Sepah-e Pasdaran-e Enghelab-e Islami, conocidos en Occidente como el ejército de los Guardianes de la Revolución Islámica, son la organización más grande, mejor entrenada y con más poder de Irán, para desgracia de los enemigos de Irán su influencia empieza a verse fuera del país persa.
Desde la llegada del Jomeini al poder este grupo, que posee su propio servicio de inteligencia, se dedicó a mantener la seguridad en Irán y a defenderla de sus enemigos. Se destacaron en la Guerra de Irak-Irán pero su influencia va más allá. Son un cuerpo de élite que entrenó y ayudó a Hezbollah en sus primeros años. De hecho el grupo libanés debe su estructura, entrenamiento y desarrollo en sus primeros años a los Pasdarán.
Al mismo tiempo se han especializado en penetrar en las comunidades chiítas de Oriente Medio otorgándoles apoyo en escenarios bastante duros para estos musulmanes mientras, al mismo tiempo, reforzaban y ayudaban a las milicias chiítas iraquíes, a Hezbollah en Irak y al ejercito regular iraquí, uno de sus grandes aliados en Oriente Medio. Este apoyo al gobierno chiíta de Bagdad, recordemos que en torno al 60% de los iraquíes son chiítas, ha convertido al país mesopotámico en el patio delantero de Irán y en un colchón de seguridad contra Arabia Saudí e Israel al mismo tiempo que en una pieza que une a Teherán con sus grandes aliados históricos en la región, Siria y Hezbollah en el Líbano.
La penetración de los Pasdarán en el panorama regional alertó tanto a saudíes como a israelíes, ya que la labor de este grupo iraní aseguraba militar y políticamente las posiciones de Irán. De hecho este cuerpo de élite está involucrado directamente en la guerra en Siria contra el Estado Islámico debido a la amenaza que significa para los intereses ruso-iraníes en la región y, de la misma manera que Rusia desplegó a los Spetsnaz los iraníes han enviado a los Pasdarán.
Esta situación ha significado la penetración iraní en el Líbano ya que tanto Hezbollah como los Pasdarán reconocen que han estrechado su alianza y desarrollan operaciones militares conjuntas en Siria, además de labores de inteligencia, por todo Oriente Medio. Un dato interesante es que durante muchos años Hezbollah fue un grupo paramilitar de bajo perfil, pero el desarrollo del partido-milicia les han convertido en una organización de alto valor añadido y por lo tanto la relación Pasdarán-Hezbollah es bilateral perfecta y en orden horizontal.
Al mismo tiempo que esto ocurre los Pasdarán han logrado dar una buena imagen frente a la comunidad internacional, que les acusaba de grupo terrorista, (en el año 2007 Estados Unidos les introdujo en la lista internacional de grupos terroristas globales), sobre todo después de las acusaciones de Estados Unidos a la Fuerza Quds (el grupo de élite iraní) de entregar armas y explosivos a las milicias chiitas iraquíes que atacaban a los sunitas y al ejercito estadounidense pero, es más, se les acusó de tramar el asesinato del embajador de Arabia Saudí en Estados Unidos, del atentado de la AMIA (acusación conjunta con Hezbollah) y hasta el asesinato del fiscal Nissman en Argentina (se acusa tanto a Hezbollah como a los Pasdarán).

Emblema de los Pasdarán
Su implicación en la lucha contra los terroristas del Estado Islámico en Siria e Irak les ha valido el reconocimiento internacional en ciertos foros. Al mismo tiempo las labores de inteligencia amenazan con contrarrestar las redes de espionaje del Mossad, la CIA y los servicios secretos árabes de Arabia, Qatar o Emiratos Árabes Unidos.
Todo ello dentro de un contexto de contracción económica que no afecta al plano militar iraní que, en este momento, está modernizando su ejercito y estuvo a punto de llevar a cabo su programa nuclear hasta que se cerraron los acuerdos con Estados Unidos, un acuerdo fallido que ha beneficiado solo a Washington y perjudicado totalmente a Teherán.
Los Pasdarán, también, han realizado labores de inteligencia en América Latina buscando entre los grupos de expatriados y comunidades iraníes y chiítas cobertura para poder expandir redes de inteligencia e influencia, al mismo tiempo que estrechaban lazos con países claramente antisionistas y wahabistas como Venezuela, Bolivia o Cuba, entre otros. Otra de las labores de inteligencia que realizan es la del control de los grupos disidentes iraníes y la penetración en sus organizaciones, que podían ser capitalizadas por potencias o grupos terroristas enemigos de Irán. Aunque su presencia ha sido detectada en Bahrein, Emiratos Árabes Unidos e, incluso, en Arabia Saudí.
La situación es que el contexto de la guerra en Siria e Irak y la crisis del Kurdistán están reforzando a Irán y a los Guardianes de la Revolución Islámica tanto dentro como fuera de sus fronteras, ya que en el país la popularidad de los Pasdarán (si antes era alta) ahora lo es más, sobre todo por su increíble influencia en la política, la diplomacia y la economía iraní. Su presencia en posiciones estratégicas y su vinculación jerárquica directa con el líder supremo iraní les asegura la máxima posición dentro y, ahora, fuera de Irán.
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