Gaza, la guerra cotidiana

Hemos arrancado el mes de octubre con otro conflicto en Oriente Próximo, en realidad siempre el mismo desde 1948 o, quizás, antes, cuando ya os judíos y los musulmanes de la palestina británica se batían el cobre antes de la descolonización y posterior guerra de 1948…y del 56…y del 67….y del 73…y del 82…, un pueblo masacrado, confinado en Gaza, un campo mezcla de zoológico y gigantesca prisión, sin contar con los que viven en Cisjordania, en ese queso de gruyere carreteras de segunda, muros de contención, lúgubres torres de color gris y alambres de espinos.

El palestino no vive, sobrevive; su  miseria es el pago que hace por su mera existencia ya que nadie les permitió siquiera rendirse y negociar un acuerdo para salvar algo, un pueblo que se ha dedicado a ceder y ceder para que otros no cedan y así los Anwar el Sadat o los reyes Hussein de turno, sobre los cadáveres de los palestinos, firmen sus acuerdos con Israel.

Su pobreza, su falta de energía, electricidad, comida, la escasez de agua y medicinas o los controles constantes, las prisiones repletas y la vida turbia que llevan no es producto de la corrupción o de un gobierno tiránico, como en otras partes del mundo, sino de una invasión y una colonización que les quiere desaparecidos ni siquiera muertos. El palestino, en la mente sionista, no debe morir sino evaporarse como si nunca hubiera existido.

Que se haga invisible como lo son en los campos de refugiados, por ejemplo; porque en los países de “sus hermanos árabes” también se les ha pasado a cuchillo: las masacres de septiembre negro en Jordania (1970), la masacre de Sabra y Shatila (1982). Mientras eso pasa Israel mira el reloj y ve que la hora va avanzando, ellos no tienen prisa ni ganas de aplicar nada de lo ya firmado (Acuerdos de Madrid u Oslo), textos que son un perfecto ejemplo de papel mojado.

La sociedad palestina, rota, se lanzó hace unos días a una operación que ha sido espectacular y que sólo se explica por la necesidad acuciante de un desenlace, sea el que sea, que reconduzca todo porque la cuestión palestina ya no es sólo Al Quds, Al Aqsa, tal o cual arroyo o la patria esto es el complemento directo de un verbo que es el verbo resistir. Aquí ya no caben las diferencias entre Hamas o Al Fatah, entre islamistas o socialistas, entre cristianos o musulmanes palestinos, aquí lo que se ha planteado es el todo o nada.

La planificación, táctica, secretismo, la acumulación de efectivos y tropas ha hecho que los israelíes hayan quedado fatal: su comunidad de inteligencia (Aman, Shin Bet y Mosad) han quedado a la altura del betún, tienen más de mil muertos (muchos de ellos civiles, aquí hago un inciso porque estos inocentes de Israel y extranjeros que estaban ahí son tan inocentes como los civiles palestinos). Los combatientes están para luchar o morir pero los civiles no deberían ser el objetivo de ningún ataque pero  por desgracia no hay ninguna guerra limpia.

Desde Israel están atacando Gaza mientras desde el norte Hezbollah les hostiga. Esto no es sólo Palestina sino el “eje de la resistencia” (como se nombran a sí mismos) que desde la Guerra de Siria e Irak ha ido tejiendo su red al amparo de sus aliados en Líbano, Yemen o Irán y ha logrado obtener solidaridad, capacidad y motivación.

El problema es ¿Hamás sólo ha preparado sus misiles y su estrategia para buscar el bombardeo o busca la operación terrestre?. Lo más seguro es que Hamás haya preparado el escenario de combate terrestre y esté esperando el fin de la campaña aérea. El objetivo es convertir eso no en una ratonera, que lo es, sino en un Vietnam soldados para quebrar la sociedad israelí, que se ha ido occidentalizando y debilitando desde hace una década poco a poco, y el objetivo de ese quiebre es sentar a Israel a negociar que aquella resolución de la ONU de 1947 que aún no se ha cumplido.

Israel tiene ventaja, la maquinaria de guerra y el apoyo de Estados Unidos con su flota apoyando a Tel Aviv y los palestinos no tienen nada…solo tiempo y eso, en una guerra, es todo.

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