudes y como pivote de esta ruta de navegación pero es Estados Unidos la que ha hecho saltar todas las alarmas con su deseo de comprar la isla (y sus habitantes, como si fueran esclavos) por cuestión de estrategia nacional escondiendo dos grandes deseos: dominar los recursos naturales de Groenlandia, territorio nacional danés, y situarse lo más cerca posible de las costas rusas y la ruta del Ártico para tensar y poder disputar la ruta.

Fuentes:

  1. «The Arctic: An Overview of the Geopolitical Landscape» – Este informe de la Brookings Institution analiza las dinámicas geopolíticas en el Ártico, destacando la creciente importancia de la Ruta Marítima del Ártico para el comercio global y el papel de Rusia en su desarrollo. Link a Brookings
  2. «Navigating the Northern Sea Route: Economic and Environmental Considerations» – Publicado por la International Maritime Organization (IMO), este documento aborda las oportunidades económicas, los desafíos logísticos y las implicaciones ambientales que conlleva el uso de la Ruta Marítima del Ártico, respaldando la conexión entre el deshielo y el acceso a nuevas rutas. Link a IMO
  3. «The Geopolitics of the Arctic: A New Cold War?» – Este artículo de The Atlantic explora cómo el deshielo en el Ártico está provocando un resurgimiento de la competitividad geopolítica, especialmente entre Rusia, Estados Unidos y otros actores globales, enfatizando la influencia de la RMA en las relaciones internacionales. Link a The Atlantic

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